Las instituciones y las personas mayores


Por Lic. Roberto Orden, Mgter. en Gerontología Social.

20 de septiembre: Día del Jubilado/a en la Argentina

1 de octubre: Día Internacional de las personas mayores (ONU)

 

Las instituciones abocadas a la atención de las personas mayores,en ocasiones, tienden a reproducir, algunos de los problemas que sufren los integrantes de este Colectivo.

La fuerza disciplinadora de los dispositivos y de las tramas instituidas, los criterios prevalentes, la inercia de las rutinas y muchas representaciones obrantes en el seno de la propia comunidad  pueden explicar algunos de estos efectos paradojales, surgidos  en dichas instituciones.

El siempre recordado y querido, Fernando Ulloa (trajinador incansable del campo de la defensa de los DDHH y analista institucional) decía que cuando fallan las articulaciones entre roles, tiempos y espacios en el ámbito de las instituciones, se presenta un fenómeno universal al que llamaba fractura institucional.

Las instituciones del espectro gerontológico y previsional como otros dispositivos, al no dar adecuadas respuestas a las necesidades sociales, asumen formatos, sobrecargados de normas protocolos y organigramas, además de una tendencia grosera a la normalización estadística de las personas bajo su cobertura, que termina calumniando cualquier posibilidad de entender lo que necesitan los y las mayores, en cada situación vivida por los mismos.

Dichos dispositivos hacen diagnósticos que metaforizan,  fotos de soles en el espacio, estallados hace millones de años.

Más abajo se anexan dos organigramas, correspondientes al MINISTERIO DE SALUD DE LA CABA y a la SECRETARÍA GENERAL DE DERECHOS HUMANOS, GERONTOLOGÍA COMUNITARIA, GÉNERO Y POLÍTICAS DE CUIDADO con sus aperturas a nivel de las Unidades Locales de gestión del PAMI, (Obra social de los jubilados y pensionados de la Argentina).

En el caso de la CABA, la buena idea post Pandemia de Covid, consistente en incluir las prestaciones y servicios gerontológicos de la Ciudad dentro del Ministerio de Salud, tuvo efecto suelo, al generar por afuera del resto de las dependencias de dicho Ministerio, una Secretaría de Bienestar Integral, indefendible desde lo conceptual y tampoco desde lo operativo.

Dicha iniciativa, desde su propia génesis, tuvo una herida de muerte simbólica, al reproducir una habito edadista, cual es fragmentar el necesario abordaje sociosanitario, indispensable para garantizar una atención, personalizada, continua, progresiva y por supuesto integral para las personas mayores, en particular en su transcurso por estadios de fragilidad y dependencia.

En dicho organigrama las desarticulaciones horizontales y verticales entre las áreas nuevas y las prexistentes en salud, conforman una verdadera fractura institucional, al decir de Fernando Ulloa.

En el segundo organigrama correspondiente al PAMI, donde con bombos y platillos se generó una de las Secretarías Generales de esta Obra Social, abocada a una estrategia de Políticas de DDHH, Género, Cuidados y Gerontología Comunitaria, se destacan  enormes contradicciones, en razón de que el PAMI se encuentra intervenido desde el año 2003, por un decreto del Poder Ejecutivo Nacional, cuando su Ley de creación establece la previsión en su conducción de un Directorio Democrático conformado entre otros por jubilados/as y trabajadores en actividad.

Cabe señalar, que la importancia de instalar una Secretaría de estas características por su vastos cometidos,ideológicos y operacionales pone en duda, si dichas aspiraciones que son inobjetables y que han venido siendo defendidas (en los hechos), por varias generaciones de trabajadores y jubilados/as, no tendrían que permear y ser la perspectiva con la que se asumen el total de las acciones institucionales hasta en el nivel capilar de todas sus áreas y dependencias.

Más parece que dichas funciones que cubren algunas áreas estratégicas en el nivel central de la Institución, luego al ser delegadas, en el formato que se acompaña, en cada Unidad de Gestión Local, generándose una división desarticulada en la materia, calumnia la idea de que pueda cumplir con sus cometidos, en especial, si las acciones parten de una segmentación organizacional y no se entiende que la defensa de los DDHH tiene que partir de responsabilidades, que en todos los casos, deben ser compartidas entre todas las áreas.

En su defecto el PAMI seguirá reproduciendo prácticas institucionales que generan de forma indirecta discriminaciones múltiples al converger, acciones edadistas y sexistas. A modo de ejemplo lo que ocurre cotidianamente en vastos niveles de atención financiados o brindados por esta Obra Social

A ello se suma,  la falta de una articulación sociosanitaria  imprescindible en terreno, la extinción lenta pero progresiva de las prestaciones sociales de calidad, junto con el achicamiento del staff de trabajadores sociales , las internaciones en residencias para mayores con diseños vetustos y jerárquicos, la falta de legalidad laboral de las prestaciones de cuidados  domiciliarios por la vía de subsidios y muchas otros servicios que requieren de modo urgente una reevaluación institucional, sin pasar por alto el  recupero de  las voces perdidas de los/as afiliados/as, verdaderos convidados de piedra ante la gestión vertical de este PAMI…