El virus de la desigualdad ǀ Informe de OXFAM – Enero 2021


Cómo recomponer un mundo devastado por el coronavirus a través de una economía equitativa, justa y sostenible

La pandemia de coronavirus tiene el potencial de agravar la desigualdad en prácticamente todos los países del mundo al mismo tiempo, una situación sin precedentes desde que existen registros. El virus ha puesto al descubierto y ha exacerbado las desigualdades económicas, de género y raciales, a la vez que se ha alimentado de ellas.

Más de dos millones de personas han perdido la vida, y cientos de millones se están viendo arrastradas a la pobreza, mientras que la mayoría de las personas y empresas más ricas del mundo sigue enriqueciéndose. Las fortunas de los milmillonarios han recuperado el nivel previo a la pandemia en tan solo nueve meses, mientras que para las personas en mayor situación de pobreza del mundo esta recuperación podría tardar más de una década en llegar.

La actual crisis ha puesto al descubierto nuestra fragilidad colectiva, así como la incapacidad de nuestra economía, profundamente desigual, de beneficiar al conjunto de la sociedad. No obstante, también nos ha enseñado que la acción de los Gobiernos es vital para proteger nuestra salud y nuestros medios de vida.

De repente, se ha demostrado que es posible poner en marcha políticas transformadoras que antes de la crisis eran impensables. No hay vuelta atrás. No podemos volver a donde estábamos. En lugar de ello, la ciudadanía y los Gobiernos deben responder a la urgente necesidad de construir un mundo más justo y sostenible.

Fecha de publicación: 25 Enero 2021
Autores: Esmé Berkhout, Nick Galasso, Max Lawson, Pablo Andrés Rivero Morales, Anjela Taneja, Diego Alejo Vázquez Pimentel.

Acceso al documento completo en PDF: bp-the-inequality-virus-250121-es.

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Resumen

“Se ha comparado al COVID-19 con una radiografía que ha revelado fracturas en el frágil esqueleto de las sociedades que hemos construido y que por doquier está sacando a la luz falacias y falsedades: la mentira de que los mercados libres pueden proporcionar asistencia sanitaria para todos; la ficción de que el trabajo de cuidados no remunerado no es trabajo; el engaño de que vivimos en un mundo post-racista; el mito de que todos estamos en el mismo barco. Pues si bien todos flotamos en el mismo mar, está claro que algunos navegan en súper-yates mientras otros se aferran a desechos flotantes”. – Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas

La pandemia de COVID-19 será recordada por haberse cobrado más de dos millones de vidas en todo el mundo, y por haber provocado que cientos de millones de personas más se hayan visto sumidas en una situación de pobreza y de falta total de recursos.
Asimismo, es muy probable que la pandemia pase a la historia como la primera vez en que la desigualdad se ha incrementado al mismo tiempo en prácticamente todos los países del mundo.
Tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han manifestado su profunda preocupación porque la pandemia incremente la desigualdad en todo el mundo, lo cual tendría unos efectos enormemente perniciosos.

“Tendrá un impacto profundo […] el incremento de la desigualdad generará agitación social y económica, dando lugar a una generación perdida en la década de 2020; las consecuencias de todo ello perdurarán en las décadas siguientes”. – Kristalina Gueorgieva, directora general del FMI 

El resultado de una encuesta realizada por Oxfam a 295 economistas de 79 países refuerza este punto de vista. Entre ellos, se encuentran algunos de los y las economistas más destacados a nivel mundial, como Jayati Ghosh, Jeffrey Sachs y Gabriel Zucman. El 87 % prevé que la desigualdad de ingresos aumente o aumente mucho en sus respectivos países como consecuencia de la pandemia. Economistas de 77 de los 79 países encuestados compartían esta opinión. Asimismo, más de la mitad de las y los economistas consultados creen también que es probable o muy probable que la desigualdad de género aumente, y más de dos tercios de ellos piensan lo mismo respecto a la desigualdad racial. Además, dos tercios de las y los economistas consultados consideran también que sus Gobiernos no han adoptado ningún plan para luchar contra la desigualdad.

Esta desigualdad extrema tiene un coste humano inmenso:
• Las mil mayores fortunas del mundo tan solo han tardado nueve meses en recuperar su nivel de riqueza previo a la pandemia, 4 mientras que para las personas en mayor situación de pobreza del mundo esta recuperación podría prolongarse catorce veces más, a lo largo de más de una década.
• La fortuna acumulada por los 10 milmillonarios más ricos del mundo desde el inicio de la crisis es más que suficiente para evitar que ninguna persona del mundo se vea sumida en la pobreza a causa del virus, así como para financiar la vacunación contra la COVID-19 de toda la población mundial.
• A nivel mundial, las mujeres están sobrerrepresentadas en los sectores económicos más afectados por la pandemia.
Si la presencia de hombres y mujeres en dichos sectores fuese totalmente equitativa, 112 millones de mujeres dejarían de tener un riesgo elevado de perder sus ingresos o empleos.
• En Brasil, las personas afrodescendientes tienen un 40 % más de probabilidades de morir a causa de la COVID-19 que las personas blancas. Si su tasa de mortalidad hubiese sido la misma que la de las personas brasileñas blancas, se habrían producido 9200 muertes menos de personas afrodescendientes entre el inicio de la pandemia y junio de 2020. En los Estados Unidos, la población latina y negra tiene más probabilidades de morir por COVID-19 que la población blanca. Si la tasa de mortalidad de estos grupos hubiese sido la misma que la de las personas blancas, aproximadamente 22 000 personas negras y latinas habrían seguido con vida en diciembre de 2020.
• El Banco Mundial ha calculado que, si los países empiezan ya a adoptar medidas para reducir la desigualdad, la pobreza volvería a los niveles previos a la crisis en tan solo tres años, en lugar de tardar más de una década.

Sin embargo, cómo pasará a la historia la respuesta de los Gobiernos ante la pandemia es un capítulo que aún no está escrito. Los Gobiernos de todo el mundo tienen una ventana de oportunidad cada vez más pequeña para construir una economía inclusiva tras la COVID-19: una economía más justa e inclusiva, que proteja al planeta y acabe con la pobreza.
Para conseguirlo, deben transformar con urgencia el actual sistema económico, que ha explotado y agravado el patriarcado, el supremacismo blanco y los principios neoliberales. Este sistema ha impulsado la desigualdad extrema, la pobreza y la injusticia, y ha creado un mundo que no estaba en absoluto preparado para afrontar esta crisis. Ahora más que nunca, los Gobiernos tienen a su disposición una serie de ideas realistas y sensatas para construir un futuro mejor. Es una oportunidad que no pueden desaprovechar.

Fuente: Oxfam.org