En el marco de la visita de JAIME BREILH, Doctor en epidemiología e investigador; director del CilabSalud y profesor del Área de Salud de la Universidad Andina Simón Bolívar, que dictará cuatro conferencias en Argentina, como parte del Seminario Internacional Epidemiología Crítica y Salud Colectiva en contextos de Extractivismos, co-organizado por la carrera de Medicina de la Universidad Nacional del Chaco Austral, junto al Instituto de Salud Socioambiental de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario, la Asociación de Trabajadores del Estado de Argentina y la Red de Salud y Ambiente de ALAMES; se realizó en el Hotel Quagliaro a auditorio lleno la CONFERENCIA PÚBLICA “Ciencia crítica frente al exterminio en la 4ta Revolución Industrial (Repensando la determinación social de la salud y la geografía de la vida)”
La conferencia pública coordinada por Daniel Godoy, médico sanitarista, director del IDEP Salud de ATE, co-fundador del Movimiento por el Derecho a la Salud en Argentina y Coordinador Nacional de la Red Latinoamericana de Movimientos Sociales por el Derecho a la Salud (LOMSODES), contó con la participación de Viviana García, del Colectivo Andrés Carrasco, Movimiento por el Derecho a la Salud MDS; Anabel Pomar, periodista, especializada en temas ambientales. Lleva adelante la versión español de los Monsanto Papers; Rodolfo Kempf, físico e investigador, trabajador de la Comisión Nacional de Energía Atómica; y fue transmitida en vivo y recibida con gran interés a nivel nacional e internacional. La transmisión quedó alojada en nuestro sitio facebook IDEP Salud @idepsalud
Ver transmisión realizada en vivo desde el auditorio
Daniel Godoy
Director del IDEP Salud, Instituto de Estudios sobre Estado y Participación ATE Argentina
Todavía estamos pariendo un paradigma vinculado con la salud, pujando contra la vieja creencia de que la salud tenía que ver con la célula y con las mitocondrias… ahora parece que tiene que ver con la pobreza, con los medios de producción, con la geopolítica, con los bloques dominantes. Ahí hay una tensión, en eso estamos queriendo generar y promoviendo una construcción de una forma de ver la salud vinculada con las condiciones de vida.
Nosotros tuvimos la suerte en la Argentina, el primer ministro de salud nos ahorró 30 años de elucubración teórica diciendo que «los microbios eran pobres causas de enfermedad», estoy hablando de la década del ´40, el Doctor Ramón Carrillo, primero armó una biblioteca con una frase y nos ahorró 30 años de discusión. Aparecieron en Argentina los embriones de la medicina social vinculados con las viejas formas del entendimiento de la salud, vinculado con las causas, y así trancurrieron nuestras formaciones, cómo fuimos construyendo nuevas posturas frente a esto.
Y aparecen las nuevas formas de producir enfermedad, el extractivismo, esta forma del capitalismo que depreda y enferma y mata, plantea un nuevo bloque de determinaciones en esa tensión entre salud y enfermedad.
A la perspectiva de determinaciones, a las viejas formas de perspectiva de determinaciones, que tienen que ver con las causas clásicas, se le agregan nuevas formas que determinan la enfermedad y esto es lo que estamos en este momento tratando de contribuir para que se incorpore, y esto está hablando de la ciencia digna y demás cosas que acá se están planteando, como un nuevo objeto de estudio, un nuevo prisma de estudio, que son las nuevas determinaciones en salud, donde el extractivismo aparece como el gran bloque de determinaciones contemporáneos de enfermedades a nivel de las comunidades
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IDEP SALUD EN EL V CONGRESO INTERNACIONAL DE SALUD SOCIOAMBIENTAL
Viviana García
FESPROSA, Colectivo Andrés Carrasco, Movimiento por el Derecho a la Salud MDS. “Los impactos socioambientales del fracking en el norte de la Patagonia Argentina”
Nosotros los llamamos los extractivismos y los llamamos así porque a veces se confunde qué es la palabra extractivismo y parecería ser que solamente el extractivismo es la extracción de minerales o alguna cosa y, en realidad, es la política total capitalista, la política patriarcal capitalista del despojo y de la destrucción de la vida, de la tierra, del planeta, de los derechos y, gracias al patriarcado, del despojo sobre los cuerpos de las mujeres e identidades de género y sexuales diferentes.
