Del 12 al 15 de marzo se realizó en la localidad bonaerense de San Nicolás la Feria de ExpoAgro 2019. En la llamada “capital de los agronegocios” de la Argentina, organizada por los multimedios Clarín y La Nación, el conjunto de corporaciones ligadas a la producción agroindustrial despliegan sus novedades tecnológicas, escenifican “las bondades” del modelo, desarrollan negocios, y también retoman las narrativas sobre el rol “del campo” para el “progreso y desarrollo” del país. En ella la flor y nata de nuestra clase política renueva sus votos con un modelo de producción y con las organizaciones que lo corporizan. Macri, Vidal, Urtubey, Lavagna, Etchevehere, Bergman, Solá, Lifchitz fueron algunos apellidos de la multipartidaria que recorrió sus stands la semana pasada.
Este año en el marco de la feria un grupo de mujeres, en su mayoría empresarias y profesionales involucradas con la temática de los agronegocios, se autoconvocaron en un “Encuentro Nacional de Mujeres en el Agro” planteando como objetivo construir un “mayor compromiso con la sustentabilidad”, una mayor participación de las mujeres en los espacios de toma de decisión y buscando visibilizar el trabajo de las mujeres en la agricultura industrial. Se autodenominan “Mujeres Rurales” retomando el nombre que se dieron durante la cumbre del G-20 que se realizó el año pasado, donde el grupo de afinidad “W-20” (Mujer 20, por su sigla en inglés) se planteaba trabajar el tema “de género” en la agenda de la cumbre.
En la convocatoria a “la fuerza femenina agroindustrial”, junto a otras, destaca María Beatriz “Pilu” Giraudo que pasó de la presidencia de AAPRESID a hacerse cargo de las “políticas públicas para el desarrollo sustentable” del Ministerio de Agroindustria en 2016.
Trabajadoras de la tierra
La FAO reconoce que en los países del Sur las mujeres son las principales productoras de comida: entre el 60 y el 80% de la producción de alimentos recae en ellas (y el 50% a nivel mundial). Hablamos de mano de obra en las fincas, provisión de agua en los hogares, tareas de labranza, cuidado de las semillas, producción y elaboración de alimentos para consumo familiar y venta, y un largo etc. además de las tareas de cuidado de niñxs y ancianxs “puertas adentro”. En paralelo a nivel mundial son las más perjudicadas frente a la posibilidad de acceder a la tierra propia, y sufren de manera directa los impactos del modelo de producción con agrotóxicos en su salud y la de sus hijxs. ¿Algo de todo esto figuró en la agenda del “Encuentro de Mujeres” de ExpoAgro?
En los últimos tiempos hemos visto un avance importante de un sector feminista liberal que busca cuestionar aspectos del patriarcado manteniendo sus estructuras intactas. En este sentido, es menester señalar diferencias que evidencian prácticas de secuestro de discursos y apropiación de luchas legítimas desde lugares históricamente opresores en la sociedad.
Consultada al respecto Rosalía Pelegrini de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) alerta: “Esta línea intenta mostrar un modelo de mujer rural que primeramente no genere ningún conflicto. Y nosotros decimos que no, que el conflicto está porque la mirada que tenemos acerca del patriarcado, de la lucha de las mujeres y específicamente de las mujeres rurales, es una mirada que plantea que hay un conflicto. Que está cruzado por si somos las mujeres que trabajamos o somos las mujeres que hablamos de feminismo no trabajando, no pisando el barro, o teniendo empleadas (…) Porque la cuestión de la mujer no es en el éter, sino la mujer asentada sobre condiciones socioeconómicas, sobre una base material que define cuáles son justamente tus luchas y qué derechos vas a reivindicar. Estas mujeres son las mujeres del poder.”
Los agronegocios son responsables por el desplazamiento de comunidades indígenas y campesinas, además de generar una serie de conflictos que resultan en muerte y violencia en contra los cuerpos de mujeres campesinas, originarias y negras. En Latinoamérica no son pocos los casos de violación y asesinato de mujeres en el campo por el hecho de defender su territorio. Estas mujeres están en la vanguardia de la lucha en defensa del medioambiente y se encuentran cada día más precarizadas por el avance del agronegocio y su paquete contaminante.
