Por Prof. Débora Gribov Novogrebelsky Directora APEX-UDELAR.
Será Santiago de Chile en 2020, como antes lo fueron Florianópolis, Montevideo y Rosario, el lugar del encuentro dialógico, síntesis del avance del proceso hacia la conquista de un mundo diferente.
Montevideo, 2 de octubre de 2019
Resulta necesario además de grato, poner en palabras a modo de diálogo: inquietudes, preocupaciones, ideas en general, pero sobre todo, es la necesidad de compartir desde las vivencias y, en especial, desde la afectación, lo transitado colectivamente.
Esta experiencia de los encuentros, rica, fermental, polémica, es, del punto de vista estratégico, un espacio-tiempo de acción y construcción contrahegemónica. Es desde esa convicción que compartimos estas líneas.
Contribuir a la permanente construcción colectiva
En tono de diálogo, pretendemos compartir algunas impresiones, preocupaciones e ideas con el único fin de contribuir a la permanente construcción colectiva de este dispositivo que es la Red Latinoamericana y del Caribe de Derechos Humanos y Salud Mental.
No se trata para nada de ideas acabadas, sino que son reflexiones que tímidamente en su explicitación, expresan la necesidad de compartir, único modo que entendemos factible para continuar caminando.
La Red, desde esta perspectiva, resulta el instrumento, la herramienta que se construye entramada al concepto de unidad, unidad indispensable en la tarea que nos convoca, en el marco de una situación regional y continental, de extrema complejidad y gravedad.
Este concepto de unidad se entiende como la adopción de una posición táctica y estratégica que implica aunar esfuerzos hacia el cumplimiento de determinados objetivos comunes, respetando las particularidades o singularidades de los diversos colectivos que la componen. Es, por lo tanto, un desafío enorme que exige de todos y todas quienes la integramos, el desarrollo de la capacidad de escucha, tolerancia, diálogo, respeto, generosidad y compromiso.
La unidad, entendida entonces como una posición que en su funcionamiento, se construye dialécticamente en el intercambio de las singularidades, interactuando desde los colectivos, retroalimentándose en su elaboración programática y conceptual, lo que permite y exige el diagramado de acciones que van posibilitando generar las condiciones imprescindibles para el logro de los objetivos deseados.
Un mundo donde quepan muchos mundos, todos los mundos
Hoy, hace apenas unos días que volvimos de Rosario. Resulta complejo o por lo menos para nosotros lo es, procesar, sintetizar, las vivencias personales y colectivas, colmadas de las emociones que se generan en un evento de estas características e integrarlas en la experiencia del intercambio de recorridos y de saberes.
Por un lado el encuentro, Tercer encuentro de la Red. Encuentro de realidades y experiencias que, en su propia diversidad, sintetizan el objetivo común de construir como diría Rosa Luxemburgo: “Un mundo donde quepan muchos mundos, todos los mundos”.
Son muchas las temáticas que se deberían abordar para abarcar la inmensidad del encuentro en tanto espacio de intercambio de las más diversas realidades.
Entonces, como dice el dicho, empecemos por el principio, en ese sentido y en esta oportunidad, de la vastedad de temas que podríamos abordar, elegimos para comenzar el que podemos denominar: el entre
Nos referimos al espacio-tiempo en donde se generan las acciones necesarias para la construcción de la unidad que, como decíamos, consideramos imprescindible para el cumplimiento de los objetivos que nos hemos impuesto.
La Red, en tanto construcción colectiva, surge de la necesidad vital de reunir en espacios de diálogo la diversidad de perspectivas, en torno a la complejidad que implica desarrollar las acciones en la defensa de los Derechos Humanos y la Salud Mental.
En la declaración del Primer encuentro en Florianópolis (2017) se señaló con claro énfasis, la necesidad de construir los espacios de resistencia, imprescindibles, frente a la constatación del avance de las políticas neoliberales. Para ello, se hace necesario, como bien se señala en la declaración final, promover, construir y fortalecer todos aquellos espacios que impliquen el ejercicio de una ciudadanía activa.
Hacia el Segundo encuentro en Montevideo (2018), transcurriendo una etapa de gobiernos “progresistas” en la región, sostenidos en y por las luchas de los movimientos sociales, populares, indígenas y sindicales, se conquistan avances sustantivos en derechos y en el logro de mejoras en las condiciones de vida de un número importante de personas, fundamentalmente, los más postergados. Frente a estos logros, la contraofensiva neoliberal no se hace esperar y despliega en la región, una serie de estrategias para revertir estos avances. Crecen en el continente -como se expresa en la resolución final de este encuentro-: “los discursos de intolerancia, de odio, junto a la implementación de políticas neoliberales que implican un retroceso en el acceso y ejercicio de derechos. Reflejándose en gobiernos de claro contenido fascista, vulnerando derechos humanos con fuerte impacto en la salud mental.”
