La primer mesa propuso recorrer la Economía de la industria versus economía de la población, expusieron Francisco ‘Pancho» Leone, Flavio Vergara y Gustavo Marín.
Francisco Leone
Médico diplomado en Salud Pública, estuvo a cargo del programa Remediar entre el 2008/9 y en el Programa de Suministros de inmunodepresores del Incucai.
“El complejo industrial-farmacéutico nos está llevando a la lógica de que todos los que estamos acá, estamos enfermos hasta que no se demuestre lo contrario”
Nosotros comprobamos que el Estado cuando compra en forma centralizada es muy eficiente. Nosotros por cada peso que gastábamos en el Remediar, si hubiésemos comprado en el mercado, hubiéramos gastado $11. O sea que evidentemente los precios Remediar estaban a la altura de una compra centralizada y en economía de escala. Es importante que un estado se haga cargo de estas cuestiones para bajar los precios o por lo menos para regular los precios de mercado.
Ante todo agradezco la invitación, es un gusto estar en una mesa con amigos y gente con la cual hemos trabajado muchos años, así que agradezco. Siempre es grato venir a este lugar donde uno tiene realmente muchos recuerdos, sobre todo de militancia. Yo no soy un especialista en el tema medicamentos, aprendí del tema de medicamentos porque me tocó trabajar en dos programas de provisión desde el estado y, como nos pasa a los que hacemos salud pública, tratamos de lo que no sabemos lo aprendemos. Y en este punto simplemente yo voy a tratar de pensar, a partir de la propuesta que se hace, algunas cuestiones desde la experiencia que hemos tenido en este punto.
“Discutir sobre medicamentos es discutir de política y de poder”
Lo interesante del espacio y de poder conversar, es que nos están convocando a un momento de reflexión dónde están planteando que hablemos del derecho al acceso, o sea, que si vamos a hablar del acceso al derecho al medicamento, lo que seguro vamos a tener que plantearnos son dos cuestiones. Hablar del Estado, que es quién debería asegurar esos derechos, pero también vamos a tener que discutir de poder, porque el medicamento representa poder cuando en sí mismo se plantea. Pero además, si vamos a plantearnos el derecho al acceso en el marco de la Argentina que se viene, estamos planteando que también tenemos que empezar a pensar en propósitos de gobierno, si es que estamos pensando también la idea de gobiernos que sostengan las economías populares. Ahora, si vamos también a discutir economía de la industria, lo que sí vamos a discutir, fundamentalmente, es poder. Y si vamos a discutir poder lo que vamos a discutir es política.
La problemática del medicamento en la Argentina y en el mundo no es un problema técnico y sí, eminentemente, la respuesta la vamos a tener en la política, porque es un problema de discusión de poder. Por lo tanto siguiendo estas cuestiones de las posibilidades de conversar y siguiendo algunas de las variables que propone Mario Testa en el postulado de coherencia, voy a tomar alguna de esas variables para tratar de iniciar alguna explicación sobre estas cuestiones, que van a ser mínimas, por supuesto. Entonces vamos a trabajar la idea de poder, la idea de historia, la idea de estado y la idea de proyecto de gobierno. Cuatro de las cuestiones que plantea Mario en el postulado. Y es interesante porque si estamos planteando la idea de proyecto de gobierno, el postulado de coherencia, los invito a que lean en Pensar en salud el postulado de coherencia de Mario Testa, nos plantea que cuando pensamos política, cuando pensamos proyectos, hay una suma de determinantes y condicionantes para ese proyecto, que no siempre uno puede plantear lo que quiere, sino que tiene que instalar esta idea. Y si hay una cuestión dentro de la salud que tiene fuertes determinantes y condicionantes es el tema del medicamento. Porque se trata de discusión de política y de poder. Si hablamos de poder respecto al tema medicamentos, lo que es innegable es que el medicamento representa una situación de poder que es el complejo médico industrial financiero, y si bien estas son cuatro palabras que se unen para plantear lo que están planteando, es un fuerte poder qué existe no sólo en Argentina sino en el mundo y que está vinculado a grupos que eminentemente tienen mucho poder porque no sólo la industria farmacéutica sino la industria de incorporación de tecnologías, las corporaciones profesionales o las corporaciones de atención médica que están participando en este espacio y generan poder, con lo cual ese poder se vislumbra de distintas maneras, con tendencias a ser espacios oligopólicos que además manejan precios, que es uno de los elementos que nos termina preocupando y manejan los mercados. Esto es manejar los mercados.
Otra cuestión, siguiendo esta idea de analizar poder, estaba viendo un trabajo de una monja, Teresa Forcades I Villa, que escribió un texto llamado Los crímenes de las grandes industrias farmacéuticas donde plantea que hay 500 empresas que se benefician con 70.000 millones de dólares, de las cuales 10 empresas se llevan prácticamente la mitad de ese monto. Y después plantea cuatro cuestiones que utiliza la industria como estrategia para sus ganancias: “Comercializar y efectuar una extraordinaria producción propagandística de los medicamentos que fabrica, aunque no sean útiles y puedan ser nocivos e incluso mortales; Explotar al máximo los medicamentos, incluido los esenciales, en forma de monopolio y en condiciones abusivas que no tienen en cuenta las necesidades objetivas de los enfermos, ni su capacidad adquisitiva.”
