El Área de Salud del Instituto de Estudios sobre Estado y Participación de ATE Argentina estará presente en el ENCUENTRO NACIONAL EN DEFENSA DE NUESTROS BIENES COMUNES, LA SOBERANÍA Y EL PATRIMONIO NACIONAL organizado por la CTA de Salta. Cecilia Fernández Lisso, responsable de producción de contenidos y comunicación del IDEP Salud, fue invitada para abrir la jornada de trabajo y coordinar la producción en la comisión de minería.
«Desde el área trabajamos hace años las múltiples y profundas problemáticas que acucian a nuestro pueblo a lo largo y ancho de todo el territorio argentino, producto del embate multinacional con cómplice anuencia de los distintos gobiernos municipales, provinciales y nacionales. Los megaproyectos se amontonan y superponen devastando nuestros bienes comunes, nuestra salud, nuestra soberanía… fracking, megamineria a cielo abierto, represas, megaemprendimientos energéticos, agroindustria tóxica a gran escala, hiperurbanización, hiperconsumo… es la propuesta mortal de esta fase del capitalismo, estudiada ya por decenas de países que han sido esquilmados por este modelo nefasto. Debemos encontrar los cauces que fortalezcan la lucha activa de nuestro pueblo organizado en defensa del agua, de la vida, de la salud, de la tierra… Celebramos esta y cada una de las propuestas que nos permitan encontrarnos, intercambiar para la reflexión y fundamentalmente para la acción; caminando juntxs, porque sabemos que OTRA SALUD ES POSIBLE y OTRO ESTADO ES NECESARIO!»
Compartimos el documento base disparador de discusión propuesto por la CTA para el encuentro
CAMPAÑA HACIA UNA CONSULTA POPULAR POR LA SOBERANÍA SOBRE NUESTROS BIENES COMUNES
Introducción
En los últimos años se ha consolidado un modelo de acumulación basado en la extracción, apropiación y exportación de bienes comunes, y en la super-explotación de la mano de obra; que tiene como consecuencia la concentración y extranjerización de las riquezas (tierras, ganancias), contaminación ambiental, destrucción de la biodiversidad, judicialización de la protesta social, desnutrición y precarización laboral.
Este modelo, que atenta contra la propia vida de los seres humanos y la naturaleza, se encuentra fortalecido y dinamizado por estrategias y políticas públicas que permiten garantizar las extraordinarias ganancias. La consolidación y expansión de este “modelo” ha sido posible a partir de pilares extractivistas claves:
1) el monocultivo de soja, expandiendo la frontera agrícola hacia áreas de cultivo no tradicionales, avanzando con la deforestación, contaminando pueblos enteros con agrotóxicos, provocando el desalojo forzado de campesinos y disputas territoriales por la tenencia de la tierra.
2) el auge de la minería a gran escala en zonas cordilleranas (principalmente, yacimientos a cielo abierto), utilizando cantidades descomunales de agua, que secan ríos, impactan directamente sobre los territorios, afectan a las economías regionales y contaminan a las poblaciones con cianuro y otras sustancias tóxicas.
3) ante el agotamiento de las reservas de gas y petróleo convencional, se está recurriendo a la exploración y explotación de hidrocarburos no convencionales y a la implementación del sistema de fracking para su extracción. Técnica rechazada en varios países dado el uso de nocivos químicos, abundantes cantidades de agua y deterioro de la tierra a partir de las múltiples excavaciones.
¿Qué entendemos por Bienes Comunes?
La tierra, el agua, el aire, los ríos, la pacha, la biodiversidad son elementos milenarios que hacen posible la existencia del planeta. Constituyen partes de un todo, del cual también somos parte y, deben ser comunes a todos nosotros. No deberían ser apropiables en manos de unos pocos, ni mercantilizados bajo una lógica de mercado.
Llamarlos “recursos naturales”, es reproducir una lógica productivista, que nos impone el capitalismo que impulsa un crecimiento ilimitado. Por eso, adoptamos el término de “Bienes Comunes”.
En este sentido, hablar de bienes comunes no es neutral; significa instalarse e instalar un horizonte de cambio social, que guía nuestra lucha y nuestro proyecto, y que supone una transformación social que, entre otras cosas, cuestiona la dualidad de oposición entre sociedad y naturaleza construida por el capitalismo.
¿Por qué nos proponemos plantear el debate por la Soberanía sobre los Bienes comunes? ¿Qué tipo de Soberanía? ¿Para qué? Coincidimos en que hoy en día no es el pueblo quién decide sobre el uso que se le otorga a nuestros bienes comunes. No es el pueblo el que decide el QUÉ se extrae y produce, CÓMO se lo hace, el PARA QUÉ, PARA QUIÉN.
Nuestros bienes comunes, se encuentran en peligro, condenados a la extinción y, son el blanco de la codicia de los intereses privados en manos del gran capital, a partir de la lógica extractivista que predomina sobre ellos.
