IDEP Salud ATE Argentina | Mientras hambrea al pueblo, el presidente Milei pasea por el mundo fungiendo de bufón de ricos y poderosos. Seis de cada diez argentinos viven en la pobreza.
El cinismo, la crueldad y el desprecio se conjugan con un repulsivo sentido de goce en el gobierno de Milei: parecen disfrutar mientras hunden a la mayoría de los habitantes de la Argentina en la pobreza al tiempo que esconden en depósitos miles de toneladas de alimentos con destino social.
Los alimentos que deberían haber distribuido en comedores y merenderos se acumulan en un depósito ubicado en Villa Martelli, provincia de Buenos Aires. Allí el gobierno nacional acopia 235 mil kilos de aceite de soja; 130 mil kilos de aceite mezcla; 13 mil kilos de arroz con carne; 568 kilos de guiso de lentejas; 11 mil kilos de harina de maíz; 9 mil kilos de harina de trigo; casi 400 mil kilos de leche en polvo; mil kilos de lentejas; 15 mil kilos de locro; 136 mil kilos de puré de tomate y un millón ochocientos mil kilos de yerba mate; entre otros productos de la canasta básica que hoy se torna inaccesible para la mayoría de los argentinos.
El último Informe de Pobreza del Instituto de Estudios y Formación (IEF) de la CTA destaca que 6 de cada 10 personas viven en condiciones de pobreza, un porcentaje similar al que informa el Observatorio Social de la Universidad Católica: más del 55% de la población vive en situación de pobreza y más del 18% está en condiciones de indigencia.
Tras la denuncia periodística, el gobierno de Milei también tuvo que admitir que hay otro depósito con alimentos que el gobierno tampoco distribuyó en Tafí Viejo, provincia de Tucumán. La saga de maldad se torna insultante cuando el presidente viajero se ufana de que el Estado no tiene que hacer nada para paliar la situación de la pobreza e infiere que nadie es tan idiota como para morirse de hambre, así que “van a decidir algo para no morirse.” Si el hambre del pueblo no es un problema para el presidente entonces el problema es mucho más grave.
Es una tragedia que un individualista que pretende destruir el Estado esté a cargo de la administración del país. Para Milei el hambre es un problema de los hambrientos y lo deberían resolver por sí mismos. Así, el presidente se desentiende de su responsabilidad y hace como si la mega devaluación y la destrucción de los salarios y las jubilaciones no tuvieran nada que ver con él ni con sus políticas de doctrina de shock.
En cinco meses las medidas ultra recesivas derrumbaron el consumo masivo: en el primer trimestre del año el consumo de leche cayó un 20% respecto al año pasado, el consumo de carne vacuna decayó el 18,5%, otro tanto sucede con el pan, las frutas y las verduras. En abril se profundizó el desplome del consumo en todos los rubros con una caída de las ventas de 13,8% interanual. Esto se suma a las retracciones de las ventas del 3,8% en enero, 4,1% en febrero y 7,1% en marzo. Todo indica que la recesión se profundizará en los próximos meses.
La resistencia social ante las medidas de ajuste se multiplica, se agudiza y se organiza. Las tres centrales sindicales participaron en conjunto en los dos paros generales y acompañaron la trascendente e impactante manifestación en defensa de las universidades y la educación públicas. También lo hicieron las organizaciones sociales. Los protocolos represivos contra la protesta social decretados por Milei y ejecutados por Bullrich fueron impracticables en las manifestaciones multitudinarias, pero se ponen en acción ante cada protesta que les sea posible reprimir. Especialmente contra organizaciones sociales y trabajadores, aunque también arremeten contra jubilados, periodistas, diputados, actores y cineastas, etc.
Aunque el presidente no lo diga, las acciones de su gobierno implican algo peor que la nefasta frase que se muera el que se tenga que morir: en la situación de catástrofe económica que vive la Argentina, ocultar y dejar vencer toneladas de alimentos que están obligados a distribuir puede acarrear consecuencias penales para los funcionarios. La perversión que implica este accionar es escalofriante.
El circo de Milei y sus monigotes está plagado de sufrimiento y mentiras. Para justificar el ajuste a los jubilados el presidente dijo que era el único sector social donde no había pobres, una vil mentira. En el único sector social donde seguro no hay pobres es entre los ricos. Pero el ajuste de Milei no recae sobre los más ricos, ni los roza, mientras aplasta a los jubilados, la producción y el trabajo.
Las ventas en supermercados cayeron un 15,3% respecto a abril de 2023, en autoservicios -12,2%, mayoristas -13% y cadenas de farmacias -24,4%. Respecto a los alimentos la caída llega al 9,8%, bebidas con alcohol -22,8%, bebidas sin alcohol -16,8%, higiene y cosmética -16,9%, limpieza de ropa y hogar -16,6%. Todo brutal.
Un estudio que realiza el Banco Provincia de Buenos Aires sobre los consumos de sus clientes con tarjeta de crédito, débito y Cuenta DNI muestra un desplome del consumo del 35,5% en abril respecto a 2023. Juan Cuattromo, presidente del banco, amplía los datos: “Al entrar en la comparación abril vs marzo, vemos que la caída se aceleró en el último mes, el dato más relevante es la contracción del 21% del consumo en supermercados y alimentos y la retracción de 18% en combustibles.”
Distintas consultoras estiman que en 2024 ya se perdieron más de 100 mil puestos de trabajo público y privado. Los trabajadores estatales y de la construcción están entre los más perjudicados pero cada vez más empresas inician esquemas de despidos y suspensiones masivas.
Desde que asumió Milei todo es sufrimiento para el pueblo: descontrol de aumentos de precios y tarifas, salarios a la baja, despidos masivos, quita de transferencias de dinero a las provincias, a las universidades, a la educación, desabastecimiento a comedores populares, aumentos desmesurados de combustibles y transporte público.
Todo lo humano me es ajeno decía Boogie el Aceitoso, mítico personaje de historieta creado por Roberto Fontanarrosa. Si no llegaran a fin de mes ya estarían muertos, tirados en la calle, dice el presidente anarco capitalista mientras su gobierno niega medicamentos oncológicos y cercena derechos a personas con discapacidad.