LA OMS PUSO FIN A LA EMERGENCIA SANITARIA MUNDIAL POR EL COVID-19


La Organización Mundial de la Salud aceptó la recomendación del Comité de Emergencia de declarar el fin de la emergencia mundial de salud pública por la COVID-19. Que no implica que haya dejado de existir.

Dicho anunció se dio tres años después de que se declarara la enfermedad cómo una «emergencia sanitaria global» que tuvo aterrorizado y en jaque al planeta entero de forma transversal, es decir, altero la salud, la vida, la emoción, la economía, las organizaciones políticas y sociales…

De este modo, en la decimoquinta reunión del comité de Emergencias celebrada el jueves 4 de mayo, el Director General de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmó que “el COVID-19 ya no constituye una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII), debido a que es ahora un problema de salud establecido y persistente.

Se tuvo como referencia dentro del informe, la disminución de las muertes, el descenso de las hospitalizaciones y los ingresos en unidades de cuidados intensivos relacionados con la enfermad. Asimismo, se destacó el alto nivel de inmunidad de la población al virus. “El 89% de los trabajadores de la salud y el 82% de los adultos mayores de 60 años han completado la serie primaria de vacunas (la primera o las dos dosis iniciales recomendadas según el calendario de vacunación), a pesar de que la cobertura de estos grupos prioritarios varía según la región”. Por eso consideraron pasar “a la gestión a largo plazo de la pandemia de COVID-19”.  

EL Plan Estratégico de Preparación y Respuesta frente a la COVID-19 para 2023-2025 describe acciones clave que los países deben considerar en cinco áreas: vigilancia cooperativa, protección comunitaria, atención segura y escalable, acceso a contramedidas y despacho de emergencia. Como así también aconsejan a los países a continuar con las recomendaciones emitidas desde la OMS. Para mantener lo ganado y prepararse para eventos futuros, a fin de evitar un ciclo de pánico y descuido:

• Integrar la vacunación contra la COVID-19 en los programas de vacunación a lo largo del curso de vida, y mantener las medidas para aumentar la cobertura de la vacunación contra la COVID‑19 para todas las personas de los grupos de alta prioridad
• Integrar la vigilancia de los agentes patógenos respiratorios y continuar la notificación de los datos a la OMS
• Prepararse para que se autoricen las vacunas, los medios de diagnóstico y los tratamientos dentro de los marcos regulatorios nacionales, con objeto de garantizar la disponibilidad y el suministro a largo plazo
• Seguir trabajando con las comunidades para lograr programas sólidos, resilientes e inclusivos en materia de comunicación de riesgos y participación de la comunidad y de gestión de la infodemia
• Seguir eliminando las medidas de salud relacionadas con las COVID-19 aplicables a los viajes internacionales, en función de las evaluaciones de riesgos
• Seguir apoyando la investigación para mejorar las vacunas y comprender mejor la afección posterior a la COVID-19

Por Antonella Zuccarelo, IDEP Salud ATE Argentina