Encuentro Montevideo / Florencia Orpinell: «Las políticas sociales se ven arrasadas por este modelo neoliberal y recolonizador de las poblaciones latinoamericanas»


Florencia Orpinell, psicóloga y trabajadora de la Salud Mental en la Atención Primaria de la salud, ATE Argentina.

 

Con la Red Latinoamericana de Derechos Humanos y Salud Mental y los Encuentros podemos construir a lo largo y ancho de nuestra América toda una cultura desmanicomializadora, un movimiento de transformación cultural y social de los modos de entender la locura que se oponga a la naturalizada opresión de unos hacia otros y logre instalar nuevas formas de lazo social atentas al respeto y la empatía, como nos enseñaron nuestros ancestros mayas quienes decían “yo soy otro tu.”

Mesa de Apertura. Montevideo. 9 octubre 2018

Bienvenidas bienvenidos a todas y todos a todes. Desde el espacio organizador queremos agradecerles a cada une de ustedes por el inmenso esfuerzo que realizaron para llegar hoy y apostar a esta propuesta de Encuentro y construcción colectiva.

Crear lazos sólidos

Desde nuestro primer Encuentro el año pasado, donde se realizó la Declaración de Florianópolis y se creó la Red Latinoamericana de Derechos Humanos y Salud Mental hasta hoy se han ido produciendo enormes esfuerzos de coordinación y articulación entre los distintos espacios que conformamos el campo de la salud mental y los derechos humanos, apostando a la construcción de esta herramienta política-social-clínica y transformadora a nivel latinoamericana; creando lazos sólidos de sostén para comprender las políticas actuales a nivel regional y para elaborar estrategias conjuntas de resistencia a los embates de las políticas neoliberales que atentan contra la vida en toda nuestra América Latina.

 

 

Me presento; soy Florencia Orpinell, soy psicóloga y trabajadora de la Salud Mental en la Atención Primaria de la salud en la ciudad de Rosario, desde hace varios años.

Como trabajadora estoy organizada en ATE, sindicato de les trabajadores estatales de la Argentina. Desde esta organización entendemos la política sindical como lugar donde se defienden los derechos laborales; pero además como espacio desde donde interpelar, proponer y exigir la elaboración de mejores políticas públicas que amplíen derechos para toda la población.

Entendemos ineludible la responsabilidad de realizar relevamientos, desde la mirada de las y los trabajadores de la salud, usuarias y usuarios, del estado de situación de las políticas públicas actuales; que van en caída respecto a la garantía de derechos ya adquiridos, y a la creciente vulneración de los más desposeídos, de quienes se caen por los bordes de este sistema económico que claramente no nos contiene a todes. Pero también nuestra responsabilidad es hacia las y los trabajadores, que aún incluidos dentro del sistema no dejamos de sufrir la precariedad laboral, la flexibilización de nuestras prácticas y varias otras recetas del actual modelo de mi país. Nuestra responsabilidad es acompañar esas voces hacia la elaboración de estrategias que generen mejores condiciones laborales, entendiendo que esto genera mejores condiciones de asistencia de la salud mental y comunitaria.

Hambre, falta de trabajo, de vivienda y poca contención social

En la actualidad en nuestra región estamos atravesando una preocupante realidad política y económica con una tensión social creciente que repercute fuertemente a todes quienes componemos el campo de los derechos humanos y la salud mental, sobre todo a las poblaciones más desposeídas. El hambre, la falta de trabajo, de vivienda, la poca contención social de parte de los gobiernos, generan un cóctel donde la pobreza y la locura se debaten a duelo para lograr la supervivencia.

 

Los modelos económicos y políticos que se están imponiendo en nuestra América, sólo arrastran ajuste, achicamiento del Estado, desresponsabilización del mismo en la garantía de derechos fundamentales. Las políticas sociales se ven arrasadas por este modelo neoliberal y recolonizador de las poblaciones latinoamericanas.

En Argentina, estas políticas de ajuste repercuten fuertemente sobre las instituciones públicas de diferentes sectores estatales encargados de garantizar acceso a los bienes comunes. La reciente eliminación de Ministerios que se consideran centrales para garantizar derechos que van en este mismo sentido.

Degradación del Ministerio de Salud a Secretaría de Salud

El sistema de salud, no escapa a estas intenciones neoliberales, como se demuestra con la implementación de la CUS (Cobertura Universal de Salud) que entiende a la salud como bien de consumo, como una mercancía y no como derecho primordial para la vida; y cómo se puede analizar con la eliminación del Ministerio de Salud y degradación a Secretaría, con cuyo acto se busca desfinanciar los hospitales de dependencia nacional como el Hospital Posadas, se desfinancian los programas de salud nacional que llegan hacia las provincias generándose desabastecimiento de medicamentos, vacunas, equipamientos y demás insumos fundamentales para realizar prácticas de salud vitales para la población. Se suma a esta situación cientos de trabajadores despedidos y otros tantos en condiciones laborales de precariedad y flexibilización.

