Por Patricia Rivadulla/Daniel Godoy – IDEP SALUD ATE ARGENTINA. Septiembre de 2019
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INTRODUCCIÓN
En todos los ámbitos donde se discute el campo de la Salud, no sólo aquí en Argentina sino en la mayoría de los países, el tema de Medicamentos forma parte del núcleo de las principales preocupaciones.
En nuestro país, nombrar Medicamentos remite inevitablemente a situaciones transcendentales de nuestra historia contemporánea. Perón y Carrillo con la Empresa de Medicamentos del Estado Argentino (EMESTA) por el lado de la producción estatal, y más recientemente Illia y Oñativia por el lado del control de precios y publicidad, fueron quizá los puntos excluyentes de decisiones de política pública para resolver las polémicas que plantea el medicamento y su acceso por parte de las mayorías populares.
Esta tensión entre una actividad productiva privada (afectado por patentes, royaltys, costos productivos y de fuerza laboral, insumos y materias primas) que factura anualmente unos 5 mil millones de dólares y genera unos 100 mil puestos contando directos e indirectos por un lado, y el acceso al medicamento como bien esencial de un derecho humano como es la salud, no parece tener sosiego a lo largo de la historia reciente, y en toda vez nos remite a la dicotomía más estructurante respecto de si la salud es un bien público o un bien de mercado.
En esta tensión se dirimen los proyectos sanitarios de los Estados, las regiones y el mundo todo.
El desarrollo y la producción de preparaciones farmacéuticas es una de las principales actividades del sector privado en muchos países. En varios países de la OCDE y en algunos países de ingresos bajos y medianos, tales como la Argentina, el Brasil, China, Cuba, Egipto, la India, Indonesia, México y Sri Lanka, existen laboratorios de medicamentos totalmente privados, y en algunos casos públicas, con importante capacidad innovadora.
En todos los casos la Producción Pública de Medicamentos PPM aparece como una importante complementación con el sector privado. Plantear el dilema excluyente de la PPM versus la producción privada es un antagonismo que es inconducente hacia el objetivo del acceso masivo de la población.
La PPM en la Argentina se remonta al primer gobierno de Perón en la gestión de Carrillo, cuando mediante el decreto 23.394/46 creó la mencionada EMESTA en medio de una tensión con la industria farmacéutica promoviendo la producción de casi 100 productos farmacéuticos en costos accesibles para los trabajadores y trabajadoras, e inaugurando la idea instituyente de la salud como derecho y el medicamento como un bien social.
De allí en más, la PPM ha tenido como área del Estado un discurrir ondulante pero siempre marginal. El último tramo del Gobierno Kirchnerista y seguramente emparentado con la creciente incursión del tema por parte del movimiento sanitario argentino, la PPM surge como política de Estado de alto volumen político, con la creación de la ANLAP entre otras medidas.
Hoy es sin duda una producción estratégica que aparte en el país está muy desarrollada y nos diferencia del resto de los países de la región.
La PPM sirve para regular el precio del medicamento ya que desnuda la estructura de costo de este producto, sirve para no desabastecer programas que tienen gran impacto sanitario con lo que se logra adherencia al tratamiento y mejorar la calidad de vida de los pacientes (como el caso de PRODIABA) y también una ahorro al sistema ya que se ahorra en la llegada a casos extremos con internaciones y días de terapias intensivas. Además, ciertamente genera empleo y soberanía en el marco de un deseado desarrollo productivo del país.
La red de Laboratorios Públicos funciona a lo largo del país, siendo los laboratorios hoy habilitados por ANMAT el LIF de Santa Fe , el LEM de Rosario, Hemoderivados de Córdoba, Laboratorios Puntanos de San Luis, PROFARSE de Río Negro, LEMP N 2 Buenos Aires, Laboratorios de Fin del Mundo Tierra del Fuego, Ecom Chaco. El resto tiene habilitaciones provinciales que les permite el tránsito solo provincial.
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LA CRISIS DEL ACCESO AL MEDICAMENTO EN LA ARGENTINA
El rubro MEDICAMENTOS es en la Argentina de hoy, un tema a abordar desde políticas públicas tan especificas como urgentes.
