Acaba de fallecer en Trieste, Italia, un muy querido y apreciado impulsor de mejoras en la atención al sufrimiento mental humano en Italia, y luego, en muchos países. Franco Rotelli fue reconocido como la “mano derecha” de Franco Basaglia: ambos impulsaron cambios decisivos primero en el Hospital Psiquiátrico de Trieste, cambios que luego se extendieron a toda la Región Friuli-Venecia Giulia e influyeron en el resto de Italia y la Comunidad Europea.
La reforma implicó la creación de empresas sociales, la integración de los pacientes al resto de la sociedad a través del trabajo. La forma bajo la cual todo eso se realizó implicó cambios también en las propias profesiones de salud, e incluso en algunas no sanitarias.
Empresas de alquiler de bicicletas, un hotel, un velero, peluquería, editorial, bar, joyería, todas de alta calidad estética empezaron a funcionar integrando ex pacientes, familiares, profesionales de la salud y vecinos de la ciudad. Circular por esa hermosa ciudad era una oportunidad para encontrarse con la oferta de esas empresas, que surgían, luchaban por mantenerse, construían su clientela y generaban otras que daban satisfacción a necesidades de la población y de los pacientes, que dejaban de ser llamados como tales. Era una sociedad la que cambiaba, no solamente los hasta entonces, pacientes psiquiátricos.
Rotelli impulsó esos cambios luego de la muerte de Basaglia, y los extendió a otros países. Trieste pasó a ser el lugar a dónde acudían trabajadores de salud mental de todo el mundo para llevar a lugares distantes e inesperados esa forma digna de atención al sufrimiento. En Republica Dominicana establecieron empresas sociales y un hotel que reproducía lo aprendido en Trieste. Esos logros en materia de reinserción se ampliaron a otras problemáticas sociales, enfrentando siempre obstáculos que diversas corporaciones o intereses anteponían.
Las primeras visitas de Franco a Argentina en los distantes ‘80, fueron dentro del marco de la Cooperación Italiana que su Región impulsaba. Diana Mauri, Ota de Leonardis y Franco Rotelli vinieron varias veces y establecieron afinidades y lazos muy fuertes con equipos de trabajo en diversas instituciones y provincias. Esas actividades se iniciaron bajo la señera etapa de Vicente Galli como director en la dirección nacional de Salud Mental del ministerio de Salud de la Nación.
Además, fueron varios los libros que difundieron las ideas de Rotelli. En Argentina se comenzaron a publicar desde principios de los ‘90 y sus ideas también se difundieron gracias a sus frecuentes visitas. Conocía bien nuestro país y se interesaba mucho por las iniciativas que en diferentes provincias se generaban en materia de reforma de las instituciones psiquiátricas e inclusión social.
Visitó Jujuy para conocer los logros del Movimiento Túpac Amaru y reclamó de manera sostenida por la libertad de Milagro Sala. Al mismo tiempo, su opinión era requerida por autoridades nacionales y provinciales, de Salud en general y Salud Mental en particular, aportando su, para ese entonces, vasta experiencia de gestión y diseño de políticas públicas y de promoción de prácticas sociales y comunitarias.
Incansable, reflexivo y un discutidor agudo eran rasgos muy evidentes en Franco. Sus presentaciones en universidades o reuniones con comunidades de usuarios –pacientes y familiares– se transformaban por su impulso en comprometidas sesiones de debate donde los asistentes percibían que lo discutido tocaba sus ideas pero sobre todo, sus emociones.
Seguro que son varios cientos, o quizás más las argentinas y argentinos que a lo largo de los últimos 30 años han mantenido contacto personal con Franco, muchos pasaron por Trieste e incluso trabajaron con él. Para todos ellos y a quienes lo han seguido a través de sus escritos, su muerte es una pérdida muy grande y dolorosa.
FUENTE: Asociación Argentina de Salud Pública