Esto lo hemos visto cotidianamente. Producen cualquier cosa, no importa para qué. Después lo vamos a ver cuando trabajemos la idea de estado y regulación. Además se los aprueban.
“Reducir a la mínima expresión o eliminar totalmente, en algunos casos, la investigación de las enfermedades que afectan principalmente a los pobres porque no resultan rentables y concentrarse en los problemas de las poblaciones con un alto poder adquisitivo, aunque no se trate de enfermedades”
Esto es muy interesante también, porque se bajó notablemente la inversión en desarrollo e investigación que realiza la farma a nivel mundial, está a menos del 10% de investigación y desarrollo, a pesar de que se vuelcan a precios, a partir del sostenimiento de patentes durante más de 20 años en los productos. Entonces, evidentemente, este es uno de los problemas. Pero la otra cuestión dentro de esto de “cualquier cosa que no sea enfermedades”. El último punto lo relaciono “forzar las legislaciones nacionales e internacionales a que favorezca sus intereses aunque sea a costa de la vida de millones de personas.” Como además, ahora son aportantes de los organismos internacionales y son los mayores aportantes, en este caso estoy hablando de la Organización Mundial de la Salud (OMS), han logrado bajar estándares de algunas patologías, que nos está llevando a la lógica de que todos los que estamos acá, estamos enfermos hasta que no se demuestre lo contrario. Esto no sería ningún problema salvo que para protegernos de esas enfermedades tenemos que consumir medicamentos o consumir gimnasio que además nos venden cuestiones para potenciar y poder hacer actividad física, o son dueños de los propios gimnasios, o una serie de cuestiones donde este mercado va mucho más allá de todas estas cuestiones y ejercen este poder. Esto es ejercer poder.
Tan interesante es que hasta la editora en jefe del New England planteaba “una industria con tal volumen de ganancia es como un gorila de 500 kg, hace lo que quiere”. Esto lo vemos a nivel internacional y, después, cuando miramos la Argentina -yo tengo datos de que en Argentina hay alrededor de 250 laboratorios, con 110 plantas de manufacturas, de los cuales 17 son multinacionales y en el ranking de facturación las nacionales son las que más aparecen, se llevan una gran parte: Gador, Bagó, Roemmers, el productor de vacunas que tuvo bastante influencias en los últimos años-. Y se llevan el 26% de la facturación total. Los primeros 20 se llevan cerca del 83% de lo facturado. Con lo cual estamos diciendo que hay 20 laboratorios que tienen tanto poder como para definir un conjunto de políticas.
“El mercado del medicamento en la Argentina lo manejan los laboratorios o la industria farmacéutica”
Si lo analizamos desde el punto de vista de lo histórico, tenemos una historia en medicamentos en Argentina y por eso a veces el análisis histórico nos permite reflexionar con algunas otras cuestiones, voy a hacer dos o tres referencias históricas.
En pleno espacio de un gobierno con concepción de estado de bienestar, crea la ley Oñativia el gobierno de Arturo Illia en el año 64. Con lo cual esto es también cierto, mucho del marco regulatorio que hoy persiste en la Argentina, esta ley sigue vigente más allá de muchas cuestiones, fueron creadas en el espacio de una concepción de Estado vinculado a concebir al Estado como garante de derecho. Esto significó, el hecho de haber sacado esta ley, que en el año 66 el gobierno de Onganía -que muchos pensaban que era por la disputa sindical política, fue por la cuestión de esta ley-, el golpe de estado de Onganía estuvo sustentado fuertemente a partir de haberse salido con una ley que regulara la actividad de los laboratorios en la Argentina. Después vamos a ver que este mismo gobierno se interesa bien por la salud, instala la ley 18610 que es la primera ley de obras sociales en la Argentina. Lo digo porque las obras sociales tienen mucho que ver en esta cuestión del medicamento. Se crea el PAMI en esta misma época. Estamos hablando de un gobierno militar que le interesaban las cuestiones vinculadas a la salud o algunas cuestiones comerciales vinculadas a la salud. A partir de este momento el mercado del medicamento en la Argentina lo manejan los laboratorios o la industria farmacéutica. Inclusive tuvo enorme ascendiente sobre cualquier espacio regulatorio más allá de algunos períodos que se intentó revertir este tipo de situaciones.
La otra cuestión a nivel internacional de los años 90, es que a nivel de la Organización Mundial de Comercio se plantea que los medicamentos son un bien comercial, reforzando la lógica que no es un bien social. Y ya que estamos en los noventa y tomando la Argentina, también aparecen algunas cuestiones de los medicamentos que empezaron a preocuparnos más allá de la concepción de Estado subsidiario que trazó el gobierno de los 90, donde además lo que se planteaba fundamentalmente es que el mercado era el que regulaba las relaciones sociales, se instala una propuesta desregulatoria y aparece la creación de la ANMAT en el marco de plenas políticas de estado subsidiario y de desregulación. Con lo cual era una manera de crear un ente que decían que era parecido a la FDA (Food & Drug Administration), pero en realidad estaba totalmente sojuzgado por la industria farmacéutica.