La gestión Macri con la caja de herramientas proveída por el FMI, aplicó en el campo de la Salud, las políticas CUS que equivalen a desmantelamiento, abandono y privatización. Desde la degradación de rango del Ministerio hasta el desmantelamiento de Programas, más desfinanciamiento, más despidos y cesantías, más falta de insumos y vacunas y más, han constituido una de las etapas más aceleradas del proceso de desestatización/mercantilización de la Salud.
En la necesaria restitución del derecho a la salud que el próximo gobierno debe operacionalizar, y que la confluencia de la mayoría del Movimiento Sanitario argentino plasmó en los 15 Puntos por el Derecho a la Salud (MS15) inserto en el actual proceso electoral, la problemática del acceso al “medicamento” encabeza las prioridades.
Por un lado, porque el gasto en medicamentos compone buena parte del importante gasto en Salud que registra la Argentina (estimaciones disimiles entre el 7 y el 10 % del PBI), que incluye el altísimo gasto de bolsillo de las personas de los cuales el gasto en medicamentos es cerca de la mitad. La presunta crisis de financiamiento del Sistema de Salud en buena parte está influida por este mercado absolutamente irracional y cuasi des-regulado, como es el mercado del medicamento.
Y por otra parte, porque un mercado tan desregulado como asimétrico, ha generado una escalada de precios que junto a las reducciones de cobertura de la seguridad social y al desmantelamiento de los programas públicos de provisión de medicamentos, ha generado una dificultad severa y creciente en el acceso al medicamento.
Desde mayo de 2015 a mayo de este año, los medicamentos se incrementaron un 298% en promedio, con picos de hasta 710% en el caso de algunos remedios utilizados para el tratamiento de enfermedades cardiovasculares. Así lo informó un trabajo sobre la situación de las personas mayores realizado en conjunto por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), el Centro de Estudios Políticos para Personas Mayores (Ceppema) y la Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria (ALGEC).
Las coberturas de la Obras sociales principales no acompañaron este aumento, por lo contrario bajaron los niveles de cobertura hasta un promedio del 30%, aumentando desmesuradamente el gasto de bolsillo, solamente aliviados a veces por los respectivos coseguros. Esta situación ha devenido en ya comprobados abandonos masivos de tratamientos crónicos.
Por el lado del sector público hay 2 situaciones que conviven en detrimento del acceso al medicamento: en los hospitales y las Unidades Sanitarias no existe disponibilidad de medicamentos ante los requerimientos de los pacientes, y el último programa de abastecimiento público de medicamentos (REMEDIAR) fue desmantelado severamente en el marco de la CUS. El Estado nacional se desentiende de esta función y descargó el impacto en las Provincias y los Municipios, sin las correspondientes transferencias de fondos.
Además se desperdicia la capacidad de compra del sector público en conjunto con el PAMI y las Obras Sociales Provinciales acumulan 27 millones de personas (aproximadamente 15, 7 y 5 millones respectivamente) demandantes de medicamentos, y algo así como la mitad del gasto global en salud, lo que generaría capacidad de negociación con las empresas productoras de medicamentos, en el escenario de compras centralizadas.
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EL INSTITUTO TOMÁS PERÓN EN ESTADO DE ABANDONO
“… Establecer políticas públicas de abastecimiento de medicamentos para planes sociales direccionadas sobre el eje de la compra, las vuelve muy vulnerables al significativo poder de las grandes empresas farmacéuticas y a los avatares de una economía de “mercado”. Una alternativa real a las políticas de compra de medicamentos consiste en la utilización de la capacidad instalada existente en el sector público y que se expresa en los laboratorios de PPM que hay en nuestro país…” decía el recientemente fallecido investigador Martín Istúriz.
Es cierto que el volumen de la capacidad instalada actual de PPM en la Provincia de Buenos Aires, difícilmente tenga capacidad de abastecer la necesidad de provisión pública para patologías prevalentes, pero una estrategia de integración en redes con el resto de la Red de Producción Pública podría poner sentido estratégico que redunde en aprovechamiento y/o mejoramiento de la capacidad instalada, mejoras en la oportunidad de la provisión y reducción de costos.
