Por Jorge Yabkowski
Son las tres de la tarde del jueves 28 de Agosto de 2014. Desde mi ventana veo los colectivos que pasan por la Avenida Las Heras, en la zona norte de la Ciudad de Buenos Aires. Las unidades transitan con la misma frecuencia que cualquier día de semana. Pero están vacías. Ninguna lleva más de cuatro pasajeros. Según informan el panorama se repite en todas las grandes ciudades. Se reitera el escenario del 20 de noviembre de 2012. Los trabajadores paran más allá del transporte.
Paro 1
El 20 de Noviembre de 2012 el paro general se dio en un contexto particular. El 54 % que plebiscitó a CFK tenía apenas once meses de vida. Arreciaba la ofensiva del gobierno contra los medios opositores y la justicia. La re- reelección de Cristina Kirchner era parte de la agenda política. El 8 de noviembre de 2012 mas un millón de ciudadanos salieron a la calle espontáneamente para repudiar el autoritarismo del gobierno y su proyecto reeleccionista. El paro del 20 de Noviembre, doce días después, fue, además de una gran manifestación de la clase trabajadora, la concreción de una alianza fáctica con los sectores medios que rechazaban la política gubernamental. Decía entonces Horacio Meguira:
“La unidad en la acción trazada por las conducciones nacionales de CGT y CTA tuvo ayer su pico más alto. Las huelgas provocan efectos en distintas direcciones pero lo central, es que los trabajadores adhirieron porque pretendieron demostrar su descontento por su situación laboral y social.
La pérdida del poder adquisitivo fue el motivo más relevante de la huelga general. El universo imponible del impuesto a las ganancias sobre los asalariados comprende a más de dos millones de trabajadores.
Los niveles más bajos de los asalariados se ven perjudicado por la ausencia de aumentos del valor de las asignaciones familiares. Los trabajadores que perciben bajos salarios y tienen familias numerosas no ven incrementos significativos de sus ingresos.
También hay modificaciones en la estructura del conflicto. De acuerdo al Observatorio de Derecho Social de la CTA, la conflictividad refleja un crecimiento de suspensiones, despidos masivos, quiebra o cierre de empresas; también a un aumento de los conflictos por actividad. Esto demuestra la resistencia de los empleadores a otorgar aumento salarial.
Es notable pero no casual que las dos centrales convocantes estén cuestionadas en su legalidad y sometidas a actos de injerencia del Ministerio de Trabajo. Esto lleva a una situación peligrosa parecida a la década del 90: la titularidad del conflicto general recae sobre centrales no reconocidas y la negociación sobre las “legalizadas”….”
Paro 2
A comienzos de 2014 una devaluación brutal y un pico inflacionario hicieron trizas el poder adquisitivo del salario. Presionada por las circunstancias la CGT debió llamar a un paro el 10 de abril. La CTA lo apoyó. La situación descripta por Meguira no había hecho más que agravarse.
En 2013 no hubo paros generales, la expectativa estuvo centrada, más allá de los conflictos sectoriales, en las elecciones parlamentarias. Con un 70% de la población votando contra el gobierno en octubre de 2013, el proyecto re-reeleccionista pasó a mejor vida. En sintonía con esta percepción de fin de ciclo las movilizaciones ciudadanas masivas (con gran componente de sectores medios) no volvieron a ocurrir.
El 10 de abril de 2014, golpeado por el desdén del gobierno y los recortes salariales por el impuesto a las ganancias, el transporte de pasajeros urbano e interurbano paró. Fue una huelga contundente.
Paro 3
Después del 10 de abril las especulaciones políticas de los dirigentes de la CGT,el mundial de fútbol y la crisis con los fondos buitres retrasaron una medida que se hacía inevitable frente a la intransigencia del gobierno. El paro fue convocado, por fin, para el 28 de Agosto. La CTA sale a la calle en una Jornada Nacional de lucha el 27.En el caso del sector público de salud la jornada del 27,impulsada por la FESPROSA, encuentra movilizados a los trabajadores del sector desde Ushuaia a La Quiaca.
El gobierno tuvo que romper el chanchito y poner 100 millones de pesos (y algunos otros favores) para que la UTA, el gremio mayoritario en el transporte colectivo de pasajeros, no adhiriera al paro. El discurso político del ejecutivo, ya girado definitivamente a la derecha, cambia. En lugar de agitar el espantajo de una improbable restauración derechista lanza la consigna patria o buitres. Y Jorge Milton Capitanich, el que alentó la radicación de bases operativas del ejército norteamericano en su provincia, el Chaco, acusa a sindicalistas, políticos y medios que apoyaban el paro de cobrar dinero de los fondos buitres. Ante el escándalo aclara después que solo recibían apoyo moral. El espantajo antiimperialista de los que venían de llamarse “pagadores seriales de la deuda externa”, de acordar con Chevron, indemnizar a REPSOl y pagar al Club de París, resultó patético.
Y otra vez, como el 20 de noviembre de 2012, (y en este caso sin movilizaciones de los sectores medios como telón de fondo) los colectivos circularon vacíos. La sociedad argentina volvió a parar. A pesar de la impopularidad de los dirigentes de la CGT tradicional como Moyano y Barrionuevo. A pesar del boicot de la CGT y la CTA oficialistas. A pesar de las presiones de los medios de comunicación adictos al gobierno. Pesó más la inflación, la destrucción de puestos de trabajo, el impuesto la salario, la caída en el nivel de vida que la dudosa reputación de una parte de la dirigencia convocante.
Para la CTA y los partidos de izquierda, que marcharon juntos el 27 y garantizaron el éxito del paro el 28 con los piquetes, quedó un positivo balance de visibilidad y eficacia.
¿Tendrá el paro consecuencias políticas?
Los dirigentes de la CGT apuestan por los candidatos de la derecha Sergio Massa y Mauricio Macri.
Los que marcharon juntos el 27 tienen hoy, de cara a las elecciones de 2015, al menos cuatro opciones electorales enfrentadas: el Frente de Izquierda propone al líder del Partido Obrero Jorge Altamira, la Unidad Popular levanta la candidatura del fundador de la CTA Víctor de Genaro, el MST promueve su fórmula Bodart –Ripoll y Barrios de Pie forma parte de la coalición de centro derecha no peronista UNEN junto al radicalismo y la Coalición Cívica de Elisa Carrió. Si se produjera la confluencia de estas fuerzas (que se vienen movilizando en conjunto desde el 20 de Noviembre de 2012) arrancarían con un piso de un millón y medio de votos y podrían crecer frente a los candidatos del establishment que hoy aparecen al frente de las encuestas.
La energía social para el cambio se ha expresado en los tres paros generales. Si esta energía podrá canalizarse en una alternativa política competitiva para el 2015 es todavía una incógnita.
Jorge Yabkowski es Secretario de Salud Laboral de la CTA
Presidente de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina (FESPROSA-CTA)
Publicado en: Sin permiso