Ante la información oficial que indica que el 14,5% de los afectados por Covid 19 es personal de salud, el autor de la nota que es Médico sanitarista, Cueseb (Centro Universitario de Estudios sobre Salud, Economía y Bienestar – UNC), asegura que «Cuidar a los que nos cuidan debe ser una premisa esencial» ya que «La fuerza laboral del sector salud es una parte de la población, pero que tiene la peculiaridad de que se espera de ella que cuide la salud de los demás desplegando una tarea donde expone a diario la suya misma.»
La salud de los que nos cuidan, por Daniel Esteban Manoukian
Provisión suficiente y con calidad segura de Equipos de Protección Personal (EPP), espacios físicos y distanciamiento en los establecimientos, equipos locales de seguridad hospitalaria, son algunos aspectos a considerar durante y después de la pandemia para quienes trabajan en los servicios sanitarios.
Este artículo, firmado por un médico, no debe interpretarse como una defensa corporativa de un sector de la comunidad preocupado solo por sí mismo. Antes bien, la idea fuerza de este texto es velar por la preservación de actores fundamentales para dar cuenta de las situaciones que genera la pandemia, en favor de la salud colectiva.
El viernes 17 de abril la viceministra de salud, Carla Vizzotti, afirmó que del total de 2.669 casos confirmados, el 14% (379 personas) corresponde a integrantes de equipos de salud y que de ese grupo, el 33 % tenía un antecedente de viaje. Aun excluyendo a los viajeros, el impacto del Covid19 en los equipos de salud es significativo, el 9,3% de los casos confirmados son parte del personal de salud que probablemente contrajeron la enfermedad trabajando.
La viceministra afirmó que en base a la investigación epidemiológica realizada, la principal vía de transmisión dentro del equipo de salud es horizontal, lo cual “significa que es entre el personal de salud y no el 100 por ciento a partir de un paciente confirmado con Covid-19”. Dicho de otra manera, es más importante el contagio entre los mismos integrantes del equipo de salud, que entre pacientes y trabajadores. Por esa razón, sugirió que “los trabajadores de salud que presenten alguno de los síntomas incluidos en la definición de caso sospechoso de Covid-19 deben quedarse en casa, contactar al sistema de salud y no asistir al trabajo”.
Las organizaciones gremiales venían advirtiendo sobre la necesidad de atender esta cuestión, y habían logrado que se reconociera mediante el DECNU 367/2020 que la enfermedad Covid-19 producida por el coronavirus SARS-CoV-2 se considerara presuntivamente una enfermedad de carácter profesional (artículo 1°). Pero, ya se sabe, reconocer un problema de salud como enfermedad de carácter profesional es llegar tarde, es haber perdido el valioso espacio de la prevención.
Si no se actúa con celeridad y rigor se corre el riesgo de diezmar a los equipos antes de las instancias decisivas de la pandemia. El personal de salud tiene una doble posibilidad de contagiarse por estar atendiendo enfermos y por no estar alcanzado en la cuarentena, y muchas veces ir a trabajar en el transporte público.
Entonces, ¿cómo trabajar en salud durante, y después de la pandemia? Algunos aspectos que debemos considerar:
1. Equipos de protección personal (EPP). Es el conjunto de elementos que deben estar disponibles para asegurar que el trabajador de salud evite contagiarse del SARS-CoV-2. Para cada función está establecido cómo se compone ese equipo, camisolín impermeable, barbijos, máscaras faciales, mamelucos, guantes, botas, etc. No solo debe estar prevista la provisión en cantidad, también la calidad de esos elementos debe estar garantizada porque la capacidad de filtro de los posibles materiales empleados en su confección no son iguales y algunos se desaconsejan para esta función.
Además es necesario entrenar al personal en las técnicas de colocación y retiro de los EPP y los tiempos de recambio de los EPP. Por ejemplo las horas máximas de uso de los barbijos, todo ello en el marco de un persistente clima a favor de la concientización sobre el riesgo de contagio. Si la epidemia de H1N1 no nos dejó instalada en la cultura de trabajo el correcto lavado de manos y el uso racional de los EPP, esta debe ser una oportunidad para lograrlo.