Al inicio de la gestión Vidal, existían las siguientes unidades de producción:
Instituto Dr. Tomas Perón (LEMP N° 2 La Plata -LEMP N °3 Bahía Blanca)
Laboratorio Solidaridad Berazategui
Laboratorio Irurzum, Quequén
Laboratorio de Especialidades Medicinales de Hurlingham
Laboratorio de Trenque Lauquen
Laboratorio de Olavarría
En La Plata, el Instituto Dr. Tomás Perón devenido del antiguo del Instituto Antirrábico en el año 1962, surge y se desarrolla con objetivos tales como autorizar y registrar la elaboración y comercialización de alimentos, medicamentos, productos industriales y otros productos de consumo relacionados, fiscalización sanitaria y cuidado del medio ambiente
Después de las epidemias de rabia del 70 se desarrollaron las plantas de producción de vacunas animal y humana y los centros de diagnóstico para ésta y otras zoonosis. Se crearon además los laboratorios de diagnósticos de enfermedades infecciosas, cumpliendo la función de referencia Provincial para diagnóstico de HIV, rabia, hepatitis viral, leptospirosis y micología.
Se desarrollaron también las plantas de producción de vacunas BCG, antitetánica, doble de adultos y antirrábica (tanto de uso humano como de uso veterinario) y sueros para diagnósticos (anti proteínas animales, anti proteínasvegetales, anti botulínico A y B
En el 2006 se inaugura la planta de producción de medicamentos LEMP N° 2 que produce gran variedad de genéricos para los municipios, y en el 2012 se logra la habilitación ANMAT y se comienza un año después a producirse alcohol gel, repelentes escabicidas y pediculicidas.
También dio respuesta a la necesidad de programas provinciales como PRODIABA y a la necesidad de Hospitales Provinciales con medicamentos de uso crónico y masivo
En el 2014 se compra para la Planta LEMP N 3 de Bahía Blanca, una envasadora de polvos con capacidad de un millón de frascos mensuales. Planta dedicada a la producción de betalactámicos que se destinó al Plan Materno Infantil y a Hospitales Provinciales.
En el año 2017 en la gestión Vidal se reconvirtieron sus funciones, ya que le fue retirado toda la fiscalización de alimentos que fue derivado al Ministerio de Agroindustria con lo cual se redujo la planta de personal y el trabajo específico del Instituto, pasando de casi 400 a 270 agentes en la actualidad. Así mismo y en función de esa reconversión, se redujo la recaudación para el funcionamiento del mismo ya que los aranceles de la inscripción de alimentos generaba una partida conocida como Fondo producido que era de donde se lograba solventar gran parte los gastos del Instituto (alrededor de 12 millones)
El Instituto depende actualmente de la Subsecretaría de Planificación y Contralor Sanitario.
En cuanto a su financiamiento, se identifican:
- Asignación presupuestaria “prevista” por Rentas generales,.
- Asignación presupuestaria “a demanda” según procesos o proyectos encargados desde otras áreas del MS.
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VIDAL LO HIZO
Durante la gestión del actual gobierno provincial, se debilitó en extremo la capacidad productiva del Instituto, discontinuando los convenios de PPM con los Municipios, abandonando líneas de producción específicas (por ej. salbutamol e ibuprofeno de uso pediátrico), y dejando de comprar insumos básicos como material de vidrio y reactivos para el normal desarrollo del laboratorio.
Pero además se desarrolló un intencionado y persistente proceso de abandono integral del Instituto y sus capacidades.
Se redujo considerablemente la inversión edilicia y tecnológica; se abandonaron los mantenimientos preventivos (ascensores, sistemas de aire, agua de calidad farmacéutica, áreas calificadas, generadores eléctricos necesarios para mantener las cadenas de frío); no se previó el deterioro de las cañerías de gas que dejaron sin servicio a todo el sector productivo; las obras de planta iniciadas en la gestión anterior se detuvieron sin llegar a concluirlas; al no haber agua ni gas no se podía esterilizar ni generar Agua destilada, que es esencial en procesos biológicos y farmacéuticos; las máquinas de la planta de producción no fueron renovadas y varias fueron reparadas por el personal con arreglos momentáneos.
