Mesa de cierre con la participación de Daniel Gollán y Hugo Cachorro Godoy


 

 

 Daniel Godoy

Director IDEP SALUD ATE Argentina.

“Apostamos por una nueva voluntad política que es colectiva, que es multisectorial, que es plural.”

Estamos encontrando esa amalgama que nos pone hoy, con los 15 Puntos por el Derecho a la Salud adelante, objetivando un acuerdo programático que va a exceder al tiempo político que viene.

 

“Hoy pasaron 12 oradores y oradoras, compañeros que nos transmitieron información, que nos ayudaron a pensar, a actualizarnos. Y yo les quería agradecer especialmente a Patricio Urraza y a Patricia Rivadulla, con quién ideamos esta actividad, y nos ayudamos entre todos a convocarnos. También Pato hoy trajo una anécdota que me hizo caer una ficha: fue una actividad que hicimos en ATE Provincia de Buenos Aires hace 10 años, también con Patricio y con Patricia, sobre el mismo tema. Ahí hay una lectura de un tramo histórico, diciendo las mismas cosas, generando una misma línea de razonamiento respecto a la Producción Pública de Medicamentos (PPM), que nos encuentra otra vez a las mismas personas, en idénticos ámbitos, reivindicando los mismos procesos, las mismas cuestiones, con un tramo de la historia en el que –como dice la trilogía de Mario Testa-: no supimos, no pudimos o no quisimos.

También quiero decir que esta actividad la hacemos en el marco de un proceso de esperanza: inauguramos la actividad diciendo que estamos conmovidos todos y desperdigados por días que son muy convulsivos, de mucha velocidad, de mucha vertiginosidad política, que no sabemos con qué país nos encontramos mañana, no solo el precio del dólar, con qué país, con qué institucionalidad. Y estamos apostando ya a trasladarnos al tramo post Macri pero desde una perspectiva, inspirados por la esperanza, pero también reorientados por una nueva voluntad política que es colectiva, que es multisectorial, que es plural. Ahí anida nuestra esperanza, no en un cambio de personajes al frente de la institucionalidad formal, sino en una nueva lectura y en una nueva interpretación del tramo histórico que nos toca vivir como organizaciones populares y como representaciones del campo popular. Y, en ese sentido, recrear el derecho a la salud, recrear el derecho al acceso a los medicamentos y a otra serie de cuestiones que, en diversas instancias y con distintas características, se están haciendo desde diversas representaciones. Es soñar el futuro de una manera distinta.

Nosotros hemos apostado como organización, diría yo, desde que Macri instala el decreto de la  CUS (Cobertura Universal de Salud) y viene a coronar un poco esa situación -que nosotros veíamos venir que se iba a acelerar el proceso de desmantelamiento y entrega del sistema de salud de la Argentina para pasarlo al esquema de negocios-, no solo hemos puesto todos nuestros esfuerzos intelectuales, políticos y organizacionales para denunciarlo sino también apostando a crear otra madeja de reconstrucción del movimiento sanitario argentino.

No hemos hecho otra cosa desde la instalación de la CUS a acá, que pensar en otra forma de asociatividad política que dejara atrás el tiempo pasado y construyera un movimiento sanitario para los tiempos que vienen. Y me parece que el Movimiento por el Derecho a la Salud primero, los encuentros regionales con ALAMES después, la Multisectorial, la marcha del 4 de octubre del año pasado por la degradación institucional del Ministerio de Salud a Secretaría, con los esfuerzos colectivos que venimos haciendo con los compañeros de Soberanía Sanitaria, el Instituto Patria, de otros sindicatos, estamos encontrando esa amalgama que nos pone hoy, con los 15 Puntos por el Derecho a la Salud adelante, objetivando un acuerdo programático que va a exceder al tiempo político que viene.

Estamos muy esperanzados con el recambio de gobierno, obviamente que sí, pero estamos básicamente esperanzados en poder sostener una agenda del campo popular que va necesariamente a desarrollar o a operacionalizar el tiempo político que viene.

Solo como muestra de los tiempos de Macri nosotros hoy, porque coincidió, terminamos de hacer un informe sobre el desmantelamiento del Instituto Perón de la provincia de Buenos Aires, que es “el instituto” de producción pública de medicamentos en la provincia y que la gestión de María Eugenia Vidal lo ha degradado a su mínima expresión, como también una demostración de la marginalidad y la desaprensión que este gobierno ha tenido con el acceso de los sectores populares a los servicios de salud.

Los vuelvo a saludar y los invito a que hagan el cierre de la actividad a nuestro compañero, ex Ministro de Salud de la Nación, Daniel Gollán, que viene poniendo también una máxima voluntad política para acompañar estos procesos, y nuestro Secretario General, Cachorro Godoy”.

 

 

 Daniel Gollán

ex Ministro de Salud de la Nación.

 

“Queremos que los precios de los medicamentos sean baratos y eso se puede con la producción pública”

 

No queremos la producción pública para que la gente se abarrote de medicamentos innecesariamente, queremos la producción pública que va atada a los seis mil equipos básicos para el primer nivel de atención, a cambiar el modelo del médico de cabecera del PAMI, hacer otro tipo de equipo que resuelva el 85% de las consultas todos los días sin necesidad de mandar a la gente a hacer estudios complementarios.