En los años 90 algo que se planteó y tiene que ver con el precio de los medicamentos. En esta época si uno toma tres variables en juego como ser el índice de precios del consumidor estable, el aumento de los precios y estabilizado el consumo. O sea, que es lo que establece que aumenta la facturación, quiere decir que manejaron los precios históricamente. La pregunta es ¿De dónde sale esa estructura de precios? Pregunta que nos tenemos que hacer en la actualidad porque esto lo estamos viendo hoy. Cuando los precios que estamos viendo aparecen por encima de los índices de precio del consumidor.
En los años 2000 aparece también un elemento para empezar a discutir, que a nivel de comercio, también en las rondas de la organización mundial, se empieza a plantear que las patentes se pueden discutir sí ahí aparece un problema de salud pública. Creo que fue una pequeña luz que apareció a comienzo de los 2000 para poder empezar a discutir la utilización de patentes en el caso de las problemáticas específicas de salud pública. Una que gana la economía popular.
“Por el convenio de la industria farmacéutica, el PAMI sigue comprando con nombre comercial”
En los años 90 hubo un intento de reordenar y avanzar en algunos aspectos para sostener la economía popular y que fue lo que aparece a partir de la crisis del 2001. Empezamos a pensar que era necesario avanzar en algunos aspectos y, fundamentalmente, en el aspecto de los medicamentos se avanzó en dos cuestiones que me parece que hay que tener en cuenta a la luz de los propósitos de gobierno. Uno de los ingresos era trabajar el tema de la promoción por nombre genérico, si bien el desarrollo de la propuesta de nombre genérico tuvo sus altos y sus bajos, porque por un lado estábamos comprando a nivel ministerial con nombre genérico, pero el convenio de la industria farmacéutica con el PAMI seguía comprando con nombre comercial, con lo cual ahí había una enorme contradicción. Convenio que nunca pudimos romper. Porque en un intento que hicimos alguna vez en el PAMI, de llamar a una licitación, no tuvimos respuesta. Esto muestra fehacientemente el poder en el mercado que tiene la industria farmacéutica. Convenio que hoy sigue vigente y con números que en muchos casos no son visibles.
El otro tema era que sí nos propusimos y yo tuve un espacio en esa experiencia, es el tema del programa Remediar, que se basó fundamentalmente en que nos encontramos en el 2001 con la necesidad de, algo que nos está pasando hoy, que había enormes sectores sociales que no tenían posibilidades del acceso a medicamentos y se buscó una manera a través de financiamiento internacional en ese momento -porque se instala el tema de la APS (Atención Primaria de la Salud) que fue un debate bastante intenso que tuvimos-. La estrategia de atención primaria no cerraba con promoción de consumo de medicamentos y esto era un tema, más allá que le habían puesto en el medio la idea del uso racional de medicamentos dentro de la propuesta. Pero lo que tenemos que reconocer es que el programa Remediar, más allá de las discusiones que hemos tenido, convocó un espacio muy importante en el marco de la crisis y después se termina instalando como un programa estructural. Con lo cual habrá que rediscutir qué está pasando hoy con ese programa.
De esta manera comprobamos que el Estado cuando compra en forma centralizada es muy eficiente. Nosotros por cada peso que gastábamos en el Remediar, si hubiésemos comprado en el mercado, hubiéramos gastado $11. O sea que evidentemente los precios Remediar estaban a la altura de una compra centralizada y en economía de escala. Es importante que un estado se haga cargo de estas cuestiones para bajar los precios o por lo menos para regular los precios de mercado.
Respecto al tema de Estado, tenemos que profundizar, tomando Estado como tema en sí mismo. Cualquier propuesta de gobierno que hagamos tenemos que rediscutir el rol del Estado. Y mi osadía de decir esto, en esta casa, que es la casa de los Trabajadores del Estado, pero me parece importante porque hace muchos años que venimos trabajando estas lógicas de los sistemas mixtos y en realidad no terminamos de asumir cuál es el rol del Estado en la administración de los sistemas de salud mixtos y en el caso del medicamento también. Y que por otro lado el Estado, tomando las lógicas del estado de bienestar, tiene que proveer medicamentos fundamentalmente en aquellos sectores que no tienen posibilidades de hacerlo, pero también tiene que regular la actividad del mercado, para lo cual tenemos que tener entes regulatorios realmente fuertes y sostenidos.
Ahora bien, para cerrar, hay que recuperar una propuesta de soberanía sanitaria de los sectores populares, es decir trabajemos en una lógica donde podamos asegurar los derechos de la ciudadanía. Retomar el debate en el marco del Estado, desestructuración de los mercados desregulados, para lo cual tenemos que instalar entes regulatorios sólidos, no corporativos, para lo cual no tener que discutir con algunas organizaciones gremiales también alguna de estas cuestiones.
