El pasado 11 de noviembre en la Sede Ate de la localidad de Azul tuvo lugar la quinta actividad GPSS, bautizada como “Derrumbar los mitos y creencias sobre la violencia contra la mujer, es un camino que promueve derechos.”
1-Justificación de la Actividad – Presentación – Temática a abordarse
El concepto de violencia según el Diccionario Enciclopédico de Sociología es definido como la aplicación de la fuerza física y psíquica, como expresión de la agresividad o como medio legítimo o ilegítimo de establecimiento, mantenimiento o superación de determinadas relaciones de poder y de dominación.
[slideshow post_id=17863]
Para llegar al concepto de violencia contra la mujer tuvieron que suceder algunos hitos y hallazgos relevantes a nivel internacional. En ello ha tenido influencia los aportes y consensos que se han establecido entre académicos, especialistas y políticos, pero principalmente gracias al esfuerzo de feministas que han luchado incesantemente por el reconocimiento social y político de este tema que afecta a millones de mujeres en el mundo.
La violencia contra la mujer tiene como base un esquema de desigualdad, cualquiera que sea el contexto y las variantes particulares. De esta manera, se define la violencia contra la mujer como el ejercicio de la violencia que refleja la asimetría existente en las relaciones de poder entre hombres y mujeres y que perpetúa la subordinación y desvalorización de lo femenino frente a lo masculino. Esta subordinación, responde al patriarcado como sistema simbólico que determina un conjunto de prácticas cotidianas concretas que niegan los derechos de las mujeres y reproduce el desequilibrio y la inequidad existente entre los sexos.
El hombre en la mayoría de los casos controla la economía y la toma de decisiones en el hogar, lo cual refuerza la premisa que vincula desigualdad y violencia.
Por otra parte, las leyes, las instituciones políticas y sociales, la economía, los discursos científicos y la cultura no solo han reproducido estos patrones sino que han mantenido también estas tradiciones de discriminación y violencia.
Mitos y creencias de la violencia contra la mujer La violencia hacia las mujeres se encuentra en distintas realidades sociales y económicas, afectando la vida de muchísimas mujeres. Considerada un flagelo social y económico, su existencia es sostenida por un “conjunto de representaciones, creencias, mitos, emblemas, etc., sociales, que operan a nivel inconsciente (…) que determinan lo posible de ser imaginado, ilusionado, actuado, pensado, teorizado, deseado, en un momento histórico particular”, que llamaremos imaginario social.
¿Qué son los Mitos?
“Ideas y símbolos, con distinto peso social, que forman parte de un registro imaginario, que producen y reproducen sentidos, los que terminan siendo estereotipos, inscriptos en el psiquismo”
Los mitos que forman parte de un imaginario social son una producción histórica. En nuestra sociedad, las mujeres aparecen en un lugar devaluado, como podemos observar en los mitos fundantes de la sociedad occidental.
Actualmente, este lugar devaluado se mantiene y se reproduce desde distintos mitos. En este sentido, insistir en nombrar a las mujeres como “sexo débil” implica subestimarlas y posicionarlas en un lugar de vulnerabilidad, sosteniendo la distribución inequitativa de lugares sociales.
Los mitos reproducen juicios y valores sobre lo que está permitido sentir, pensar y hacer a los varones y las mujeres de cada sociedad. Están presentes en discursos científicos, políticos, religiosos, jurídicos, y en los medios de comunicación social. Estos últimos se encargan de reproducir estos mitos con toda la intencionalidad. Es visible, el lugar de objeto que se le da a la mujer en algunos medios en particular, asociado con discursos que descalifican, subestiman y cosifican a la mujer.
Estos argumentos también los encontramos en los contenidos de los saberes adquiridos en las escuelas y universidades, y en toda la producción cultural de nuestra sociedad -literatura, cine, teatro, artes plásticas- donde producen y reproducen los sentidos de cómo deben ser, pensar, sentir y hacer varones y mujeres.
La eficacia simbólica de estos mitos se evidencia en el efecto de naturalización, en donde las personas perciben como “natural” lo que es una construcción social. Así, la violencia hacia las mujeres se adjudica a características individuales -extraordinarias- de las personas, invisibilizando u ocultando las relaciones sociales de poder que sostienen las inequidades entre varones y mujeres. Expresiones cotidianas como “siempre fue así” dan cuenta del fenómeno de la naturalización, que hace que fenómenos sociales aparezcan como imposibles de ser modificados por la acción humana.
Estos mitos y creencias se reproducen en la sociedad e invisibilizan la violencia que viven las mujeres, coartando sus derechos ciudadanos. De esta forma, la violencia hacia las mujeres se encuentra naturalizada en las políticas públicas y en el discurso social.
¿Cómo operan estos Mitos en las Mujeres?
Estos mitos operan como “barreras mentales” que impiden que algunas mujeres maltratadas reconozcan sus derechos y luchen por ellos, abandonando el lugar de víctima pasiva. Estos mitos son reconfirmados en muchas ocasiones por la familia, el entorno social o las instituciones de salud, educación, justicia, a las que recurren las mujeres.
La naturalización que se realiza de la violencia hace que se la vivencie como inmodificable e incuestionable (“siempre fue así” y “siempre será así”), cuando en realidad es producto de una cultura y una sociedad, y por tanto posible de ser transformada.
Asimismo, en la constitución de las familias se sostiene una estructura patriarcal, que reproduce una relación de desigualdad entre los géneros.
Es por esto que en general, se hace muy difícil que las mujeres reconozcan la situación de violencia en la que se encuentran, cuando median relaciones afectivas, y que pueda decidir la búsqueda de ayuda para abandonar esta relación violenta.