 

“Hola a todos, todas, gracias por la invitación. Ustedes saben que el día que se va Ramón Carrillo -que lo van a Carrillo, un 30 de julio de 1954-; al día siguiente, quien lo sucede, Conrado Bevacqua, cierra EMESTA (Empresa Medicinal del Estado), entre otras varias cosas que cierra Conrado Bevacqua, con argumentos que se han ido repitiendo en la historia muchas veces. Desde ahí empezó un proceso de degradación del estado en el cuidado de la salud de los argentinos. A todo nivel se fue produciendo este fenómeno y, en el ínterin, fueron entrando al sistema sanitario argentino un montón de actores más bien vinculados a empresas, más bien vinculado al lucro, porque en la lógica del mundo capitalista nadie pone una empresa para perder plata. Entonces, se fue produciendo esta situación que dejó este sistema de salud totalmente fragmentado, totalmente segmentado y, que, con todos esos actores que se fueron instalando con capacidad de fuego, la industria farmacéutica a escala internacional y nacional es uno de los jugadores más fuertes. No solamente por lo que pueden hacer en términos de medicamentos caros, etc., sino que ahí se construye la lógica dominante de por qué hay que usar tantos medicamentos, de esa manera, por qué hay que súper especializarse, por qué hay que destruir o degradar los sistemas de salud que se basan sobre un primer nivel de atención fuerte, ordenador del sistema, con un alto grado de resolución de lo que es la consulta cotidiana, los sistemas que sostienen una prevención proactiva, un cuidado proactivo de una población a cargo que, en paralelo además, producen indicadores de salud muy superiores a los que se rigen prioritariamente o prevalentemente por las leyes de mercado, dan mejores resultados y es más barato. Esta es una discusión que ya no se debería dar porque los ejemplos son absolutos. Siempre digo: agarremos los dos países capitalistas, imperialistas, Estados Unidos e Inglaterra, y, claramente tendríamos que decir: che, claramente tenemos que hacer todo lo que hacen los ingleses, que, bajo otra modalidad, es lo que hacen los cubanos. Con otra modalidad me refiero a que es un país con organización política, económica, social, diferente, pero es el mismo concepto.

Por eso les decía, que no es solamente el tema de esto que denominamos complejo médico-industrial-farmacéutico norteamericano, no porque sea exclusividad de ahí, sino porque tienen el 48 o 50% de la facturación de medicamentos en el mundo, pero son modelos que copian los grandes laboratorios europeos también, suizos, alemanes, franceses. Es un modelo de negocios que se desarrolla a partir de los años ochenta, fundamentalmente hay que leer un libro que se llama La verdad sobre la industria farmacéutica, que es muy interesante porque es realmente revelador de cómo se inventó toda esta cosa de la evidencia científica, que lo único –quiero aclarar antes de seguir, no es que no se han descubierto cosas que sirven y son muy buenas-, digo, que van generando un negocio fenomenal que hace que los beneficios que muchos de esos medicamentos –algunos ni los tienen-, pero los beneficios de muchos de esos medicamentos desfinancien de tal modo a los sistemas de salud, que si te ponés a hacer costo-efectividad como hacen estos que les gusta, si me das esa plata para hacer promoción y prevención, saco mejores resultados, que lo que se lleva ese drenaje absoluto que hay de los sistemas de salud mundial. Hoy, es el primer tema en la campaña presidencial de Estados Unidos. Primer tema de campaña: el robo fenomenal que este complejo médico-industrial-farmacéutico estadounidense está haciendo sobre los ciudadanos norteamericanos, con medicamentos que dan una ganancia no del 300%, trescientas veces más. En un libro que se llama Medicamento: derecho humano o negocio, de seis españoles que lo han escrito hace dos años, fue presentado en los congresos de cáncer en Europa donde van mostrando cuánto sale hacer imatinib, 124 a 226 dólares, según el lugar, a cuánto se vende en la India: entre 800 y 2.000 dólares; a cuánto se vende en Estados Unidos: 108.000 dólares. ¿Escucharon? De 126 dólares a 108.000 dólares.

“Los medicamentos desfinancian al sistema de salud porque se han transformado en un producto financiero”

Entonces, uno de los temas centrales que tenemos hoy es que los medicamentos desfinancian al sistema de salud porque se han transformado en un producto financiero: ya están en una tercera etapa de encarecimiento y hoy son productos financieros, el precio depende de una cotización de bolsa y a cada pagador, país, pagador privado, pagador público, quieren sacarle lo máximo que le pueden sacar –que tienen muy bien estudiado-. Por eso la dispersión de precios. Por eso hicimos con Samper ese estudio desde la UNASUR, un banco de precios, y pudimos ver las diferencias con el mismo remedio a escala latinoamericana: lo que en EEUU, sofosbuvir tratamiento completo, cuesta 84 mil dólares, en Argentina no lo pueden poner a ese precio entonces lo venden a 12.500 dólares el tratamiento de los tres meses. Ahora, nosotros lo hicimos hacer por 1.500 dólares al tratamiento para tres meses. En la India vale 10 dólares el comprimido, en EEUU 1.000 y en Egipto vale 3 dólares, el mismo comprimido. Entonces el tema es que te desfinancian, es un negocio financiero pero, además, te construyen la lógica de por qué hay que usarlo de esa manera. Y en esa lógica entramos todos los que cerramos el círculo, que es el que tiene la lapicera para recetar. El famoso caso del médico que te dice: le voy a dar lo mejor que hay, tenemos una oportunidad ante esta enfermedad… ¿Y cuánto vale? Cien mil dólares el tratamiento. Y el tipo dice: si lo pago por ahí me curo, pero mi familia se muere de hambre, mañana soy pobre de toda pobreza. Desde el punto de vista amplio de la salud, ¿vos le estás haciendo un favor? Le estás quitando más salud al conjunto familiar que lo que le estás dando un tipo que quizás logre vivir tres meses más y de una vida de mierda.