En reemplazo del fondo producido se creó una cuenta SAMO con la cual se intenta generar algún recurso para lo inmediato y las partidas presupuestarias fueron asignadas tardíamente y en tiempos administrativos que dificultaron su ejecución
La situación de los laboratorios asociados Berazategui, Quequén y Hurlingham entraron también en proceso de desarticulación y vaciamiento, con lo cual se perdió la capacidad de producir jarabes y gotas que era la especialidad de los dos primeros; Berazategui producía Ibuprofeno jarabe y Mebendazol jarabe para el Hospital de Niños y una gran variedad de productos para el Hospital municipal. Quequén estaba equipado para la producción de formas líquidas (gotas y jarabes). Se producía salbutamol gotas, sulfato ferroso gotas, difenhidramina jarabe, paracetamol jarabe.
La misma producción en el Tomas Perón se vio reducida: las principales líneas tuvieron un 20 % de reducción en volumen producido (Diabetes, hipertensión y AINES), y vacunas como la antirrábica o la BCG han faltado en los servicios.
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EVITANDO SU DESAPARICIÓN
El Instituto es sostenido con el esfuerzo colectivo de los trabajadorxs, que realizan sus tareas en condiciones adversas y con gran falta de insumos. Las líneas productivas se sostienen con sobrantes de stocks de compras anteriores por propia iniciativa de lxs trabajadorxs para superar la anomia impuesta por esta gestión.
El marketing política que se hizo con la producción de Tramadol, es ficticia pues en realidad no garantiza la provisión de este medicamento a los hospitales, ya que solo se compró materia prima para el desarrollo y un lote piloto; con lo cual los Hospitales no podrán tener este medicamento hasta la ejecución del presupuesto 2020.
Los laboratorios de diagnóstico y control consiguen reactivos y materiales de programas y hospitales para poder continuar con su trabajo.
El mantenimiento se realiza con el ingenio de los trabajadores sin prácticamente recursos, o con recursos mínimos que salen de partidas pequeñas, sin haber una planificación real en la inversión necesaria para poner en valor las plantas de producción y los laboratorios
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COMENTARIOS FINALES
En una sociedad y en un sistema de Salud pauperizado por la gestión Macri, la restitución del acceso a los medicamentos es una prioridad impostergable.
Sin entrar en disquisiciones complejas, es el ACCESO la categoría a resolver. Y desde esa necesidad sanitaria deberán emerger en el nuevo tiempo de la Argentina, un conjunto de políticas públicas encadenadas y articuladas para dicho objetivo.
La PPM seguramente deberá desplegarse en toda su capacidad para ser útil a esos fines. La capacidad instalada y lxs trabajadorxs son la piedra angular desde donde podrá lograrse esta maximización de potencialidades.
Deberá planificarse en forma integral con el resto de la Red de Laboratorios Públicos del país, para regionalizar producciones de acuerdo a las necesidades epidemiológicas y las necesidades concretas de cada zona.
La Provincia de Buenos Aires cuenta en el Instituto Biológico Tomás Perón con una pieza clave en este tablero tan necesario como estratégico. Como todo proceso complejo necesita que se planifique y se lleven adelante políticas a mediano y largo plazo para consolidar los esfuerzos que se hacen desde la institución, y también de distintos sectores del sistema de salud que requiere de la provisión de medicamentos, vacunas, sueros y también diagnósticos y contralor por parte del IB. Es sustancial incluir a trabajadoras y trabajadores en la refundación del IB, que incluye organizar y realizar un plan de inversión para poner en valor las instalaciones y cada una de las áreas productivas, como así los laboratorios de Control de calidad y diagnósticos.
Se debe consolidar y ampliar el vademécum respondiendo a enfermedades crónicas y prevalentes, a medicamentos huérfanos y a nuevos fármacos con lo que se ahorrarían sumas importantes al presupuesto provincial, incluido la refuncionalizacion de los Laboratorios asociados, como los de Berazategui, Quequén y Hurlingam.
Es posible y es necesario.