La agricultura familiar la responsable de alimentar al mundo y como reconoce FAO estos alimentos son producidos mayoritariamente por mujeres. Ellas garantizan la comida en el plato de lxs argentinxs, a pesar de la gran concentración de tierras en manos de la agroindustria.
Mujeres y agronegocios
Las mujeres que defienden el paquete tecnológico dan la espalda a las compañeras que sufren abortos espontáneos o nacimientos con malformaciones por exposición a los venenos que se vierten en los campos; que violan su derecho a la maternidad y el derecho al propio cuerpo. La docente Victoria Veronesi, integrante de la Enredada Feminista de Gualeguaychú y de la Coordinadora por una vida sin agrotóxicos en Entre Ríos: “Basta es Basta”nos dice: “Defender nuestro cuerpo como territorio es una de las banderas que viene reuniéndonos al calor de los feminismos populares y comunitarios. Se reverdece la lucha actual, tiñendo el grito de ´aborto legal, seguro y gratuito para personas gestantes´. Se reverdece desde la lucha esperanzada y rebelde, pero no con un verde de soja transgénica.”
El compromiso ético planteado por el feminismo es incompatible con los agronegocios, ya que estos son responsables por la concentración de la renta en manos de unos pocos, además de no ser respetuoso con el medioambiente; destruyendo la biodiversidad, contaminando los ríos y fomentando una lógica de desarrollo que implica un crecimiento infinito no importando a qué costo.
La lógica del cuidado que conocen las feministas y mujeres anti-patriarcales es la de la manutención de la vida en todas sus expresiones y de dignidad humana como pilar de sostén de la sociedad. Dicho esto, no se puede dejar de comprender que los agronegocios son una fuente importante de pauperización para las mayorías; su lógica de producción para el mercado busca mantener la ganancia de las grandes corporaciones, mientras los pequeñxs productorxs son impedidxs de trabajar dignamente y las mayorías populares sufren hambruna y malnutrición en un país como el nuestro, capaz de producir tanto.
Las llamadas Buenas Prácticas Agrícolas que dicen “mitigar” el impacto negativo del uso de venenos en la agricultura para darle un rostro “sustentable” al agronegocio es planteada por las “Mujeres del Agro” como un cuidado hacia el medioambiente. Frente a esto, Rosalía de la UTT aclara: “Nosotras, las mujeres trabajadoras de la tierra, estamos proponiendo un modelo que es totalmente contrario al que implementan estas mujeres; un modelo de Agroecología, un modelo en el que para producir no hay que matar, no hay que aplicar venenos, sino que para producir hay que volver a las raíces.”
Las buenas prácticas que conocen las mujeres comprometidas con el presente y el futuro de las próximas generaciones, son las prácticas de la solidaridad y que empuja cotidianamente para acceder a la tierra, por la preservación de los bienes comunes, por una agricultura que responda a las demandas de las personas, respetando la vida y la naturaleza; recomponiendo los ciclos de la vida agredidos por la máquina del capital.
Maquillaje vs Organización
La estrategia de “maquillaje de género” al extractivismo, publicitada a su vez por los medios hegemónicos, es una respuesta perversa ante la organización y toma de conciencia que generan las mujeres en sus territorios avasallados.
Las consecuencias sociales y ambientales del agronegocio, que atentan contra la integridad y salud de miles de mujeres en el territorio nacional, son ocultadas bajo la fachada de la “participación” de mujeres en las empresas del agro.
No se puede hablar de empoderamiento de las mujeres sin asumir las reivindicaciones históricas del movimiento feminista, de su organización y esfuerzo en construir otro mundo. Victoria de la Enredada dice: “Porque viene siendo necesario y urgente defender nuestros territorios es que hace 33 años, mujeres, lesbianas, travestis y trans, venimos encontrándonos en Encuentros Nacionales que ya son plurinacionales y diversos. Celebramos los encuentros cada vez, y reafirmamos en cada asamblea y actividad, el deseo de no perder el pulso de nuestras revoluciones, que por ser contra el patriarcado, lo son contra el capitalismo y su extractivismo contaminante. Nos queremos en libertad, reverdecidas, sin venenos.”
Buenos Aires, 20 de marzo de 2019