Esta forma de vincularse, de significar los vínculos con las otras personas, se extiende también a otros ámbitos, como el ámbito comunitario, el laboral o político. Muchas mujeres realizan trabajos en su comunidad que se ocupan del cuidado o desarrollo de niños/as, jóvenes y/o ancianos/as. Numerosos proyectos y programas apuntalan este rol de cuidadoras de las mujeres en la salud, la educación, etc. Así como también, en el ámbito laboral, los trabajos relacionados con estos cuidados, como la docencia, la enfermería, etc., son desempeñados en su mayoría por mujeres.
La autonomía personal de las mujeres está afectada también por la creencia que necesitan o dependen de otras personas para tomar decisiones sobre su vida, o para “realizarse” como mujeres.
Estas formas de pensar, hacer o sentir son construcciones sociales y culturales que impiden el reconocimiento de la violencia hacia las mujeres, obstaculizando el reconocimiento del derecho que tienen las mujeres a vivir una vida sin violencia.
Es necesario comprender que estos mitos que invisibilizan y naturalizan la violencia hacia las mujeres están íntimamente relacionados con creencias más generales, como son las concepciones sobre qué es el amor, qué implica amar, qué es una pareja, qué es una familia.
¿Cómo actúan los mitos en los funcionarios públicos? ¿Qué es un prejuicio?
Es una concepción elaborada en el que se “pre-juzga” algo, sin experiencia directa o real con personas, situaciones o realidades de las que trate ese prejuicio. En este sentido, el prejuicio es una opinión aceptada pasivamente por la tradición y la costumbre, o bien por ser enunciada por una autoridad no cuestionada que aceptamos sin discutir y sin verificar.
Algunos/as funcionarios/as públicos aún sostienen en sus prácticas muchos de estos mitos y creencias, y en más de una ocasión, se convierten en verdaderos prejuicios. Ya que cuando una mujer consulta a alguno de estos funcionarios, él se maneja de la siguiente manera:
Busca las razones que provocó el hecho violento. Responsabiliza a la mujer. Otorga, entonces, impunidad al agresor y lo justifica. Deja a la mujer sin la contención y ayuda que está solicitando, produciéndose una doble victimización. No visibiliza el riesgo que corre esta mujer que está en situación de violencia. No ven la urgencia de actuar de inmediato y en forma integral.
Esta mujer víctima de violencia, aislada, que tiene sentimientos de miedo, culpa y que logra llegar a una dependencia pública, o se acerca a algún funcionario solicitando ayuda, y allí es violentada nuevamente, probablemente confirme su creencia de que es imposible salir de esta situación de violencia. Su impotencia se acrecentará y se alejará de la posibilidad de salir de la situación de violencia.
Este tipo de respuestas por parte de los funcionarios/as refuerzan la naturalización de la violencia hacia las mujeres, y se expresan en propuestas que promueven el cambio de conducta en las mujeres (control, cuidados, restricción del uso del espacio público, etc.
Es necesario reconocer para finalizar, como un avance importante la existencia de la Ley Nacional Nº 24.417 del año 1994 sobre Protección de la Violencia Familiar y su Decreto Reglamentario Nº 235/96; pero sabemos que con ello no alcanza, es necesario llenarla de contenido. Viabilizando los medios necesarios (presupuestarios) para su completa implementación, de manera que existan los dispositivos que garanticen los derechos de todos/as.
2.-Objetivo General:
Problematizar los mitos y creencias hegemónicas acerca de la violencia contra la mujer, pensando alternativas que nos permitan incidir en la deconstrucción de los mismos.
Objetivos Específicos:
- Conocer mitos y creencias.
- Indagar sobre la vigencia de los mismos.
- Analizar los modos de transmisión.
- Resaltar las entre mito y realidad.
- Problematizar los mitos construidos en relaciona las situaciones de violencia hacia las mujeres.
- Analizar como los medios de comunicación construyen una opinión refuerza los mitos.
- Promover acciones de sensibilización en la comunidad que incidan en la forma de concebir la problemática.
3.-Población Destinataria
Los participantes de GPSS 2013.
4.- Desarrollo de la Actividad (programa y aspectos metodológicos-pedagógicos).
1er momento:
- Presentación de los participantes del GPSS y del objetivo de la jornada.
- Fundamentación de la actividad.
2do momento:
- Presentación de carteles y afiches conteniendo imágenes y frases para ser analizadas y debatir.
- Conclusiones y propuestas.
5.-Bibliografía.
- CISCSA. (2004) “Ciudades sin violencia para las mujeres. Ciudades seguras para todos” Módulo de Capacitación. Material de Trabajo. Textos: RAINERO, Liliana; RODIGOU, Maite; PÉREZ, Soledad.
- Ed. CISCSA. UNIFEM. Córdoba Argentina. Comité D´action Femmes et Securité- Urbaine- CAFSU. (2002):
- “La Seguridad de las Mujeres: de la Dependencia a la Autonomía. Actuando para la Seguridad de las Mujeres”. Montreal. Canadá.
- Dio Bleichmar Emilce: (1999) “La Depresión en la mujer”, Temas de hoy. Fernández, Ana M, (2007) “Las lógicas colectivas: imaginarios, cuerpos y multiplicidades”. Bs. As. Edit. Biblos.
- Ferreira Graciela B.( 1995) “La mujer maltratada”. Editorial Sudamericana, Buenos Aires.Corsi, 1994; Heise 1994; Torres, 2001) (Torres, 2001; Heise, 1994). Rico (1996)
ORGANIZAN:
- Curso Permanente de Gestión en Políticas Socio Sanitarias – Convenio ATE/MINISTERIO DE SALUD BUENOS AIRES
- Cátedra Libre “Germán Abdala”- UNLP
- Dirección de Capacitación de Técnicos de la Salud
- Asociación Trabajadores del Estado Seccional Azul