Instalar una lógica también de asociar, por eso hay que discutir también ANMAT pero también hay que asociarse con Secretaría de Comercio, si vamos a discutir mercado, cadena de valores, precios. Esto no es tributario exclusivo del Ministerio de Salud o de la Secretaría de salud ni de la ANMAT. Y, fundamentalmente, el fortalecimiento del Estado en lo que es cobertura, gestión y diseño de programas, la posibilidad de la compra centralizada por parte del Estado de medicamentos, con un programa de compras centralizadas con su programa que puede ser Remediar para genéricos, programa de seguimiento post transplante para inmunosupresores, oncológicos, HIV. O sea que es posible tener subprogramas específicos pero con una compra centralizada donde podemos sí a partir de generar un oligopsonio, poder regular precios en contra de estos oligopolios de los medicamentos. Y, fundamentalmente, la posibilidad también de evaluación epidemiológica, algo que nos dio analizar el tema de los consumos, esto es un dato que la experiencia Remediar nos dio conocimientos muy interesantes realmente para hacer esos análisis. Hubo más de 15 millones de recetas grabadas en la base de datos que tenía información epidemiológica muy rica.
Esto hay que hacerlo con los usuarios para salir de la lógica de que las empresas movilizan al usuario y fundamentalmente otro de los temas que aprendimos del Remediar y, que probablemente es una de las grandes cuestiones, es que tenemos la posibilidad de formar programas vinculados a todo lo que es logística. Creo que lo más interesante que produjo el remediar es que nos dimos cuenta que el Ministerio estaba en condiciones de hacer la logística a 6000 centros de salud en todo el país, pero que también incorporamos durante nuestra gestión, una serie de programas que también distribuía al interior, o sea que se utilizó el programa Remediar para distribuir como logística, y creo que estamos en condiciones de este tipo de cuestiones.
Y para cerrar, hay plantear la posibilidad de una seria discusión sobre la producción pública de medicamentos. Nosotros por suerte pudimos iniciar en el año 2008-2009 la compra de medicamentos por parte de Remediar, hubo bastante resistencia dentro del programa a la compra de producción pública, iniciamos un proceso que siguió hasta hoy pero que me parece que tenemos que dar un debate porque hubo que hacer realmente cuestiones importantes para poder avanzar esos aspectos. Muchas gracias.
Gustavo Marín
Miembro fundador de GAPURmed (Grupo Argentino Por el Uso Racional del Medicamento), profesor titular en la Facultad de Ciencias Médicas de La Plata e investigador del Conicet.
“Tenemos en el organismo del Estado agencias, como puede ser ANMAT, que permiten que circulen medicamentos no eficaces e inseguros.”
No sólo tenemos medicamentos inseguros, no solo tenemos medicamentos poco eficaces, sino que los que han demostrado alguna eficacia, los permitimos usar en cualquier tipo de población, exponiendo a la población a otros riesgos.
Voy a empezar con una realidad que es clara. Acá en Argentina hay por lo menos entre 15.000 y 17.000 productos farmacéuticos disponibles para consumir. Ahora la pregunta que uno se hace es si todos tienen eficacia. Y la verdad que no, no todos los medicamentos que nosotros tenemos disponibles tienen eficacia. Y eso ya nos hace pensar en una situación ¿Por qué permitimos el uso de un medicamentos que no van a portar beneficios para nuestra cura o para nuestra enfermedad? Hay circulando medicamentos que no tienen eficacia y es más, muchos de los medicamentos no son seguros. Europa viene de retirar 482 medicamentos que son inseguros y que nosotros todavía tenemos acá dando vueltas a merced de nuestra población. Tenemos en el organismo del Estado agencias, como puede ser ANMAT, que permiten que circulen medicamentos no eficaces e inseguros.
Entonces nosotros necesitamos incorporar, para las decisiones del estado, evidencia científica, experiencia de los investigadores, que en realidad no se usan. Por ejemplo, hay propuestas de formación de lo que era el Ministerio de Salud de la Nación, que ahora es Secretaría, Instituto Nacional del Cáncer, que en realidad están lejos de utilizar los saberes que generan, por ejemplo, el Conicet, las universidades, etcétera. Y eso es un dato, ya que si la ciencia te está diciendo que este es el medicamento a adquirir, a regular y a registrar, y se registra todo, eso tiene una lógica inversa a lo racional.
Por ejemplo, tenemos el PAMI que hace un llamado a toda la población diciendo que reguló y redujo el precio en un 5% de los medicamentos generales, como un logro de gestión. Y en realidad no es una buena gestión, está reduciendo el precio para perpetuar esta compra de todo y exponer a nuestros abuelos a medicamentos que no son eficaces ni seguros, pero a un poquito mejor precio. Eso no es logro de gestión, eso es perpetuar el mercado que se está dando desde hace años.