Por eso hace falta como una cuestión soberana atacar uno de los factores, de los muchos que hay, que desfinancian los sistemas de salud. Y que después, cuando vamos a todos los encuentros con los tecno-burócratas, toman esa lógica como una lógica dada y dicen: no, lo que pasa es que la sábana es corta. Me tienen las bolas llenas con la sábana corta y con las necesidades infinitas y los recursos finitos. No vamos a descubrir América sabiendo que los recursos tienden a ser finitos y las necesidades infinitas. Ahora, si yo pago 30 mil por ciento de rentabilidad de un producto que después se va todo a la especulación financiera mundial, no es que las cosas son tan caras en medicina, es que lo hacen caro y hay que actuar políticamente sobre esto, buscando todas las herramientas de coyuntura y las herramientas estratégicas, que es poder hacerlo en el país y más barato. Sabemos que demora tiempo para hacerlo, pero hay que empezar alguna vez porque si no siempre vamos a estar en esta disyuntiva: no, no hagamos más remedios, se los compramos a aquellos, bueno, muchachos, ¿somos un mercado chico? Con la UNASUR establecimos un mercado de 400 millones de personas. Entonces cambiaba el eje, no íbamos a producir para 40 millones de personas, vamos a producir para 400 millones. Un lindo mercado donde sí rinde la investigación, pero mientras tanto hay que meter plata. Todos los países meten plata en investigación a pérdida hasta que después empiezan a compensar con los nuevos desarrollos. Esto funcionó así en todos lados, Corea hace treinta años era un país semi pastoril, vino un presidente de la posguerra que juntó a todos los empresarios y les dijo: Bueno, a ustedes mañana los fusilamos a todos… el demócrata comenzó así. ¿Y por qué nos van a matar? Porque ustedes se llevaron toda la guita afuera de Corea aprovechándose de la guerra, esto y aquello… Entonces, o la traen toda o están todos fusilados. Bueno, parece que se la creyeron porque llevaron la guita. Después los juntó y les dijo: bueno, ahora no los voy a matar, pero van a ir todos presos, salvo que hagan este desarrollo en los cinco, seis, diez ítems, que les va a establecer el gobierno donde tenemos distintas ventajas comparativas, capacidades, lo que sea, ahí. En veinte años se transformaron en una potencia tecnológica, en una potencia a nivel de aparatología de todo tipo, a nivel tecnológico, insumos, bueno, de todo, autos, que al principio eran malos y ahora son buenísimos. Porque esto es así.

Ahora, nosotros en el 2015 habíamos empezado a discutir qué había que hacer con el sistema sanitario en Argentina porque ya no se trataba de seguir poniendo plata en un sistema que es absolutamente ineficiente en términos de costo-efectividad porque, desde el vamos, si yo tengo un gasto en salud de medicamentos del 30%, cuando tendría que ser con toda la furia del 14%, ahí ya tengo 3.000 millones de dólares que se me están yendo en forma inadecuada a un lugar, pero si empiezan con que la sábana es corta, tenemos que disputar, no paguemos eso, no puedo tomar eso como una cuestión inamovible.

“La desorganización del sistema de salud está muy bien organizada porque hay un montón de gente que gana plata”

Después tenemos un tremendo problema con la desorganización del sistema, que adrede –el otro día estaba en Córdoba, hablando de la desorganización del sistema y uno me dice: Mire, la verdad es que parece muy organizada esta desorganización-.  Y es así, esta desorganización está organizada porque hay un montón de gente que gana plata, el sistema de consulta a especialistas según el síntoma que tengo, es un sistema caro. Vos tenés que tener un equipo de cabecera que te cuide la salud todos los días y te resuelve el 85% de los problemas de salud. No el médico de PAMI precisamente, el médico de PAMI es la antítesis del médico de cabecera: es un médico derivólogo y recetólogo. Y encima le agregamos a toda esa enorme desorganización, medicamentos caros, un sistema que colapsa porque no hay un estado de prevención, de cuidado y de hacer que las personas circulen por el sistema de salud con una cuota de racionalidad, haciendo un uso racional de la mejor tecnología y los mejores especialistas, pero no cuando vos elegís porque me duele la cabeza, me pido un turno en el neurólogo. No puede funcionar.

Hace unos meses me llama el historiador Norberto Galasso y me dice: che, necesito un nefrólogo. Le preguntó por qué ¿qué te pasa? El problema es que un médico amigo, jubilado, me vio unos análisis y tengo la creatinina y la urea altas… Ajá, le digo, yo pensando: ¿Norberto no tendrá obra social? Me pareció extraño pero podía ser y le digo, bueno, mirá, te voy a conseguir un buen tipo en el Hospital de Clínicas, no te va a cobrar… Y me dice, pero no es un tema de cobrar, yo tengo OSDE 410. ¿Pero, tenés OSDE 410 y no te dieron un turno en un nefrólogo? Sí, pero me lo dan para dentro de dos meses… Yo te lo voy a conseguir, ahora, te una pregunta: ¿vos tomás líquidos? -Y, un poco… Tomaba tres mates nomás, como hacemos todos los viejos, que no tomamos agua. Y le dije: yo te consigo el turno pero tenés que tomar dos litros de agua por día. Y entonces, a los siete días que le conseguí el turno, Galasso fue, se hizo los análisis y estaba todo bien.

No hacía falta ir a gastar en un nefrólogo que, por supuesto, cuando entrás a cualquier centro especializado o de especialistas, es más fácil ganarse el PRODE que vos te vayas de ahí sin una chorrera de estudios. Y no es porque ese médico, ese especialista sea un hdp, no estoy hablando de eso, estoy hablando de que nos movemos con una lógica en la que no se puede esperar otra cosa, porque te enseñan así en la facultad, en los posgrados, en los grados, todo vinculado a lo que el complejo médico industrial manda a través de las revistas de referato, a través de las revistas de divulgación científica, a través de los congresos de las asociaciones científicas que te los pagan. No hay manera de ver la vida desde otro lado aunque quisieras,  porque además ni siquiera nos enseñan a sospechar, a dudar, a ser críticos, autocríticos. Che, lo que me dice el dossier, ¿será así? ¿Será tan tan bueno este medicamento que vale diez veces más sobre el otro? No. Hace un tiempo estaba dando una charla donde había varios visitadores médicos que se reían y salta uno y les pregunta: ¿de qué se ríen? Y dijo que se reían porque, en realidad, a nosotros el gerente nos llama y nos dice: a los médicos díganles cualquier cosa, total no entienden un carajo, muéstrenles ese dossier que es espectacular, está avalado… El 82% de los artículos de las revistas científicas de los Estados Unidos está pagado por la industria, solo un 18% no. A escala mundial es del 52 al 54% de los artículos… Por eso ustedes vieron que un día una cosa es buena, después es mala, aparecen otros… El otro día, un estudio de los ingleses: las mujeres que toman cerveza tienen menos problemas de osteoporosis. Claro, después tienen cirrosis, porque tenés que tomar una cantidad tremenda de cerveza para tener menos osteoporosis… O la propaganda que te dice: si sube una escalera y siente que le falta el aire vaya a un neumonólogo… Tenemos que ir todos al neumonólogo, salvo algún atleta que corra 42 k y no se inmute; si subís una escalera a vos te cambia la respiración, es una respuesta fisiológica de los que no estamos entrenados… Vaya al especialista… Así no puede funcionar este sistema porque vos vas al especialista y encima, además, ahora te van exigiendo que atiendas más pacientes por hora. Clínica médica en muchos países del mundo, cuatro minutos por paciente.