La explotación en Vaca Muerta pertenece a las transnacionales, pertenece a Chevron, Tecnopetrol, Petrobras, todas las multinacionales que manejan este mundo capitalista total.
En estas regiones no solamente se cambia la configuración territorial de los pueblos sino que empiezan a surgir las complicaciones socioambientales, también en comunidades. Se pierde todo el territorio agrícola, todo se mide en cuánto cuesta el petróleo, todo se mide por cantidad de petróleo extraído, ya no importan más otras cosas: la mercantilización de la zona de la Patagonia de Vaca Muerta pasa por la producción del shale gas y cómo esta explotación cotiza en el mundo capitalista.
Añelo es un pequeño pueblo que es el centro de todas las operaciones del extractivismo, triplicó la población en menos de cuatro años y para el 2020 va a tener una población de 41 mil personas, cuando tenía una población de 2500 personas hace ocho años. Esa población no tiene condiciones socio-ambientales para vivir, no hay mejoras en absolutamente nada, aumentó el sida, aumentó la tuberculosis, no hay atención de salud.
Aparecen nuevas figuras que son los obreros petroleros, aparecen inequidades y desigualdades, reaparece el patriarcado de una manera brutal porque aumenta la trata, la prostitución, el machismo llevado a límites como hacía muchos años.
También aumentan en la zona las inequidades salariales, la diferenciación entre lo que se paga a un obrero petrolero con respecto a las comunidades; el aumento de los alquileres y viviendas, viviendas que no hay. Se empieza a construir una nueva clase social que son los petroleros y todo lo que deriva de los petroleros, invadiendo o comprando las chacras de la zona frutihortícola y armando barrios cerrados. Por lo tanto aparece la gentrificación en toda la zona esta del fracking.
Los conflictos territoriales son con los pueblos originarios. Los pueblos lo que quieren es tener un buen vivir, los pueblos no quieren que avancen sobre sus territorios, los pueblos quieren su agua, su hábitat, su cultura, sus cultivos.
La CUS, la Cobertura Universal de Salud, se acaba de implementar en Vaca Muerta, es un tratado con una fundación Baylor, de Estados Unidos, una fundación para la infancia y los niños con HIV. En realidad esto está hecho sotto voce en Añelo, justamente en el centro, dicen que el acuerdo se hizo entre el gobierno de Neuquén y la Fundación Baylor en el año 2016 y ahora hicieron un gran acto público con la Ministra de Salud diciendo nuestros niños nuestro futuro. Es un plan focal, es la culminación de un proyecto público-privado con la mercantilización de la salud con un plan focalizado que es la maternidad y la infancia. Y dicen que formaron a 373 profesionales. Nuestros trabajadores de salud en Neuquén ya interpelaron al gobierno porque Añelo es un pueblo pequeño pero a la vez es el centro geopolítico de la explotación, del despojo y de la destrucción de nuestra tierra patagónica.
Esto en realidad es una disputa entre las tres potencias del mundo que lo único que quieren es, por distintas vías, de distintas maneras –no digamos que los chinos son buenos, los chinos también están por la expoliación y el despojo-, en pos de la geopolítica y de la disputa del mundo.
Tenemos que interpelar a los gobiernos por una nueva matriz energética que sí nos haga soberanos, pero por sobre todas las cosas, a los ciudadanos, a las personas, a los seres humanos, respetarnos nuestros derechos y nuestra tierra.
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Rodolfo Kempf
físico e investigador, trabajador de la Comisión Nacional de Energía Atómica. ¿Hay buen vivir con extractivismo y pobreza energética?
La ciencia tiene que aportar a la lucha popular y a una tarea liberadora contra un entramado científico del lucro y la opresión.
Entendemos a la energía como un bien social y como un derecho humano.
La mina de carbón de Río Turbio no ha sido dinamitada, como quería Macri, por la lucha de los trabajadores que logró pararles la mano.
