Escuchamos infinidad de definiciones y argumentos en pos e incluso en contra del amamantamiento, y es nuestra composición e identidad como especie viva la que está dotada del sinfín de sabiduría, “muy” anterior a la ciencia; 5 millones de años del hombre y la mujer recorriendo la historia dan cuenta de eso y sin lugar a dudas el amamantamiento es el punto de partida indispensable en ese recorrido.
Nuestro cuerpo está naturalmente compuesto y científicamente estudiado, por lo tanto en nuestra naturaleza está el saber. Y en ese “diseño sabio” (para llamarlo de algún modo), las miles de facetas que los mamíferos hemos desarrollado hasta la actualidad.
Entre la realidad “naturaleza” y la realidad “ciencia” aparecen distintos modos de organización en donde quizá empezamos a “desatender” los latidos de nuestras células; tal vez otros volúmenes ganaron el espacio en el que nos desarrollamos, entonces la realidad “naturaleza” es ganada por la ciencia y muchas de sus facetas tecnológicas… Y comenzamos a cambiar nuestra percepción de nosotrxs mismxs; como el día que caminamos por un centro comercial y aquél en el que tomamos mate al costado del arroyo, los sonidos externos e internos se modifican, percibimos nuestra realidad de un modo significativamente distinto.

Si el contexto de la mujer embarazada es una comunidad que participa, valora y visibiliza el ciclo vital, la “conexión” con el embarazo, parto y amamantamiento “son” lo cotidiano y el saber está transmitido en la cultura diaria.
Para la mujer que desarrolla su cotidianeidad en una ciudad, muchas veces “conectar” con el amamantamiento requiere recurrir a una batería de herramientas que no encuentra “naturalmente” en su entorno y entonces va en su búsqueda; cursos, charlas, encuentros, revistas, programas dedicados en televisión, radio, internet… La motivación principal está en la necesidad de informarse producto de la falta de vivencias asociadas con su realidad, en un marco de realidades simultáneas de la que su nuevo estado no es la normal (aunque sea madre de más de un hijo, cada experiencia es reveladora y puede generar necesidades distintas o nuevas).
Pero la mayoría de las propuestas son ofrecidas desde ámbitos privados, por lo tanto son pagas, y entonces el acceso a estas herramientas no es igual para todas las mujeres.
El sistema público contempla, en varios hospitales, cursos para embarazadas que últimamente abrieron la participación a padres o “acompañantes “ de madres con hijos por nacer; y también existen organizaciones no gubernamentales que gratuitamente “publicitan” y reeducan sobre el amamantamiento.