¿Cómo se instala una nueva necesidad en el estado y en la población? Por ejemplo aparece en un diario de gran tirada argentino la solución a la osteoporosis. Y empieza a decir que 1.500.000 mujeres sufren osteoporosis y que llegó la solución -esto fue hace años-, que es el alendronato, que es una medicación que fija el calcio en los huesos. Y nombra evidencia científica que dice que efectivamente reduce en un 50% la tasa de refracturas de las mujeres que sufrieron alguna de esas fracturas. Pero nada tiene que ver con las mujeres osteoporóticas. Ya que la mayoría de las mujeres osteoporóticas nunca va a sufrir una fractura, y de las que se fracturan, pocas van a sufrir refracturas. Por lo tanto esa medicación que se ésta alentando masivamente va a ser útil sólo en una muy pequeña parte de la población. Sin embargo, les muestro cómo es la lógica: 7 millones son posmenopáusicas, un millón y medio osteoporóticas, 175.000 van tener fracturas y 3.150 van a tener refracturas. Es decir, estas últimas son las que se van a beneficiar con la medicación. Sin embargo las obras sociales la aceptan para cualquier posmenopáusica. Estamos diciendo que la lógica de aceptación, no sólo tenemos medicamentos inseguros, no solo tenemos medicamentos poco eficaces, sino que los que han demostrado alguna eficacia, los permitimos usar en cualquier tipo de población, exponiendo a la población a otros riesgos, por ejemplo a causar esofagitis en toda la población que lo toma durante 5 años para tener un efecto beneficioso, sin embargo la obra social se lo acepta a todo el mundo.
Esto saldría, aproximadamente, para toda la población Argentina, 2000 millones de pesos para los que están definidos; sin embargo, sí toda la población lo demandara, esto llevaría a más de 1.400.000 millones de pesos para la población. ¿Porque no ocurre un desajuste? Porque en realidad no todos tienen acceso o no todos demandan el acceso. Pero lo que tenemos que hacer es dotar al Estado de herramientas científico-tecnológicas, decisiones políticas concretas basadas en evidencias que permitan que el acceso sea para aquellos que verdaderamente lo requieren. Es decir, con esto podemos utilizar dinero excedente para garantizar el acceso a la medicación a todos aquellos que requieran. Esto no es casual porque en realidad las obras sociales terminan ajustando. Por ejemplo, IOMA acepta a toda la población osteoporótica esta medicación, sin embargo en vez de cubrir 100% la medicación para aquellos que requieren, les cubre un 17% para todos. Y termina perdiendo el bolsillo del trabajador o del afiliado, que pone el 83% que le falta, de su bolsillo. Es fácil decir “cubro todo” si el que pone es el afiliado.
“Convertirnos de sanos en potencialmente enfermos”
Esto es un Estado que no garantiza derechos a una población que sí requeriría la cobertura. De alguna manera nos tenemos que replantear todo. Algo tan básico como que si yo soy hipertenso, me cubre un 30% de una medicación muy sencilla cómo puede ser un anti hipertensivo, enalapril, del cual tengo que pagar el 70% de mi bolsillo, pero me cubre un 100% cuando yo hago un accidente cerebrovascular, cuando hago un infarto. Entonces, si yo dejo de tomar una medicación porque no me alcanza el dinero para pagar ese monto, sí me va a pagar las consecuencias qué son muchísimo más caras. Esto es lo que planteo que hay que revisar.
Con respecto al mercado que hay actualmente. Hay un ingreso de una presión por parte de la industria farmacéutica a generar con estas innovaciones genéticas, convertirnos de sanos a potencialmente enfermos, que hay que tratarlos ya. Esta el caso de Angelina Jolie, por decir un caso conocido. Entonces amerita que tomemos una medicación que la llamamos de alto precio o alto costo, que nos lleva el 40% de los ingresos del hogar. Pero en realidad no exceden de unos 50 medicamentos esenciales que pueden ser de alto costo, sin embargo se llevan 33% de los gastos de la obra social. Y si no lo cubren aparece lo que se llama la judicialización. Hay innovaciones, las innovaciones ingresan al mercado, estos nuevos productos generan nuevas necesidades. Por ejemplo, yo me doy cuenta que potencialmente tengo un 33% de probabilidades de desarrollar melanoma. Y si consumo tal cosa probablemente negativizo eso. O sea que yo, que ahora estoy sano y tengo un 33% de desarrollar una enfermedad en el futuro, me quiero tratar ahora. ¿A quién se lo pido? Al Estado, a mi obra social, a un financiador para el cual trabajo y eso me genera una nueva necesidad que no estaba, se están generando nuevas necesidades en la población, que finalmente terminan en el escritorio de un financiador que va a tener que decidir si financiar eso o financiar vacunas o financiar enalapril para hipertensos y eso hay que pagarlo sí o sí, porque viene por demanda, entonces lo paga. Y termina haciendo lo que siempre hacen los financiadores que es reducir la tasa de cobertura. Por eso es que tenemos 17% de cobertura de levotiroxina en IOMA, cuando tendríamos que tener 100% de cobertura y no tendríamos que pagar para medicamentos esenciales por nuestra obra social.