En Jáchal hemos ganado, momentáneamente los glaciares están cubiertos por la Ley de Glaciares
Desde ATE trabajamos por la democracia energética
Uno de los puntos es la desprivatización o desmercantilización del sistema energético, romper esa captura corporativa, ir hacia un sistema de empresas estatales centralizadas, con grandes conjuntos de trabajadores y trabajadoras, que es lo que nos falta; en oposición a lo que propone este gobierno de un grupo de emprendedores desorganizados y cada uno a la bartola, que te lo generan con los medios de comunicación.
El punto está en la desprivatización, forjar primero poder popular, constituirnos como bloque popular y tener un programa político en las áreas social, ambiental y económica.
Es una locura que Argentina haya privatizado el área de producción de energía, principlamente empezando por YPF, y en la distribución es el gran negociado que ahora vemos nuevamente con la increíble tasa de ganancia que ahora tienen EDENOR y EDESUR en la zona metropolitana, pero que es en todo lo que es transmisión. Recordemos el último gran corte fue fundamentalmente un problema en la transmisión de TRANSENER, empresa de Marcelo Mindlin, uno de los grandes ganadores de varias décadas ya.
En Argentina más del 50% no tiene gas de red
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Anabel Pomar
Periodista, especializada en temas ambientales. Lleva adelante la versión español de los Monsanto Papers. “Comunidades enteras fumigadas por la alianza de corporaciones y gobiernos.”
Estoy acá en el carácter doble de periodista y fumigada
Los papeles de Monsanto muestran fundamentalmente que ellos no tienen papeles ni documentos para demostrar que el glifosato, Round Up específicamente, sea inocuo. No tienen ningún estudio que respalde esa afirmación, con 40 años en el mercado.
Esos papeles están siendo utilizados últimamente en las condenas que está sufriendo Monsanto, hoy propiedad de Bayer, en los Estados Unidos.
Gran cantidad de dinero gasta Monsanto en agencias de publicidad, en pagar periodistas, en tener blogs, en difundir que es seguro el producto.
A qué estamos llamando ciencia, esa es la gran pregunta que surge.
Los juicios contra Monsanto, actualmente, son 18.400, siempre en Estados Unidos. Hay tres condenas por cuatro damnificados.
Una sentencia dice que Monsanto actuó con malicia: sabía de los daños cancerígenos del Round Up y Ranger Pro, y no advirtió. Por eso fue condenado.
Estos papeles lo que muestran es que el propio mercado, el fabricante, oculta esa peligrosidad, admite gastos, inversiones en campañas de difamación, el pago de estudios científicos que se presentan en la literatura científica internacional y ahí figuran como independientes, por supuesto, para qué, para perpetuar el rédito.
Restituyeron el Ministerio de Agroindustria, no el de Salud, eso muestra que esto se va a profundizar y la gente en el territorio es la que más lo sufre.
Sabemos que la Argentina es uno de los países más fumigados, sabemos que es el tercer productor de semillas transgénicas y sabemos que los 28 millones de los 32 millones están ocupados con soja.
Sabemos que existe la ciencia digna, tenemos que recuperar
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Las luchas contra el extractivismo depredador | una identidad de clase
Jaime Breilh
Centro de Investigación y Laboratorios para Evaluación de Impactos en la Salud Colectiva – Universidad Andina de Ecuador.
Esto que suena complicado: Ciencia crítica frente al exterminio, estoy utilizando la palabra exterminio con plena intención de hacerlo, en la cuarta revolución industrial capitalista y esto implica una revolución en el paradigma de la salud colectiva, de la vieja salud pública y de la epidemiología.
Estoy gratamente impresionado de que un gremio de trabajadores rebase, rompa el molde tradicional de lo que son las preocupaciones, llamémoslas así, clasistas, normales en un gremio, y entre a trabajar profundamente, se ocupe, se posicione y exija un posicionamiento sobre un tema como es el de la sociedad que queremos y la sociedad que tenemos, las sociedades que tenemos, que son sociedades de la muerte, no son sociedades de la vida. Y entonces que un gremio de trabajadores haga esto significa que está dando un paso firme hacia lo que es el verdadero gremialismo del siglo XXI.