2. Espacios físicos y el distanciamiento social. El uso de los EPP no alcanza para resguardar a los trabajadores del contagio. Las mismas medidas que auspiciamos para toda la comunidad deben ser atendidas en los hospitales y centros de salud. Entre ellas, evitar la presencia de personas en número tal, que reduzcan la distancia entre las mismas a menos de 2 metros, e intentar, en la medida de lo posible, establecer circulación independiente Covid19 y no Covid19. Limitar al máximo la circulación dentro de los hospitales y acomodar los espacios de espera para que la misma disposición de los lugares genere el distanciamiento recomendado, son algunas medidas simples que ayudarán a reducir el riesgo de contagio.
3. Equipos locales de seguridad hospitalaria con participación de la conducción y los trabajadores, que monitoricen los procesos y el cumplimiento de protocolos, y corrijan los desvíos y puntos débiles. Supervisar, desde si nos lavamos las manos con la técnica correcta, hasta verificar cómo nos ponemos y sacamos o descartamos el EPP. Atender las recomendaciones que van surgiendo en la medida que aprendemos más sobre el tema y estar atentos a las observaciones de los trabajadores de terreno, que muchas veces advierten detalles que a la conducción se les pasan por alto. En este contexto es imperioso reducir el potencial nivel de conflicto que hace desperdiciar energía, y una de las maneras de evitarlo es trabajar participativamente en la búsqueda de soluciones y en la elaboración de acuerdos, para luego comunicar masivamente.
4. Organización de la tarea. “En las conclusiones preliminares de la investigación se han observado cadenas de transmisión en distintas instituciones y la explicación es que el equipo de salud trabaja en distintos sitios”, informó Vizzotti el 17 de este mes. La extensión de las guardias activas, la cantidad de pacientes asistidos por hora en consultorios, el sistema de otorgamiento de turnos para distintos servicios hospitalarios y de los centros de salud, la atención a distancia y la telemedicina, entre otros aspectos relacionados con la organización del trabajo, deberán ser revisados, no solamente para el escenario de la pandemia, sino para que esta coyuntura genere una externalidad positiva que perdure más allá de ella. El pluriempleo de muchos trabajadores de salud suma un factor de riesgo, como sugirió la Dra. Vizzotti, lo cual desde nuestro punto de vista agrega un argumento más a favor de fortalecer y estimular el régimen de dedicación exclusiva en el ámbito de salud para todas las disciplinas.
5. Vigilancia activa de la salud de los trabajadores de salud. La detección de portadores entre los trabajadores de salud tiene por finalidad reducir la posibilidad de propagación de la infección dentro del equipo de salud, siendo esto relevante para poder contar con el personal suficiente para la atención de la comunidad. Por esta razón, deberán extremarse los recaudos para la detección de casos sospechosos que clínicamente cursen como asintomáticos o leves, para hacer pruebas, separarlos de la actividad y testear a sus compañeros. La frecuencia del testeo del personal de salud, no está definida, ya que el resultado negativo hoy no descarta la enfermedad en los próximos días. Sin embargo, parece pertinente sugerir ser más riguroso en la definición de caso sospechoso cuando se trata de personal de salud, al considerarlos de prioridad para el cuidado.
6. No todo es Covid19 en la vida de las personas. Las personas también requieren que los equipos de salud estén disponibles para otras tareas, y el poder desplegar esas acciones, también hace a la salud del trabajador de salud. El acompañamiento en etapas vitales esenciales (embarazo, parto, el recién nacido, la salud de los niños, niñas y adolescentes; de los y las trabajadoras y las personas mayores); atender otras dolencias, crónicas y agudas; asistir a las personas con padecimientos mentales anteriores y los que surgen con el aislamiento y la incertidumbre que genera la pandemia, o estar atentos a las violencias, son parte de las acciones que no deben descuidarse por la salud comunitaria y para preservar la identidad y razón de ser de los equipos de salud.
Es cierto que para tratar pacientes severos o críticos con Covid-19 se necesitan camas de terapia intensiva, respiradores y equipamiento complejo, pero todo sería inútil sin trabajadores de salud, capacitados y entrenados, pero fundamentalmente comprometidos con el otro.
La fuerza laboral del sector salud es una parte de la población, pero que tiene la peculiaridad de que se espera de ella que cuide la salud de los demás desplegando una tarea donde expone a diario la suya misma.
Cuidar a los que nos cuidan debe ser una premisa esencial.
Fuente: vaconfirma.com.ar