Estamos en esta situación, los ciudadanos demandan y el estado trata de regular, y los jueces que hacen un cuidado de la población, tratando de generar sentencias para que se provea medicación, con recursos de amparo que no siempre están basados en la racionalidad. Estos recursos terminan poniendo en riesgo la financiación. Estos recursos de amparo nosotros creemos que dan equidad a la población, sin embargo en la obra social provincial el 84% de estos recursos los presentaron familias de alto nivel económico. Quiere decir que aquel individuo qué tiene un ingreso limitado no le llegan estos recursos de amparo, lo hace quién puede contratar un abogado y presentar un pedido formal en IOMA. Quiere decir que ese beneficio del recurso de amparo no esta dando en la equidad que nosotros necesitamos.
“Estamos ante una puja entre los derechos individuales y los derechos colectivos”
Lo que quiero plantear para ir redondeando es que estamos ante una puja entre los derechos individuales y los derechos colectivos, ¿Quién va a dirimir esto? Tenemos herramientas. Nosotros podemos hasta utilizar un 16% de un PAMI o de IOMA, del monto total que destina a medicamentos, en un solo medicamento, si nosotros lo aceptamos. Y lo peor es que nuestras agencias del estado están recomendando esos medicamentos que no traen un beneficio cierto. Por ejemplo, las guías prácticas del instituto Nacional del Cáncer recomiendan un medicamento para el cáncer de mama, pertuzumab, que da unos días más de vida en una población, esa es la única evidencia que hay, muy poca sobrevida. Sin embargo sale, hay que destinarle un 16% del monto que destina esa obra social a comprar y pagar por un caso de estos medicamentos.
Por un lado, tenemos que avanzar sobre los juicios científicos, que hoy en Argentina por suerte muchos grupos que trabajan en generación de evidencia en medicamentos, pero también vamos a tener que analizar desde el punto de vista ético, si va a ser o no ético negarle a una persona algún mes de sobrevida de derecho individual ponderando los derechos colectivos. Eso hay que analizarlo y para eso hay organismos de gobierno. Acá el gobierno actual estaba generando la AGNET que es la Agencia Nacional de Evaluación de Tecnologías de Salud. No es una mala idea, la mala idea es a quién ponen adentro porque la primera propuesta fue poner a miembros de la industria farmacéutica. Es poner a los lobos a cuidar a las ovejas, eso es imposible, porque eso no es estar pensando como Estado sino que estar pensando en negocios. La flexibilidad que ha habido en el ANMAT en estos años es enorme, uno deja un pedido de registro de medicamento parado dos meses y automáticamente lo tiene registrado. Eso es una barbaridad porque no estamos utilizando las herramientas del Estado como garantía para la seguridad de nuestro pueblo. Llegamos a este punto en que el estado va a tener que definir si le quiere comprar un Rolls Royce a uno o un fitito a todos y esa decisión tiene que estar basada, creo que yo porque vengo del área científica, de manera científica.
Nosotros hicimos una propuesta en el 2011 para el Mercosur, hubo un avance enorme, se trató con Brasil, Paraguay y con Uruguay, un análisis de cómo tratar este tipo de problemas, primero desde el punto de vista científico después desde el punto de vista ético y después, realizar una compra en común entre todos los países. Hace poco todos los países compraron factor antihemofílico al 7% de lo que lo hubiesen pagado si lo compraban solos.
Entonces, hay como una escalera de decisiones: Primero garantizar que sea eficaz y seguro, ningún medicamento debería ser pagado si no es eficaz o inseguro. Segundo decidir cómo lo adquirimos, no salir a comprar cualquier cosa a menos precio, pueden ser compras conjuntas, puede ser producción pública de medicamentos. Hay un abanico de posibilidades que vienen después de esta toma de decisiones, que es un poco lo que estamos discutiendo en esta mesa. Gracias.
Flavio Vergara
Vocal del Consejo Directivo Nacional de ATE además de ser representante paritario nacional.
“El costo lo paga la gente y los beneficios se lo llevan los laboratorios multinacionales, los privados”
Buenas tardes a todas y a todos. La enorme lluvia de votos que hubo, hicieron que florezcan estas discusiones que estaban encapsuladas, de alguna manera, y que no salían a la luz porque teníamos un urgencia por poder perfilar que es lo que nosotros veníamos discutiendo, que es lo que veníamos haciendo los que tuvieron la posibilidad de ocupar cargos ejecutivos, que es lo que veníamos reclamando como trabajadores y trabajadoras. Y necesitamos tener una propuesta unificadora, cada uno de los debates que se van dando son parte de un rompecabezas que tenemos que poder formatear lo más rápido posible porque lo que se viene es la reconstrucción. Nosotros estamos en un nivel de destrucción, de desguace, de empobrecimiento, de achicamiento de las funciones del estado.