El recrudecimiento de la contraofensiva imperialista neoliberal nos encuentra en Rosario (2019), en el Tercer encuentro de la Red. Nuevamente el reencuentro en su dimensión afectiva y emocional, nos reconforta y nos sostiene para continuar la lucha.
El entretejido permanente
La Red, por su función principal, contiene y sostiene la variedad de situaciones y fundamenta el principio que la realidad, en sus múltiples componentes, admite la diversidad de rutas que se pueden transitar para transformarla. Como decía Paco Espínola, querido escritor uruguayo: “al ser humano hay que hacer algo más que amarlo”.
La tarea que hemos resuelto emprender, de construir y sostener esta Red, es de una importancia sustantiva, no implica solamente la construcción de la Red en tanto instrumento de encuentro para el intercambio, la colaboración, la investigación, sino que es, sobre todo, la síntesis de un proceso. Proceso que entendemos está formado por etapas, la Red, para su permanencia e intrínseco a su propia existencia, impulsa dialécticamente al movimiento. Las etapas mencionadas adquieren las características según el territorio en donde se desarrollan las tareas. Pensando en términos de continuar aportando a estos objetivos, consideramos que debemos ser muy reflexivos y rigurosos en cuanto un método de trabajo que nos asegure, en la medida de lo posible, una continuidad en el proceso.
Los encuentros los concebimos como espacios síntesis del proceso, como síntesis de una acumulación de acciones, transformaciones, de “haceres” con determinados objetivos, metas de avances y /o logros vinculados a la construcción de la propia Red, en función de las causas y objetivos que motivan la creación de la misma.
¿Cuál es la esencia de esta Red? En primer lugar, no es una entelequia, es una construcción concreta que exige una permanente revisión, formulación, en tanto diversas y cambiantes son las realidades. Pensamos que lo más significativo y sustantivo -que fundamenta la defensa y permanente ejercicio de construcción entre las innumerables tensiones que surgen de habitarla en la diversidad-, es el entretejido permanente que debemos realizar para hacer posible su existencia y fortalecerla, retro alimentándola en forma permanente.
¿Cómo tejemos este entretejido? La única manera posible es trabajando desde el entre. Es decir, debemos tener un especial cuidado en que los encuentros no se transformen en un fin en sí mismo, los encuentros deberían ser fundamentalmente los espacios de síntesis de las etapas precedentes y la oportunidad de elaboración estratégica, proyectándonos hacia las etapas próximas.
Para ello, es imprescindible empezar a construir una organización que permita la permanencia, organice los encuentros y recoja las experiencias puntuales, diversas, propias de cada territorio y de cada comunidad, respetando culturas, sentires, etc. Debemos necesariamente construir espacios de evaluación y coordinación que contribuyan a la consolidación, pero al mismo tiempo aporten a la flexibilidad que debe tener esta Red. Deberíamos combatir en forma rigurosa toda desviación hacia estereotipos de funcionamiento que no representan y no atienden la complejidad de una realidad cambiante y multifactorial.
En lo personal, vemos con enorme agrado que el Cuarto encuentro se realice en Santiago de Chile (2020). Esto es un gran desafío para todos y todas, surgirán tensiones y muchísimos temores, naturales en la tamaña empresa que hemos emprendido.
El próximo encuentro en Santiago se constituirá seguramente, como lo han hecho los anteriores, por núcleos de trabajo que expresan, por lo rizomático de la Red, nuevas síntesis y avances de la resistencia y la construcción hacia un nuevo paradigma.
Para ser coherentes en lo planteado consideramos que deberíamos, desde ya, convocar instancias de encuentro, de organización, finanzas, programáticas, donde se puedan incorporar los colectivos y así transitar esta etapa en la elaboración que hará síntesis en Santiago de Chile.
Hemos acumulado una riquísima experiencia en capacidad de diálogo, de pienso colectivo, que habilita a considerar que deberíamos ya generar un encuentro para comenzar a pensar los dispositivos, los ejes o líneas de desarrollo, los espacios de intercambio de experiencias y prácticas que son las reales posibilidades para la transformación.
Será Santiago, entonces, como antes lo fue Florianópolis, Montevideo y Rosario el lugar del encuentro dialógico, síntesis del avance del proceso hacia la conquista de un mundo diferente.