“Hoy la tercera causa de muerte, detrás de cerebro-vascular y cáncer, es la mala medicación”

Ahora, fíjense que cosa extraña, si lo tomamos como actividad económica, la salud es el único actor económico donde vos metés tecnología, aumentás la productividad y es cada vez más caro. Es una locura, ¿para qué queremos? Porque en realidad no es así, partimos de una lógica errada, estamos gastando un montón de guita que se va afuera del sistema y, entre ellos, uno de los temas principales son los medicamentos, sin lugar a duda. Entonces uno dice: vamos a ver qué herramientas tenemos para ponerle coto a esto y son muchas herramientas, no puede ser una sola, la producción pública de medicamentos es la más estratégica, pero solamente la producción pública no va a resolver el problema, entonces hay un paquete de diez medidas que tiene que ser un gobierno fuerte que las ponga en marcha, porque imaginen que si les vamos a sacar 3.000 mil millones de dólares que están ganando, algún ruido le va a hacer a alguno. Y esos algunos tienen un fortísimo poder de lobby, porque además son el 30% de la publicidad televisiva y de los grandes medios en el mundo.

Cuando nosotros mandamos del Ministerio la ley de prohibición de la propaganda de medicamentos por televisión, a los diputados les pareció fabuloso cuando les explicamos que hoy la tercera causa de muerte, detrás de cerebro-vascular y cáncer, es la mala medicación. Pero después empezaron a caer los lobistas sobre los diputados y quiénes iban a ver a los diputados, ni siquiera eran los laboratorios, iban los de los medios de prensa y les decían: muchachos, nos sacan el 30% de la publicidad. Esto es complejo porque al retirarse el Estado –en Inglaterra gastan un 8% en medicamentos, el 80% son genéricos producidos por el estado o por compañías a las que le compra el estado, pero te lo dan en un frasquito todas las pastillitas para el tratamiento y punto, ni cajitas de 8, ni de 16, que siempre te faltan tres, para que compres otro y después se lo andás repartiendo a la familia cuando tiene dolor de garganta, amoxidal para todo el mundo. Entonces, eso está armado de una manera que es para el lucro.

La producción pública es una de las herramientas y es la más estratégica porque hay un principio básico que nosotros, los que somos peronistas, lo aprendimos del peronismo, y es que entre el capital y el conjunto de la sociedad tiene que haber algo que se llama estado, que le ponga límite a la voracidad del capital, porque el capital si puede ganar cien, no va a ganar ochenta, ¿vos conocés a algún empresario que diga: mirá, puedo ganar 100 pesos con esto, pero voy a ganar 80 porque soy bueno?… No existe, no sería esperable, no forma parte de la lógica. Entonces tiene que estar el estado poniéndole límite a esas cosas.

Nosotros primero peleamos la ley, peleamos mucho, con los propios nuestros que estaban en el Ministerio; paradójicamente, con quien logramos meter este tema con una resolución fue con Graciela Ocaña, logramos meter el tema de la producción pública mediante una resolución en el Ministerio. Y digo paradójicamente porque vemos lo que es esta mujer ahora. Pero después dijimos vamos por una ley, porque una resolución de un ministerio no da cobertura legal. Fuimos por la ley, estaba la ley muy buena y cuando la leemos, le habían sacado el capítulo del financiamiento. Bueno, cuando llegamos, largamos rápidamente la ANLAP (Agencia Nacional de Laboratorios Públicos) con un presupuesto inicial de 150 millones de pesos, pero además, con dos créditos aprobados del Bicentenario para la ampliación del laboratorio LEM (Laboratorio de Especialidades Medicinales) de Rosario, que hace sueros de gran volumen, para llevar la producción de 300.000 a 1.250.000. Y una planta gemela en La Rioja, aprovechando que Beta, el laboratorio se había ido y tenían el know how, es decir, la cabeza de los tipos, las instalaciones y el crédito. Hoy, ya tendríamos que tener una oferta pública de 2.500.000 de suero de gran volumen para todos los hospitales públicos, que es la mitad de la demanda nacional pública y un 20% de la demanda total de suero de gran volumen. Con eso fijas precio porque cuando vos te sentás a negociar -porque nosotros no queremos expulsar al sector industrial privado, son 105 mil puestos de trabajo y si alguien hace pelota eso, seguramente no va a poder reabsorber-, lo que queremos es que los precios de los medicamentos sean baratos y eso se puede con la producción pública, en todo lo que son los medicamentos más antiguos, que se pueden hacer perfectamente en la Argentina.

“Medicamentos de alto precio, mal llamados de alto costo”

Y esta etapa de los medicamentos de alto precio, mal llamados de alto costo, con esta financierización del precio, hace que uno tenga que apostar a hacerlo en el país sabiendo que hay que invertir para su desarrollo, porque es así. Ahora, qué es lo distintivo que tiene la Argentina respecto a los países latinoamericanos e incluso respecto a muchos países del mundo, es que generamos materia gris. Y a nosotros, lo que no sobra en la Argentina, es que nuestras universidades siguen dando gente que si vos les das oportunidades de hacer estas cosas, las hace y las hace bien, ejemplos tenemos a roletes. Y te digo: les dábamos crédito, porque no es que te piden subsidio, al Laboratorio de Hemoderivados de la Universidad Nacional de Córdoba, cuando yo estaba en Ciencia y Técnica, necesitaba un millón de dólares para hacer la ampliación. Le dimos un crédito, era un millón de dólares con un año de gracia y seis para pagarlo. En el año de gracia hicieron la planta nueva y en el primer año nos devolvieron toda la plata del crédito, en un año. Vos vas ahora y tienen 250 millones siempre encanutados en la cuenta del laboratorio que depende de la Universidad de Córdoba. Da mucha ganancia y aún cobrando esto al 50 o al 40% del mejor oferente privado. El laboratorio LIF (Laboratorio Industrial Farmacéutico) de Santa Fe hizo un estudio a gran escala, sostenida en el tiempo, y de promedio, comparó la canasta de productos de ellos contra la canasta del mejor oferente privado, y es el 22,7%. Entonces la producción pública tiene que continuar adelante.