Entendiendo por lógica extractivista, la extracción, la explotación, y la exportación que se establece sobre los bienes naturales, orientados por la búsqueda de mayores ganancias y niveles de rentabilidad para sectores económicos concentrados.
La masiva extracción de recursos no sirve necesariamente a las demandas o consumo de los pueblos, sino que responde a las necesidades del mercado mundial. Conformando el extractivismo en un componente más de la globalización neoliberal capitalista.
El Estado y las empresas transnacionales son los actores, principales, que llevan adelante este proyecto de carácter regresivo. La prioridad del Estado es garantizar altas tasas de ganancias a las empresas transnacionales, siempre bajo la concepción de que las inversiones externas directas (IED) llevarán al “desarrollo” y crecimiento del país, concebido éste como crecimiento infinito. Para tal fin, funda las bases normativas, legales, culturales, impositivas e incluso aporta grandes sumas de capital (IIRSA). Los más de 50 Tratados Bilaterales de Inversión, firmados entre el Estado y los países de donde provienen estas corporaciones, son un claro ejemplo de la subordinación del Estado a los intereses privados. Ya que estos tratados permiten a las empresas transnacionales remitirse al Tribunales como el CIADI (perteneciente al Banco Mundial) si ven afectadas sus ganancias.
Este proyecto de carácter regresivo, que implica la “liberalización de la economía”, se completa con la inminente suscripción de un Acuerdo de Libre Comercio (TLC) entre Europa y el Mercosur que profundiza la subordinación a los objetivos de máxima de las corporaciones transnacionales. Hecho que debemos denunciar como, así también, el condicionante que significa la Deuda Pública. Sobre todo en estos momentos cuando, a partir de fallo de la Corte de EEUU a favor de los “fondos buitre”, se ha puesto de manifiesto que cuando más pagamos más debemos y que es preciso la suspensión inmediata de los pagos, hasta tanto se investigue, a partir de una Auditoría Ciudadana el origen de esta deuda en su mayoría ilegal e ilegítima.
¿De qué hablamos cuando hablamos de Soberanía?
Cuando nos referimos a Soberanía, es preciso interrogarse: ¿quiénes deciden, hoy, sobre el uso de los bienes de los bienes comunes? ¿Cuál es el rol que cumplen las corporaciones transnacionales, el gran capital? En nuestro país, Monsanto, Cargill, Pan American Energy, Barrick Gold, Chevron, Minera Bajo la Alumbrera son algunas de las grandes firmas transnacionales que se han convertido en íconos del modelo extractivista.
Por este motivo, creemos necesario transitar hacia un proceso de construcción de soberanía popular sobre nuestros bienes comunes, no en un sentido de dominación, ni de control mercantil sobre la naturaleza, sino en el tránsito hacia la autodeterminación del pueblo, que es en definitiva quien debe decidir sobre el uso y fin de nuestros comunes, bajo una lógica que persiga la armonía y el respeto entre los seres humanos, con la naturaleza y con la madre tierra.
¿Por qué una Campaña?
La Campaña es una manera de poner en práctica la profundización de la democracia, es una manera, también, de ejercitarnos en prácticas reales de democracias participativas.
Consideramos que la Democracia es práctica, es acción colectiva, por lo tanto, impulsar esta campaña permite poner en debate quiénes deciden sobre los bienes comunes.
Esta iniciativa política fue lanzada por la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) con el objetivo de trabajar un tema clave: la recuperación de la soberanía popular, haciendo eje en los bienes comunes.
Este camino hacia la Campaña se va ampliando a partir de la participación de un rico, nutrido y heterogéneo número de organizaciones y actores sociales, que son los que resisten y luchan, frente a las diferentes expresiones del extractivismo en todo el territorio nacional.
El poner en discusión el actual modelo de desarrollo nos lleva, necesariamente, a debatir sobre las “alternativas” al extractivismo. Estas alternativas no significan tener una naturaleza intocada, sino que implican usar los bienes comunes en la medida que sean necesarios e indispensables y aseguren calidad de vida. De esta manera nos acercamos al paradigma del “Buen Vivir” que defiende los derechos de la Naturaleza al considerarla como un sujeto y no un objeto de apropiación privada o pública.
¿Por qué una consulta popular?
La consulta popular es un mecanismo de participación mediante el cual se convoca al pueblo para que debata y decida acerca de algún aspecto de vital importancia. Es desde su origen una construcción popular, creada desde abajo, orientada para que el pueblo en su conjunto se exprese y decida frente a una temática, de manera autónoma frente a cualquier gobierno, partido, o patrón. Es parte de la construcción de LA SOBERANÍA POPULAR Y DE UNA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA en donde el pueblo sea un actor consciente, organizado y protagonista de su propia historia.