La urgencia de la lucha por la salud es romper el molde de una sociedad cuyo sistema productivo y cuya civilización son la negación sistemática, estructural, absoluta y total de la vida. Entonces hay que entender que hacer salud en una sociedad que niega la vida no se trata solo de poner buenos hospitales y buenos servicios diagnóstico asistenciales.
Hay un conjunto de epistemes críticas que se ha puesto en marcha desde la lucha de Norte y Sur.
Se pregunta Franco Berardi si es que el pensamiento crítico ha muerto en la sociedad actual y él habla incluso de una era de la impotencia. Es tan brutal, es tan avasallador el tsunami de este agresivo sistema actual y entonces habla de un retorno al fascismo, de una apoteosis neoliberal del imperio de las leyes financieras y de la impotencia de construir democracia frente al apabullante efecto de la imposición tecno-financiera.
Creo que además hay una especie de sensación depresiva cuando se dice que hay un estado senil del movimiento obrero incluso, de la lucha, que ha perdido fuerza, que ha perdido stamina y que entonces está sucumbiendo ante una revolución informática, lo que él llama semio-capitalismo, que es este matrimonio entre el capitalismo financiero y la tecnología digital. Y que esto ha predispuesto las condiciones para lo que él llama una construcción para un automatismo cognitivo global. Luego en una especie de recuperación optimista, al final de sus escritos dice: -Bueno, hay una futurabilidad que hay que estudiarla, si hay un futuro y hay condiciones, y la vía que él propone es una inteligencia colectiva alternativa, una interconexión solidaria de los trabajadores del conocimiento.
La ecosofía crítica indígena es algo que tenemos que también poner en este inventario de las epistemologías, de las herramientas prácticas, que tenemos hoy para anteponer a la barbaridad, a la brutalidad, al horror del exterminio actual, una razón de vida distinta, un buen vivir, un Sumak Kawsay, un Sumak Qamaña, una visión de una ecosofía profunda, una cosmovivencia con la Madre Tierra que es lo que ha sido arrasado sistemáticamente en el mundo dominante.
Hay potentes elementos en la heurística y en la taxonomía indígena, la noción de Chakana, la noción de chakra. Estoy trabajando fuertemente para incorporarlas en una dialéctica con mis tesis sobre epidemiología crítica.
Bolivar Echeverría dice que esta civilización nos tiene subsumidos en comportamientos que son incompatibles con la configuración del mundo de la vida. Echeverría llega a una conclusión: hay tres grandes características de esta civilización actual, de este capitalismo, una devoción irrestricta a la capacidad técnica, se cree que la tecnología resuelve todo. Y me preocupa mucho que esa es una buena parte de la formación del espíritu y de la conciencia de la juventud actual. Los millennials, los posmillennials, se están formando en una sociedad donde hay una deidad que es la tecnología. Esa deidad que ocupa sus vidas de manera apabullante, además, es un elemento constitutivo de la civilización, de nuestros modos de vivir, de nuestros modos de pensar. Dice, en segundo lugar que hay una secularización de lo político, la política se ha convertido en un modus vivendi, en una operación económica, en pequeña escala cuando es un pequeño pueblo o en mega escala cuando es una presidencia de la república o una secretaría de estado, decir, es un negocio ser político. Entonces, el mínimo pudor, el mínimo rezado de un ethos político que defienda, por decirlo suavemente, el pacto social, está inexistente, este rato está borrado por una secularización de lo político, como él dice.
Y también reafirma algo que ya ha sido dicho por la filosofía crítica hace mucho tiempo que es la centralidad radical de lo individual.