 

 

En este contexto las problemáticas sociales aumentan exponencialmente, repercutiendo sobre la subjetividad de nuestras comunidades y esto se refleja en las crecientes demandas de atención en Salud mental.

Recetas obsoletas: medicalizar, discapacitar, encerrar y seguir agrandando el manicomio

Y acá entramos en una profunda complejidad porque la demanda crece pero el sistema de salud no está preparado para responder de manera integral y comunitaria; sino que se sigue respondiendo con las obsoletas recetas de siempre, que son medicalizar, discapacitar, encerrar y seguir agrandando el manicomio. A casi 8 años de la sanción de la Ley Nacional de Salud Mental y Adicciones de la Argentina hemos avanzado enormemente en cuanto a cambios de paradigmas, disputas de sentido, nuevas instituciones y darle mayor importancia a las buenas prácticas de cuidado en salud. Pero seguimos teniendo manicomios, no se han cerrado, ni se vislumbran planes concretos para efectivizar el cierre definitivo en el 2020, como indica la ley. Si bien en distintas regiones se han ido creando algunos dispositivos o servicios alternativos que generan otras opciones; no son suficientes para lograr dar respuesta integral y comunitaria a las principales demandas en salud mental. De este modo se genera una convivencia entre las propuestas alternativas al manicomio y la persistencia del mismo.

Deconstruir el modelo manicomial

El cierre del manicomio no implica desmantelamiento o achicamiento del Estado y desresponsabilización del mismo para tal fin. Se hace necesario deconstruir el modelo manicomial; lo que implica no solo reformas estructurales dentro del sistema de salud, sino que también requiere de una profunda transformación de otros ámbitos necesarios para la restitución o armado de la vida cotidiana en una comunidad dada. Sectores estatales ligados a la vivienda, al trabajo, a la seguridad social, o a la cultura; tienen por desafío la construcción de estrategias y redes que acompañen el cierre definitivo de los monovalente.

Como sindicato y trabajadoras de la salud mental ponemos especial énfasis en la urgencia por cerrar el manicomio, porque es aquí donde se concentran las mayores de las injusticias que como sociedad realizamos con cada día de persistencia del mismo. En estas instituciones totales se vulneran todo tipo de derechos, se deshumaniza al otro, se arrasa con su subjetividad, se lo encierra y discapacita.

Las conquistas sociales se obtienen en la calle

Nos preguntamos qué perspectivas de transformación de esta crítica situación tenemos en el contexto de un gobierno como el de Argentina. Verdaderamente no vislumbramos posibilidades reales de recibir acompañamiento o definiciones políticas, de parte de los actuales funcionarios, para transformar la lógica manicomial o para crear toda una estructura social y comunitaria de cuidados en salud; con un gobierno que desde que llegó no para de profundizar medidas de recorte de presupuestos para las políticas públicas y no deja de desfinanciar y desabastecer cada estamento del Estado; preparando el terreno para la privatización.

Este modelo que excede a la Argentina y se extiende en muchos de los países presentes en este encuentro, impone las recetas de los mercados internacionales y pretende moldear la subjetividad de nuestros pueblos pregonando una realidad social de la crueldad, de la indiferencia, del individualismo, de la opresión y deshumanización del semejante.

En este contexto, la lucha por la desmanicomialización y la humanización se ven afectadas, golpeadas, implicándonos a todes nosotres la responsabilidad de elaborar nuevas estrategias, de innovar, para lograr nuevas formas de resistencia y avance de nuestras luchas. Y creemos que las conquistas sociales se obtienen no solo desde las disputas institucionales sino fundamentalmente se obtienen en la calle, en la unidad del reclamo, en la construcción del pensamiento crítico, potenciando la creación de movimientos sociales, las expresiones populares y culturales para lograr verdaderas transformaciones.

Construir una cultura desmanicomializadora

Con la Red Latinoamericana de Derechos Humanos y Salud Mental y los encuentros podemos construir a lo largo y ancho de nuestra América toda una cultura desmanicomializadora, un movimiento de transformación cultural y social de los modos de entender la locura, que se oponga a la naturalizada opresión de unos hacia otros y logre instalar nuevas formas de lazo social atentas al respeto y la empatía, como nos enseñaron nuestros ancestros mayas quienes decían “yo soy otro tu.”

Invitamos a todos/as a hacer de este II Encuentro un espacio respetuoso de intercambio de posicionamientos, de diagnósticos y realidades para llegar a la elaboración colectivas de tareas, agendas y consignas que nos orienten en la lucha diaria hacia el cierre definitivo del manicomio, su lógica, el derechos a la locura, el derecho a la salud, a la diversidad y al pleno ejercicio de la ciudadanía.