Yo cuando escuchaba las discusiones de cómo vamos a condicionar a los laboratorios, me encantó escucharlo pero no me creo que sea posible hoy para nosotros. Así lo escribamos, porque me parece que el poder que tienen es tan grande que nosotros vamos a tener un rol más cercano. Nosotros tenemos que poder hacer que estos auditorios se llenen de compañeras y compañeros porque yo no sé cuántos de los que estamos acá somos trabajadoras o trabajadores estatales, algunos sé que sí porque los conozco, pero nosotros tenemos que hacer que este debate que estamos teniendo se haga carne y se haga músculo en nuestros compañeros y compañeras. No alcanza con que vengan buenas políticas o malas políticas, porque de última terminamos siendo reproductores de lo que te dicen que hay que hacer. Y tenemos que tener la capacidad crítica de poder incidir en que esas políticas tengan, efectivamente, el rumbo que entendemos como campo popular, sino somos velas que las lleva el viento para cualquier lado y así nos fue, por lo menos este último tiempo.
Por eso digo cuando hablamos del título De la economía de la industria vs la economía de la población a mí me surgía la inquietud de que esto es como decir o se maximizan ganancias o hay inversión en salud para que tengamos más y mejor salud. Y cuando uno habla de esta inversión habla del gasto, el gasto en salud en este país es importante. Hay un costo y un beneficio. ¿Quién paga el costo y quién se beneficia con este modelo? Me parece que el costo lo paga la gente y los beneficios se lo llevan los laboratorios multinacionales, los privados, los estatales, el amigo Hugo Sigman, que ya lo citaremos en el devenir. Tenemos que poder encauzar para quién es el beneficio del sistema de salud, para quién es el beneficio del Remediar.
“El medicamento es un bien social”
El acceso al medicamento en lo que se viene es a través de medicamentos esenciales, es a través de uso racional. Hay definiciones y categorías que nosotros tenemos que sostener porque si no terminamos jugando en el campo del enemigo. Tenemos que encuadrar estas cuestiones muy fuertes para poder entender hacia dónde vamos a tener que marchar. Construir sentido común y en este caso los trabajadores tenemos un rol muy fuerte porque para nosotros el medicamento es un bien social. Y el rol del Estado es el regulador, el gran comprador y tiene que ser productor. La producción pública no va a reemplazar a los laboratorios, lo que tiene que hacer es asumir un rol social y utilizar el espacio para algunos sectores que están huérfanos de producción porque no es viable o rentable. A pesar de que le queremos controlar la renta.
Cuando hablamos de producción pública de medicamentos nosotros siempre agregamos –yo soy trabajador de ANLIS MALBRAN-, agregamos medicamentos de sueros, de vacunas, de reactivos. Porque no se terminan en el medicamento los elementos de uso del sistema de salud. Más vale que el medicamento, la pastillita, es lo más claro. Ahora, en estos cuatro años cerraron fábricas de jeringas y fábricas de preservativos, son elementos del sistema de salud, no son medicamentos. Sí son, tenemos que recuperar eso.
En el 2001 estábamos discutiendo la recuperación de áreas de producción e intentamos hacer con el INTI la producción de plástico para vías de venoclisis, para tener jeringas, materiales descartables, para tener tubos que sean de producción nacional, poder hacer el reemplazo por lo que no entraba en el mercado porque el dólar se había disparado, entonces no llegábamos a comprar, se caían las licitaciones. Igual que ahora, es casi la misma película y no podemos pasar de pantalla.
“Si el estado no tiene capacidad regulatoria, hacen lo que quieren”
Entonces, es un gran debate, porque hace falta, que además de los laboratorios, el Estado, si define que va a producir, haga mayor inversión en innovación, en desarrollo, porque la innovación para el Estado no puede estar al servicio de la rentabilidad. El estado tiene que hacer una inversión selectiva, con la posibilidad de tener direccionado muy claramente hacia adonde se tiene que ir, cuales son las necesidades que se tienen. Y, en esto, vamos a un ejemplo viejo: cuando hablaban de Sigman, nosotros en el 2009, en el período de la post pandemia de gripe, teníamos un convenio de ANLIS MALBRÁN con Brasil, con Fiocruz, para hacer la planta de producción de vacunas para la gripe en Pergamino, donde hoy está la situación de la crisis por la imposibilidad de que la planta siga produciendo la vacuna de la fiebre hemorrágica argentina. En ese momento nos peleamos con las autoridades del misterio, estaba Manzur, porque le discutíamos que era una cuestión de soberanía sanitaria. No es que lo inventamos porque lo habíamos reacuñado ese término ya que para nosotros el Estado tenía que ser el productor de esa vacuna, no un laboratorio privado. Resulta que apareció un expediente que funcionó, que fue Biogénesis Bagó, que terminó haciendo esto. Sigman era uno de los actores fundamentales de esto, Sigman igual fue en ese momento el gran laboratorio, el gran productor del año, creo que fue el empresario de año -el año pasado-, porque es tipo tiene mucha capacidad. En un momento hubo un problema con los yacarés en los Esteros del Iberá e hicieron una inversión para el proyecto Yacaré Porá. Lo que hicieron fue levantar los huevos de los yacarés de los nidos para que no se los coman los caranchos y entonces los incubaron, los pusieron otra vez en la naturaleza y funcionó: el yacaré no está en peligro de extinción y, es más, fue tan exitoso que hay súper población y entonces ahora faenamos para poder vender carne de yacaré. Ese es Sigman, brillante. Fundación Mundo Sano, es la mujer de Sigman. Son actores que van a seguir estando en la cancha, no los vamos a sacar nosotros porque lo esté diciendo yo acá, olvídense. Pero es un actor que si se asocia y el estado tiene capacidad regulatoria, es un buen productor, y si el estado no tiene capacidad regulatoria, hacen lo que quieren. Así de claro.