Estos cuatro años, obviamente, se hizo la plancha, se financió solamente algo que habíamos dejado en marcha nosotros, que fueron los tuberculostáticos, junto con la UPM (Unidad Productora de Medicamentos) de La Plata, que hizo el desarrollo ahí en el laboratorio y el laboratorio PROZOME los produce. ¿Por qué? Porque había una vacancia gigante y no había entrega. Nosotros en la gestión le aplicamos la Ley de Abastecimiento, había tres laboratorios que tenían el registro, los llamamos y les dijimos muchachos, tienen que hacerlo. Y nos decían: no, nos da pérdida, no nos sirve, un mercado chico. Ah, ¿te da pérdida? Entonces te voy a dar de baja el registro –porque el registro es un capital que se guardan a ver si en algún momento se lo pueden vender a alguien-… Nos dijeron que no y al otro día les mandamos la gendarmería, le aplicamos la Ley de Abastecimiento y aparecieron los remedios. Pero no se puede vivir así, no podemos vivir en un país donde les tenés que mandar la gendarmería para sacarles los remedios a los tipos. Encima nos había subido un 600% promedio de una licitación a otra porque venía un año inestable. Le aplicamos la Ley de Abastecimiento a dos y aparecieron todos a ver qué tenían que aumentar. No se puede vivir en un país así, hay que generar un cambio estructural que te permita dar respuesta a estas cosas y la producción pública de medicamentos es una que sirve.

En lo inmediato, para abastecer a gran escala a los programas nacionales de medicamentos, el REMEDIAR, los que aparezcan. De hecho, en la provincia de Santa Fe, el LIF a todos sus centros de atención primaria los nutre con los medicamentos que produce. Y también teníamos un crédito del Bicentenario para ampliar el LIF, una planta nueva en el terreno sobre la autopista. Es decir, acá de lo que se trata es que para este periodo que viene tenemos algunas cosas en contra, pero también tenemos otras a favor. En contra tenemos que no va a haber un mango de inicio, va a haber tantas prioridades: que los pibes coman… No estamos como en el 2015 que teníamos los créditos aprobados porque había guita para hacer estas cosas, vamos a tener que ir recomponiendo eso pero tenemos a favor que hay un montón de gente que sabe qué hacer, que logramos poner la ley, que logramos tener la ANLAP, que logramos tener el conocimiento de cómo hacerlo y, entonces, ese es un conocimiento aplicado grande. Sumado a que vamos a tener dos provincias más con una política muy fuertemente centrada en levantar los laboratorios. Recién se hablaba del Laboratorio Central de la Provincia de Buenos Aires, lo han diezmado y el sector de biológicos está cerrado. Se murieron todos los bichos del bioterio por falta de mantenimiento. Así que imaginate que hay que entrar, volver a rescatar a los que renunciaron y se fueron, o a los que se jubilaron, volver a montar el equipo, volver a armar el bioterio –dejaron morir todas las ratas-. No había ni para comida de las ratas, esa es María Eugenia Vidal. Ahora, sabemos que vino a hacer esto, no es que se equivocó.

“Hoy estamos realmente en una situación crítica, caótica, está cortada la cadena de pagos, está cortada la entrega de insumos básicos para los hospitales”

Pero bueno, tenemos esa ventaja de saber qué hay que hacer, cómo hacerlo, con qué instrumentos. Vamos a tener dos laboratorios -de los cinco o seis laboratorios de producción pública más importantes del país-, los dos más importantes, que es Santa Fe y es Buenos Aires, con la posibilidad de en poco tiempo ir ampliando su producción. Y todo esto en el proyecto, articulaba con el sector científico-tecnológico, de hecho se armaron las articulaciones, en Rosario, en Santa Fe, con el sector científico-tecnológico, en Córdoba con el CEPROCOR (Centro de Excelencia en Productos y Procesos), en Santa Fe con la Universidad de Farmacia y Bioquímica de la ciudad de Rosario; en la UPM de La Plata apoyando a PROZOME, pero con la posibilidad fuerte de hacer los desarrollos en conjunto con el Instituto Tomás Perón. Es decir, podemos empezar a hacer un montón de cosas rápidas, ir instalando y dando una respuesta como se dio en 2001 donde no había medicamentos porque nadie te entregaba. Hoy estamos en una situación parecida, hoy está cortada la cadena de pagos, nadie entrega nada. No hay precios y los privados entregan de a puchitos con un remito abierto, le van a poner el precio dentro de no sé cuanto… Hoy estamos realmente en una situación crítica, caótica, está cortada la cadena de pagos, está cortada la entrega de insumos básicos para los hospitales. Me vienen a ver algunos ministros de salud de distintas provincias a ver si les puedo dar alguna mano porque no tienen elementos en los hospitales para trabajar, tienen que suspender cirugías programadas, es realmente un estado calamitoso. Un estado calamitoso que por otro lado le ha pegado a todo el mundo en esta última etapa. Cuando Belocopitt de Swiss Medical dice lo que dice… Hasta hace seis meses Belocopitt era socio de este gobierno, socio en un montón de cosas. Bueno, ¿qué pasó? En los últimos cuatro meses se le caen 10.000 afiliados y asociados por día a las prepagas, por un lado, y por otro lado le encanutaron la guita que tenía timbeando en las LETES. Que además, hay que decirlo, la que tenían timbeando en las LETES no era de ellos, porque fueron posdatando los pagos a los prestadores de un mes hasta llegar a dos meses, ahora. Y el mes ese completo se lo timbeaban en las LETES, les pagaban a los proveedores a fin de mes y el 7% lo volvían a dólar y se quedaban con la diferencia. Estoy hablando de 7% mensual que lo dolarizás. Piensen ustedes que solamente los cuatro millones de asociados que tienen prepago, que vienen de una obra social, son 400 millones de dólares por mes. Son casi 5.000 millones de dólares al año que van de los laburantes a las prepagas. ¿Cuánto es el 7% de eso? Bueno, Belocopitt se enojó por las dos cosas: primero porque no tiene para pagarle a los prestadores y le encanutaron la guita en el corralito. Estamos hablando de corralito, default tenemos, corralito tenemos, cepo tenemos, pero bueno, le sacaron además el negocio jugoso que hacía, que le permitió entre otras cosas, oblar 41 millones de dólares para quedarse con un 30 o 35% de las acciones del Grupo América.

