por Morena Gómez, referente de Mujeres Trans Argentina en Puerto Madryn y por Magdalenas Puerto Madryn.
Para la realización de este reporte, invitamos a compañeras y activistas de la población trans del Chubut a contarnos su experiencia en el contexto de la emergencia sanitaria. Agradecemos por sus aportes a Yamila Giselle Millanao (activista trans y referente de Mujeres Trans Argentina (MTA) en Trelew), Verónica León (compañera trans de Madryn), Lucía Baigorria (activista trans de la ciudad de Trelew) y a otras compas que han hecho sus aportes de forma anónima.
“Lo nuestro no es tan visible” comenta una compa trans de Trelew, “Lo nuestro sigue siendo invisible”, afirmamos tras escuchar los audios de las compañeras. Ya hablamos y discutimos sobre el “#QuedateEnCasa si podés”, ya escuchamos y repetimos que “pasarla bien en la cuarentena es un privilegio de clase”. Así y todo nos seguimos preguntando: ¿Qué pasa con los colectivos que ya antes de la pandemia estaban marginalizados? ¿Cómo afecta la emergencia económica y sanitaria al colectivo trans/travesti en una provincia que ya viene golpeada por deudas y desidia estatal? ¿Surgen nuevas violencias en este contexto, o se intensifican las que ya existían? ¿Qué estrategias ponemos en práctica? En los próximos párrafos compartiremos las sensaciones y visiones de compañeras de Chubut.
Desde que comenzó la cuarentena, las posibilidades de acceder y mantenerse en una vivienda (ni siquiera hablaremos de las condiciones de la misma) se han visto reducidas. Las situaciones narradas son varias: desde compañeras que han sido echadas de sus alquileres -cualquier excusa siempre es buena para echar a una trans- hasta compas que han tenido que volver a vivir o contactarse con sus familias, siendo que para el colectivo LGTTBIQ las familias representan muchas veces el núcleo donde se viven las primeras violencias. El problema de la vivienda, entre otras cosas, deja en evidencia el gran porcentaje de compañeras trans que viven del trabajo informal o precarizado, y que por lo tanto en esta cuarentena no están generando ingresos; las pocas contratadas no reciben sus sueldos, y no podemos dejar de mencionar a aquellas compañeras que viven del trabajo sexual o están en situación de prostitución, destino que parece el único imaginable cuando hablamos de transexualidad ¿Qué es lo que falta para, con tranquilidad, poder decir “#QuedateEnCasa”?: Los derechos de siempre que nunca están.
De la mano del trabajo no registrado, la cuarentena evidencia, algo que venimos reclamando hace rato: la reglamentación e implementación del Cupo Laboral Trans, que este 17 de mayo de 2020 cumplió 2 años desde su aprobación en esta provincia, y todavía seguimos esperando los frutos de esta ley que tanto promete impactar positivamente en la calidad de vida de las personas trans de Chubut. Por otro lado, también pone en evidencia las históricas barreras que se le imponen al colectivo travesti-trans en el acceso a derechos fundamentales: educación, vivienda – como ya mencionamos anteriormente- y salud, como es la situación denunciada por compañerxs de Comodoro Rivadavia que han visto interrumpidos sus tratamientos hormonales, hecho que ya ha sucedido en otros momentos y que impacta directamente en la salud y en el derecho a la identidad de nuestrxs compañerxs.
Con estas excusas pandémicas para cortar tratamientos hormonales, nos volvemos a preguntar si la pandemia nos expuso a nuevas violencias o se trata de las mismas de antes pero en otro contexto, y todavía los estamos pensando. Las violencias que vive el colectivo comienzan con la expresión de nuestra identidad de género: en el barrio, en la familia, en la escuela; la violencia social a través de la mirada, o cuando damos una nota y aparecen comentarios transodiantes de gente de nuestra propia ciudad.”La violencia institucional es constante y, hasta que no cumplan con nuestros derechos, va a estar siempre”, apunta una compañera. Puntualmente, podemos mencionar en este contexto la situación de vulneración a nuestra identidad cuando intentamos acceder a alguno de los subsidios de emergencia, cuando incluso habiendo realizado el cambio registral hace años, todavía figuramos y somos registradas con el nombre y el género asignados al nacer y no con los autopercibidos. Esta situación se agrava en el caso de compañeras que no han realizado el cambio registral y no desean pasar por ese momento de exposición en el espacio público. La máxima violencia perpetrada contra travestis/trans es el travesticidio -crimen de odio basado en la identidad de género- y especialmente el travesticidio social, dado por la sumatoria de violencias sociales e institucionales, en donde no hay un único culpable, sino una sociedad que margina y un estado que abandona. En Chubut, estas muertes las seguimos contando aún en pandemia. “En esta cuarentena perdimos compañeras trans esperanzadas, esperando que se reglamente la Ley De Cupo Trans, compañerxs que militaron, impulsaron y lucharon por un trabajo digno, pero, esta sociedad machista y binaria no lxs abrazo y lxs mató con el rechazo”.
Finalmente, las estrategias que impulsamos para hacer frente a esta situación se han dado gracias al tejido de redes entre colectivos feministas, disidentes y personas aliadas; organizándose colectas de productos básicos, donaciones de dinero y viandas, tal como está sucediendo en otras partes del país; ayudándonos también en estos tiempos a resolver
burocracias digitales lo más rápido posible para poder acceder a subsidios o ayudas económicas; difundiendo información entre compañeras, comentándonos lo que sucede en otras partes de la provincia e incorporando mediante relevamiento a nuevas familias y compañerxs a esta red de ayuda mutua. Y, sobre todo, como dice nuestra compañera Nadia Jazmín del Rosario Zuñiga “Seguiremos desafiando a la vida / Con el sueño de llegar a viejas, para contarnos historias, / de esas, de las nuestras, las historias trans”.
Fuente: habitatciudadano.com