En ese momento no se pudo, aunque la estructura de producción de la vacuna de gripe es la misma que la de fiebre hemorrágica: se hace el soporte, se produce el huevo embrionado. A principios de este gobierno se firmó un convenio de vuelta con Brasil para poder hacer la transferencia tecnológica para empezar a hacer la vacuna contra la fiebre amarilla, porque fiebre amarilla es una vacuna que tiene en el mundo 5 productores, creo que China, Rusia, India, Brasil. Bueno, no se hizo nada, no se hizo la infraestructura, no se financió. Íbamos a capacitar gente para poder hacer el trabajo, poner las plantas, pero las plantas se están cayendo porque no inversión, no hay inciso 4. No hay plata para infraestructura en el Estado Nacional. Por tanto vamos a llegar a fin de año sin nada de avances de esto, con un tanto de la amazonia quemada, con lo que no sabemos bien qué va a hacer el mosquito. Y Brasil no va a tener capacidad para proveernos porque va a tener un problema propio. Estas son cosas que se miden en el largo plazo, que son miradas estratégicas.
“Lo que se viene es reconstrucción porque el daño que hicieron es demasiado grande”
Entonces, el rol nuestro, desde la mirada de trabajadores, tenemos que poder entender y pensar que si tenemos laboratorios productores que son de orden nacional, como el ANLAIS Malbrán, como el Instituto Biológico que es de orden provincial, Laboratorio de las Fuerzas Armadas, de la Universidad como Hemoderivados, de las provincias. Nosotros necesitamos como trabajadores que se establezca un concepto que tenga que ver con un escalafón, que esos trabajadores tengan una especie de carrera, que estén integrados en un sistema que los pueda unificar, que tengan estabilidad, salarios, buenas condiciones de trabajo, porque sino hablar de esto y no pensar en esa línea, es sólo estar diciendo cosas que parece que nadie las está haciendo, y lo encarnan laburantes que son compañeros nuestros. A los cuales nosotros como organización le debemos una respuesta concreta de cómo debería ser ese esquema. No digo para ahora, para ya. Es una materia a discutir y analizar. El laboratorio del Posadas que hace medicamentos, muchos laboratorios de la Ciudad de Buenos Aires que también producen. Hay que ver cuál es el sistema, cuál es la capacidad operativa. Llevó muchos años poder poner a punto la normativa para que puedan circular medicamentos de una provincia a la otra porque las legislaciones no lo permitían hacer. Todo eso se logró hacer, estamos en un estadio interesante. Remediar pudo comprar, primero le compraba a los laboratorios privados y después los revendían, hasta que después se pudo hacer la compra directa. Son todas cosas que nos pasaron. Nosotros entendemos que el desafío que tenemos es muy grande.
Después del aluvión, de la enorme lluvia de votos que puso a este gobierno en la crisis en la que está, por suerte, nosotros lo sospechábamos pero no sé si todos creíamos que podíamos estar en estas condiciones de sacarlo, yo hago una valoración, a mí, a nosotros en particular, nos hubiera gustado que hubiésemos podido haber cambiado la frase esa de que no nos une el amor sino el espanto, y que en realidad nos una el amor contra el espanto que fue este gobierno. No lo pudimos hacer, terminamos juntándonos cuando ya estamos hechos pelota, muy diezmados, pero llegamos a un punto en el que se abre una esperanza. Para muchos puede que la fórmula de gobierno del Frente de Todos no sea la fórmula con la que sueñen o la que quieren, a mí me gusta, pero más allá de eso, hay que bancar ahí. No acríticamente, no pasándose de rosca, tenemos que empezar a ejercer un delicado equilibrio de sostener principios con mucha rigurosidad para poder avanzar y cumplir con esta premisa que nos estamos planteando: queremos que todos los argentinos y las argentinas tengan los medicamentos que necesitan. Y para eso hacemos falta todos porque lo que se viene es reconstrucción porque el daño que hicieron es demasiado grande. Capaz que estamos a la altura de poder entender que solo todos nosotros y nosotras, juntos, vamos a poder dar vuelta esta página y poner de vuelta a la nave de nuestro país en el sentido de la acumulación para el pueblo, de la distribución de la riqueza y los medicamentos son uno de esos bienes. Nada más.