Pero esto es así, como decíamos recién, ahora vamos a ver qué limitaciones hay para profundizar esta política pública de la producción de medicamentos desde el primer día, por restricción de guita, el Banco Provincia y el Banco Nación están quebrados, los van a dejar quebrados. No es que van a desaparecer pero los han endeudado de una manera fenomenal. Cuando nosotros nos fuimos, poner los 2,5 millones de dólares para hacer las plantas que estamos diciendo, era totalmente factible, hoy no sabemos si el primer año van a tener esa plata para aplicar a esto. De todas maneras hay que ir pensando de donde vamos a sacar los financiamientos, pero tenemos que poner –y eso es una decisión política-, en la provincia de Buenos Aires y en la provincia de Santa Fe se van a poner en marcha fuertemente. Lo cual, también acoplado a San Luis y acoplado a Hemoderivados Córdoba y acoplado a PROZOME, hacen falta algunas inversiones allí, para mantener tránsito federal, que se aprueben buenas prácticas de manufactura, porque se están quedando atrás. Y nosotros tampoco le podemos decir a la gente te vamos a dar un medicamento que no tiene toda la calidad que tiene que tener. Porque además eso después juega en contra nuestra: tenés un episodio adverso y te sacan en todos los diarios que el estado da porquerías.

 

“Hay que actuar fuerte contra ese sentido común de que los genéricos son malos”

Además, tenemos que vencer una cosa que está en la gente que toma un Lotrial o un Glioten –que es Enalapril- o de otra marca, y te dicen: No, ese no porque es genérico. Son todos genéricos, no son ninguno un original, son marcas, pero la gente cree que esa marca es un medicamento. Cuando vas a la farmacia a comprar Lotrial, te dicen: mire no tengo Lotrial, tengo Glioten que es más barato… No, no, mi médico me dio este, porque, qué sabe el paciente que es lo mismo que la otra cosa. Entonces nosotros tenemos que decirle a la gente que si pasó todas las pruebas de la ANMAT, tiene la misma calidad, seguridad y eficacia que cualquier otro medicamento. Y si vos descubrís, porque pasa, que alguno no está haciendo el efecto que debe hacer, más, menos o algún efecto indeseable, tenés que hacer la denuncia en el Sistema Nacional de Fármaco Vigilancia. Entonces ahí se lo va a sacar de circulación directamente al medicamento. O también puede pasar que digas: mirá esta anestesia… y es cierto, hay anestesias de mercado que es supuestamente la misma cosa pero tienen menos vida media, por distintos motivos, en lugar de dormirte dos horas, te duerme una hora. El anestesista lo sabe, con lo cual, si aún así el que me duerme una hora en lugar de dos, me sale diez veces menos, me conviene usar dos ampollas e igual lo duermo dos horas. No es que te va a dormir menos ni nada, es que por ahí la vida media es más corta. Con todo esto, hay unos negocios fabulosos y hay que actuar fuerte contra ese sentido común de que los genéricos son malos. Y hay que hacerlo publicitariamente, el estado tiene que salir fuertemente a decirles a todos los usuarios todos los días: si usted quiere gaste más pero es lo mismo, es el mismo genérico que ha pasado las mismas pruebas. Las de bioequivalencia y biodisponibilidad nosotros en la Argentina no se los exigimos a todas porque aquellos que tienen ancha ventana terapéutica y tiene alta absorción y alta solubilidad, está demostrado que no hace falta hacerle pruebas en seres humanos. Sí hay otras tantas, cerca de 170 creo que son, de los cuales se han hecho ni la mitad, pruebas de bioequivalencia. A esas sí que hay que hacerles. Pero una vez hecho esto, son las mismas drogas. Tenemos que salir a defender que lo que se hace desde el estado tiene el control que se le hace a cualquier otro medicamento. En todo esto hay un gran negocio. A pacientes de ochenta años que le ponen una prótesis, qué te dicen: esta es la mejor… ¿Y la argentina? No, no es tan buena… Y cuando le preguntás por qué no es tan buena, te dicen: No, porque la argentina dura 40 años, la alemana dura 60 años… Si se la estás poniendo a un viejo de ochenta y la pagás diez veces menos, ocho veces menos. Lo digo porque a mí vieja le pasó eso: cuando se quebró la cadera, tenía 82 años, vamos y el médico dice: le vamos a poner una importada, yo se la recomiendo, es lo mejor, costaba como 25 mil dólares… Y mi vieja que era bastante pijotera le dice: Escuchame y la nacional, la argentina, ¿es mala? No, es buena, mala no es, el problema es la duración… ¿Y cuánto dura la nacional? Y, mire, más de treinta años no le va durar. Entonces mi vieja le dice: mirá nene si yo llego a los cien, te mato a vos…

 

“Es mentira que los medicamentos son caros” / “La sociedad polimedicada”

Todo esto está pasando, con los medicamentos es así. Los medicamentos oncológicos, que te recetan los oncólogos, no te dicen: mire, va a dejar la vida en esto porque va a tener que oblar un montón de guita, la obra social puede cubrírtelo o no, una parte o lo que sea, pero no te dice la otra parte, mire: con esto los estudios demuestran que usted va a vivir veinte días más, o un mes. Y vos le preguntás, che ¿cómo voy a vivir ese mes más? Contame cómo es la vida de ese mes… Y si vos le contás te va a decir, no flaco, yo no voy a arruinar a mi familia para vivir un mes vomitando como un perro, postrado, no quiero eso, ahora si me decís un año, dos años… por ahí vemos.

