En el mercado del trabajo se expresa la desigualdad social de género


Fue en el marco de una nueva reunión de la Mesa Federal Género y Diversidad.

Este jueves 18 de junio se realizó una nueva reunión de la Mesa Federal Género y Diversidad en la que se presentó el documento Teletrabajo en condiciones de ASPO (Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio).

Participó la Secretaria de Organización ATE Nacional, Mercedes Cabezas; Clarisa Gambera, Directora del Departamento de Género del sindicato; Silvia León, Secretaria de Género e Igualdad de Oportunidades de la CTA-A, y dirigentas y referentas de los espacios de Género de de Jujuy, Rosario, Catamarca, Santa Cruz,  La Pampa, San Luis, Córdoba, Río Negro y CaBa.

Las compañeras realizaron un mapeo del impacto de esta forma de organización del trabajo en las provincias, evaluando que es más importante su alcance en el Estado Nacional y que en menor medida está presente en los estados provinciales y municipales.

Asimismo, observaron que la precariedad con la que se instaló esta forma de trabajo remoto tiene relación con la precariedad previa de la política pública o sector de trabajo.

Así, se reconocieron modalidades de trabajo remoto instaladas de hecho antes de la pandemia, por ejemplo, en programas precarios  donde se hacen tareas en calle sin localización clara, en los que se usan  elementos de trabajo propios. Por eso, señalaron que es un riesgo  creer que esta es la forma «normal» de trabajar, por el contrario profundiza las inequidades.

Las dirigentes de ATE coincidieron en que esta forma de organización del trabajo es excepcional, que se instaló sin planificación y que hubo que ir adaptándose sobre la marcha.  En esa línea, remarcaron que es muy fuerte el impacto entre las compañeras. Así, las jornadas se volvieron interminables, utilizando como herramienta de trabajo los equipos propios, pagando la conexión a internet, que si es mala entonces tardamos más para todo, a la par que realizamos tareas de cuidados.

En varias provincias se está avanzando con la instalación de comisiones CyMAT para poder mirar estas condiciones y cómo impactan en la salud de las trabajadoras y los trabajadores.

Esto fue una salida de emergencia por el ASPO sin estrategias de protección para las trabajadoras. Por eso, desde ATE rechazaron que sea una modalidad que llegue para quedarse, pero sí, en que es necesario delimitarla.

En esa línea, coincidieron en que quedó en claro que los hogares no están preparados para el teletrabajo ni los espacios ni nuestras organizaciones familiares. La invasión del espacio privado que desdibuja el límite entre lo laboral y lo doméstico está generando niveles de estrés altos.

En el marco de la reunión, la Mesa definió como necesario:

-Poner límites a la jornada de trabajo

-Plantear la superposición del trabajo productivo y reproductivo, y visibilizar que el cuidado es trabajo porque muchas personas, y mayormente las mujeres, son las que asumen todavía las tareas de cuidado y no se toman las licencias por cuidado.

– Que se reconozcan las nuevas dolencias por la falta de condiciones.

– Que el Estado empleador se haga cargo del gasto  que asumimos en energía e insumos.

– Dejar claro que no aceptamos mediciones de productividad en este contexto porque esto avasalla nuestra salud y horas de descanso.

“El teletrabajo no es una estrategia de conciliación entre empleo y trabajo de cuidado”

En relación a la cuestión de las licencias, Clarisa Gambera se refirió a otros aspectos que inciden en que sean tan pocas –entre un 15 y un 20%- las trabajadoras que las solicitan: «También sucede que hay tareas que si nuestras compañeras no hacen  nadie más sabe cómo hacerlas. En los sectores feminizados, ocurre que si todas nos tomáramos las licencias, quien queda carga con el trabajo del equipo entero. A esto se añade la idea instalada de que las que nos quedamos en casa somos privilegiadas”.

“Es una fantasía que podemos hacer las dos cosas, esto invisibiliza lo que supone el trabajo de cuidado. Todas estas respuestas jugando  juntas explican estos bajos porcentajes de compañeras que solicitan licencias. Por eso subrayamos que nos venden espejitos de colores si creemos que teletrabajar es una estrategia de conciliación entre empleo y trabajo de cuidado”, afirmó Gambera.

La titular del Departamento de Género resaltó que la fragilidad de la cadena de cuidados está en crisis desde antes de la pandemia. “Esto exige respuestas de política pública con perspectiva de género para que deje de ser un tema de las mujeres”, indicó.

“Es también una preocupación el impacto de la pandemia en la salud mental de las compañeras. Somos las que estamos sosteniendo la pandemia en la primera línea de Salud; en los sectores que nunca dejaron de trabajar como las asistentes escolares; quienes estamos en áreas de niñez, tercera edad, agricultura familiar, entre otros; y las que asumimos formas de trabajo remoto en todos los casos viviendo la sobrecarga de trabajo con angustia, incertidumbre, miedo y el cansancio de seguir siendo las que asumimos mayormente el cuidado”, manifestó.

Por último, remarcó que, en el marco de la reunión de la Mesa, las compañeras del país coincidieron en que esta modalidad de trabajo favorece la precariedad y la tercerización laboral.