¿Qué es lo nuevo de este capitalismo acelerado y esta profundización del colonialismo? Es lo que yo llamo capitalismo versión 4.0, es decir, un ritmo vertiginoso de acumulación de capital gracias a, uno, la convergencia de usos productivistas de la tecnología, no es la tecnología el problema, es el uso codicioso, sistemático, productivista, de la tecnología, lo que estamos cuestionando. En segundo lugar el despojo, unas veces elegantes, por ejemplo Land Matrix nos da todos los días las cotizaciones acumuladas de ventas de la mejor tierra en todo el mundo a las grandes corporaciones. África ya tiene vendidas el 50% de sus mejores tierras a las grandes corporaciones. La Coca Cola es la dueña del 70% del agua privada del mundo. Monsanto o Bayer ahora es dueña del 70% de las semillas de propiedad empresarial. Entonces hay un despojo de la vida, un despojo de los recursos de la vida, otras veces es brutal, con fuerzas armadas se toman los mejores territorios, como pasó en la zona de Urabá en Colombia. Y, por último, está el aprovechamiento del temor, del miedo. Ese miedo puede ser aprovechado como Naomí Klein dijo cuando el huracán Katrina viene y produce el desastre de Luisiana y de Nueva Orleans, se comercializaron hasta los cadáveres. O sea, el negocio de las corporaciones que se metieron al salvamento, a la solidaridad, fue un muy jugoso negocio. Yo creo que también es el miedo que está generado desde el poder político. Es el miedo camuflado de mil formas y que se viste, entre otras cosas, de una supremacía blanca.
Yo he planteado la teoría de las cuatro S de la vida, creo que son los cuatro requisitos que hay que sistematizar y eso es lo que nos está sirviendo a nosotros para hacer la investigación de campo tanto en minería como en la parte de agroindustria, que es, primero, la sustentabilidad, capacidad de reproducción presente y futura de la vida; segundo, soberanía, como autonomía en la conducción del modo de vivir; tercero, la solidaridad, como civilización de equidad, como lógica protectora y defensa del bien común, que está arrasado; y cuarto, seguridad integral de la vida tanto humana como de los ecosistemas.
En el eje de esta locura que es el capitalismo versión 4.0 está el extractivismo, esta acumulación acelerada requiere ciertos usos de lo productivo pero también requiere ciertas formas de espacialidad, el diseño de las ciudades está siendo transformado por esta cosmovisión y la nueva ruralidad agraria también está siendo modificada. La espacialidad tiene que cambiar para estar a tono con este capitalismo versión 4.0. Entonces se generan procesos críticos que son multidimensionales, ahí viene la diferencia con la visión de los determinantes sociales de la salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) con nuestra teoría de la determinación social. Es una diferencia radical y absoluta, no se puede hacer una visión contrahegemónica de la salud colectiva con la visión de determinantes de la OMS, que es una nueva forma de positivismo solamente con esto de disfrazar las causas de las causas y este léxico que, en definitiva, es sofisticar la gobernanza del poder. Y nuestra tesis es antisistema, es anticapitalista, no es para remozar el capitalismo.
Esta aceleración del capitalismo nos hace ver que las dimensiones del extractivismo hasta el siglo pasado son unas, pero que este rato tenemos nosotros formas de extractivismo distintas. Ni el extractivismo minero es el mismo, ni el extractivismo petrolero es el mismo y ahora viene el extractivismo de las plataformas digitales que es más jugoso negocio que el minero y el agro industrial combinados.
Minero, petrolero, agroindustrial y plataformas digitales son cuatro de las grandes formas del extractivismo actual que tenemos que estudiar.
El extractivismo minero actual ya no utiliza los socavanes y los sistemas anteriores, utiliza sensores corporales de movimiento, utiliza telerobótica en la exploración del transporte, utiliza cables congelantes, superconductores, que disminuyen el consumo energético, biolixividación con ingeniería genética de microorganismos, etc., etc. Y hay procesos además de mecanismos de ciber-control del trabajo en el socavón. Es decir que el obrero, como en la zonas de San Pablo de corte de caña, está medido en movimientos instantáneos y eso es lo que lleva, en el caso de la caña, ese obrero que corta la caña muere en el cañaveral, en lo que se llama el síndrome de Karoshi tropical. Ya no es que muere por una malaria o por un accidente laboral, sino que muere por fatiga en el trabajo como los japoneses, el Karoshi clásico japonés que es el del empleado que está bajo un estrés extremo que lo lleva a morir. Lo mismo va a pasar con la minería con este sistema y lo mismo está pasando ya en la agroindustria.
Cecilia Fernández Lisso, producción de contenidos y comunicación IDEP Salud ATE Argentina
Cobertura periodística Rubén Fernández IDEP Salud ATE Argentina
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