Vuelvo a repetir, no es solamente construir el acceso al medicamento del sector público, desarrollar la investigación, mayor conocimiento, que, insisto, en la Argentina tenemos mucha cantidad de materia gris que formamos con nuestras universidades. No es eso solo, es también tener los elementos para desmitificar, porque es mentira que los medicamentos son caros y para desenmascarar una lógica que hace que los que prescriben terminen cerrando este círculo perverso de que esto funcione así y que no alcance la plata en salud. Vuelvo a repetir que los enemigos tienen una capacidad de lobby monumental.

¿Qué nos queda ante eso? Los recursos que da el Estado, la gestión del Estado, no alcanzan, esto es con organización popular, comunidad organizada, llamale como quieras, nosotros tenemos que avanzar hacia un modelo sanitario que involucre a vastos sectores de la sociedad en la defensa de los derechos, en el cuidado y autocuidado de la salud, pero fundamentalmente, que se organicen para que al ministro que quiere empezar a cambiar un sistema de salud, como a Ferrara, no lo saquen a los cuatro meses. Ahora, si nos dejaban tres años con los consejos vecinales de salud hubiésemos ido a la plaza con 30 mil personas si lo querían sacar a Ferrara… Y Cafiero, ahí, conociéndolo, iba a decir: me aprietan de este lado, pero tengo 30 mil tipos en la plaza haciéndome quilombo. Esto se llama construir poder, si no construís poder, no podés, sencillamente. Porque del otro lado tienen la manija completa las veinticuatro horas del día, del otro lado convencen a las asociaciones científicas para que el 11% de los niños estadounidenses tomen metilfenidato, todas las familias norteamericanas, si tienen dos o tres hijos, tienen uno tomando metilfenidato. Una droga que le va a dejar secuelas, por un síndrome que lo describen de falta de atención, de niños inquietos. Ahora, el síndrome existe, pero no en el 11% de los niños, se los puedo asegurar. Entonces, o estamos haciendo una iatrogenia fenomenal para que se vendan dos mil millones de comprimidos de metilfenidato en EEUU –ojo que está en todo el mundo, eh-; o tenemos que preguntarle a la ciencia que nos diga qué estamos haciendo mal los seres humanos para que cada vez más chicos tengan que tomar una droga a partir de los cuatro años. Eso nos tiene que decir la ciencia. Claro, por ahí vamos a estar poniendo en jaque muchas de las bases filosóficas del sistema capitalista, pero no marchemos hacia una sociedad absolutamente polimedicada, la producción pública de medicamentos tiene que ser un elemento también, además de abastecer, tiene que servir para que tengamos más herramientas para dar el debate sobre la súper medicalización de las sociedades, para que no avalemos estas cosas, para que denunciemos estas cosas, no solamente desde el estado sino desde la comunidad en conjunto, organizada. Porque después lo que nos está pasando es que viene el papá o la mamá de un chico y dice: este también está haciendo mucho quilombo, por qué no le dan como al amiguito que le dan la pastillita y anda tranquilo… Así que ya no es a través del neurólogo o a través del psiquiatra. Porque ustedes saben que el diagnóstico presuntivo lo hacen las maestras: lo ven medio jodón al chico, lo mandan al neurólogo… Chau, metilfenidato…

Tenemos que contar con herramientas que nos ayuden a dar esa batalla del uso racional de medicamentos, que hoy es la tercera causa de morbi-mortalidad en el mundo, que paremos con este tremendo negocio. No queremos la producción pública para que la gente se abarrote de medicamentos innecesariamente, queremos la producción pública que va atada a los seis mil equipos básicos para el primer nivel de atención, a cambiar el modelo del médico de cabecera del PAMI, hacer otro tipo de equipo que resuelva el 85% de las consultas todos los días sin necesidad de mandar a la gente a hacer estudios complementarios, porque tienen seguimiento, porque lo revisan al paciente, porque hacen lo que hay que hacer, como en Inglaterra, no es Cuba, es Inglaterra, que gastan la tercera parte que los norteamericanos y tienen todos los indicadores, sin excepción, muy superiores, los indicadores de salud todos mejores.

La producción pública de medicamentos es estratégica y la vamos a impulsar para competir con la industria de manera que no tengan estas rentabilidades extraordinarias. Y vamos a estar junto a la industria nacional, incluso la privada, en contra de las multinacionales que avanzan sobre el tema patentario. Si se quedan estos tipos cuatro años más, vamos a tener patente hasta de la aspirina porque hay una ingeniería en este complejo médico industrial de generar modelos de protección para la comercialización exclusiva. Tienen un mecanismo preciso de ingeniería y tenemos que actuar para que se pare esta avalancha, porque hay como 2.000 drogas esperando para ser patentadas que ya tienen 40 años de uso. Y te encuentran la manera para hacerlo. Es un tema que venimos trabajando y está como agenda principal en la plataforma del Frente de Todos y tenemos las herramientas para hacerlo como política pública priorizada en la provincia de Buenos Aires, en la provincia de Santa Fe, y contando con otras herramientas, seguramente cinco o seis provincias más se van a acoplar a esto. Y después tenemos una veintena o poco más, que son una cosa intermedia entre farmacia hospitalaria, tenemos que ver qué rol tiene que cumplir cada uno de ellos. Cuando decimos farmacia hospitalaria hay que definirle el rol, que es importantísimo para que funcionen, para que la farmacia de un hospital pueda abastecer a diez o quince hospitales. Es decir, tenemos que optimizar todo lo que hay pero sabiendo que esto es farmacia hospitalaria pero no es producción industrial, hay una diferencia enorme. Muchos compañeros dicen: tenemos 32 centros… No, no hay 32 laboratorios de producción industrial de medicamentos, no hay. No generemos esa ilusión. Son otra cosa, que hay que estimularla y darle un rol específico que resuelve un montón de problemas de medicación en la vida cotidiana de los hospitales, de la demanda que tienen los hospitales. Ahora para hacer una planta industrial tenés que tener ciertos requisitos acá, en la China, en Estados Unidos, en cualquier lado. Y de esos, en un horizonte de cuatro o cinco años, quizás podemos tener diez… Si tenemos diez de esas plantas, te digo que tenemos como para hacer dulce de leche.

