Desde el 14 de febrero (hace ya más de un mes) se están quemando todos los bosques andinos nativos del noroeste de la provincia del Chubut, en lo que ya se asegura como la tragedia ecológica más grande de los últimos tiempos en la Patagonia Argentina.
La palabra “ecocidio” define la destrucción extensa o el daño irreparable, sino la destrucción total de un ecosistema, por medio de la actividad humana o por el suceso de acciones climáticas impredecibles e imposibles de evitar. Si bien los incendios que están ocurriendo se cuentan por decenas, nos referiremos en esta oportunidad, al más grande de todos, que aquel que abarca el entorno del Lago Cholila y las cuencas de los ríos Tigre y Turbio: una superficie incendiada del tamaño de Capital Federal que provocó la muerte de 12.000 animales vivos.
Consecuentemente, ante el abandono manifiesto del estado provincial y municipal, el área ha quedado expuesta a los intereses privados y corporativos que pretenden adueñarse del territorio y sus bienes comunes, por lo que se han generado las condiciones propicias para que una catástrofe ecológica de esta magnitud tuviera lugar. Este atentado contra la naturaleza, es denunciado por los pobladores, ante la inverosimilitud de la versión oficial sobre la causa natural del fuego, como la consecuencia evitable del «negocio verde»: el plan estratégico de políticos y empresarios para ocultar jugosos emprendimientos inmobiliarios y esquivar responsabilidades y denuncias formales por las miles de hectáreas quemadas.
Compartimos el testimonio del Secretario General de ATE en la Comarca Andina
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Armar la Trama por Maria Emilia Menna
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