A partir del 10 de diciembre vamos a poder relanzar todo lo que se había podido hacer hasta el 2015 y mejor. Gracias.

 

 Hugo Cachorro Godoy

Secretario General ATE Argetina.

“Discutir la producción pública de medicamentos es discutir poder popular”

Quieren avanzar sobre la soberanía de los estados, sobre la capacidad soberana de los pueblos para definir sobre su propio futuro. Y los trabajadores y las trabajadores del Estado estamos convencidos y convencidas que tenemos mucho para aportar y hay un enorme caudal de fuerza, de conocimiento, de inteligencia, de construcción de pensamiento propio, que si lo articulamos en un mayor nivel de fortaleza y unidad del movimiento popular, podemos construir un Estado diferente.

 

“Nosotros estamos estableciendo convenios entre ATE y las Universidades, fortaleciendo esta idea de firmar convenios con universidades nacionales para formar a nuestros cuadros pero también formar a quienes estén dispuestos a pensar políticas públicas, políticas de Estado, formarse en diplomaturas y licenciaturas con las universidades, uniendo la capacidad de las universidades y el pensamiento de los trabajadores.

Les agradecemos mucho todos, las compañeras y compañeros, a los panelistas y los que participaron en esta actividad de hoy, porque esta y todas las actividades que estamos promoviendo en el debate de las políticas públicas en la conciencia de que por más que desde el poder nos digan que no se puede y nos quieran extorsionar y que hay que aceptar el estado globalizado, que Rachid describía bien: el Fondo Monetario Internacional como ministerio de economía del estado global, la OTAN como ministerio de defensa del estado global… Bueno, lo que quieren es avanzar sobre la soberanía de los estados, sobre la capacidad soberana de los pueblos para definir sobre su propio futuro. Y los trabajadores y las trabajadores del Estado estamos convencidos y convencidas que tenemos mucho para aportar y hay un enorme caudal de fuerza, de conocimiento, de inteligencia, de construcción de pensamiento propio, que si lo articulamos en un mayor nivel de fortaleza y unidad del movimiento popular, podemos construir un Estado diferente. Nosotros hicimos las elecciones de ATE, que terminaron hace pocos días, el 7 de agosto, con una consigna: “Con las trabajadoras, con los trabajadores, un estado popular es posible.” O sea, creemos que es posible pero que es indispensable el protagonismo popular. Y animarnos a pensar, a ratificar en nuestra historia lo mejor de nuestras herencias del pensamiento, pero además animarnos a nuevas cosas, por eso es que no hay que ponerse límites en las posibilidades de pensar. Yo ayer estuve en C5N y me decían: -Bueno, pero lo que decía Juan Grabois sobre el tema de la reforma agraria, no está bien, capaz que nos quita votos… Esto que decía Rachid: yo quisiera poder hablar de la reforma constitucional porque sin reforma constitucional no hay posibilidad de construir un estado diferente. Animémonos. Animémonos a no ponernos límites en la posibilidad de pensar cuestiones nuevas y animémonos a pensar que el estado, este estado neoliberal que tenemos estructurado como está –que lamentablemente ha sido tan destruido en estos últimos cuatro años, como continuidad del plan de los noventa que aplicó el innombrable-, la destrucción del estado tiene que ver con la posibilidad de llenarlo de agujeros para que sea el estado de un virrey, un virrey de ese estado global. Entonces tenemos que animarnos a construir este pensamiento y esta acción nueva. Y para eso es indispensable construir propuestas y poder sostenerlas con la organización popular, la fortaleza de las organizaciones libres del pueblo está directamente vinculada a la posibilidad de construir un estado plenamente democrático y popular.

Y entonces sí discutir, lo dijo bien Daniel recién, discutir la producción pública de medicamentos es discutir poder popular, porque si no está en el Estado el poder del pueblo para producir o regular, en este caso los medicamentos, el poder va a estar en otro lado, va a estar en los grupos transnacionales o en las empresas nacionales transnacionalizadas, con una lógica de desarrollo económico que no tiene que ver con lo nacional.

Nosotros decimos que hay cinco condiciones fundamentales –mi hijo me decía, pero son palabras, papá…-: producción, trabajo, soberanía, justicia distributiva y construcción de la Patria Grande latinoamericana, son cinco pilares fundamentales en torno de los cuales poder construir, entre las diversas organizaciones populares, una estrategia en común para hacer posible un estado diferente y una nación diferente. Los trabajadores del estado, ATE, estamos muy orgullosos de que ustedes nos ayuden a aportar lo mejor que está en nosotros a esta perspectiva y poder hacerlo juntos y juntas. Nosotros decimos: se pelea en la calle, se pelea en el pensamiento, se pelea en la posibilidad de articular acciones comunes en el estado, que seamos capaces de ganar con un nuevo gobierno y con la apertura y la decisión de saber que esta Tercer reforma del estado que quiso aplicar Macri, este nuevo programa que nos quiso imponer el Fondo Monetario Internacional, bueno, tenemos que animarnos a pensar exactamente un programa de gobierno que esté en las antítesis de estas políticas públicas y políticas de estado que nos quisieron imponer.

Porque nuestra capacidad para echar al gobierno, para repudiarlo como hicimos en las elecciones del 11 de agosto y para cambiarlo en las próximas elecciones del 27 de octubre, está en la capacidad de unidad, pero esa unidad se fue fraguando, se fue construyendo en las calles a lo largo de cuatro años, sosteniendo la resistencia a este modelo y animándonos a pensar un modelo diferente.

Así que bueno, simplemente esto: nosotros vamos a continuar con estos encuentros en los cuales podamos poner en común propuestas y alternativas de políticas públicas diferentes y de organización del estado diferente. Y de una organización más dinámica y articulada entre un estado democrático-popular y las organizaciones libres del pueblo, porque de última, las organizaciones de sindicatos, los nuevos sindicatos que se organizan en los barrios, la pequeña y la mediana empresa, los sectores de la cultura, las universidades del pensamiento, son todas formas de organización y de participación popular indispensables para imaginar y concretar una nueva sociedad. Gracias por compartir ese camino y por compartir esta charla.”

 

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