La nueva enfermedad que asoló al planeta desde enero de 2020 ha desatado una carrera contra reloj en la búsqueda de una vacuna para prevenirla y un tratamiento específico eficaz que reduzca al mínimo posible la mortalidad. Incontables equipos médicos han establecido protocolos experimentales a tal fin sin resultados concluyentes hasta el momento.
Paralelamente, desde los inicios de la pandemia, todo tipo de información es replicada en las redes sociales sin posibilidades de constatar su veracidad, ni precisar fuentes en las que buscar su validación.
Las noticias sobre tratamientos de prevención y cura de la enfermedad se multiplicaron. Muchas fueron disparatadas y sin embargo propuestas por jefes de estado con las graves consecuencias que eso tiene:
– El Presidente de los Estados Unidos sugirió ingerir cloro lo que ocasionó numerosos ingresos hospitalarios por intoxicación.
– El Presidente de Brasil incitó a la automedicación con hidroxicloroquina sin reparar en el riesgo que conlleva.
En nuestro país se han diseñado protocolos de tratamientos experimentales entre los que figura la transfusión de plasma de convaleciente, método exitoso en el siglo pasado en el tratamiento de la FHA hasta que se obtuvo una vacuna.
Sin tener aún conclusiones definitivas sobre la eficacia del tratamiento en esta enfermedad, los medios tomaron el tema y lo destrataron. La viralización de un video donde un presunto paciente desde su cama de internación clama por “plasma” fue quizá la nota más dramática.
Vale la pena recordar la historia del uso de la sangre por la humanidad, que es milenario.
Desde épocas remotas la sangre fue depositaria de muchas creencias, dado que se consideraba portadora del alma, fuente de fuerza y otras cualidades buenas y malas.
Emperadores y faraones la usaban para tomar baños, o beberla extraída de animales jóvenes, fuertes y sanos. En los circos romanos llegaron a beber en la arena la sangre de los gladiadores. En la Edad Media jóvenes sanos fueron sacrificados para tratar con su sangre al Papa Bonifacio VIII quien a pesar de todo no sobrevivió.
Entre los siglos XVI al XX el descubrimiento de la circulación sanguínea permitió lograr inyectar fluidos a través de las venas por métodos rudimentarios. Las transfusiones curaban en algunos casos y mataban en tantos otros.
En Siglo XX se produce una revolución de conocimientos a partir del descubrimiento de los grupos sanguíneos y de los componentes de la sangre que impulsó avances en el tratamiento de muchas enfermedades.
La obtención de la sangre hasta este momento era forzada, no requería consentimiento alguno por parte del donante. La acumulación de conocimientos planteó una serie de pujas en las que afortunadamente se involucró a quienes hasta ese momento eran sujetos pasivos: los y las donantes de sangre.
La sangre está compuesta por los glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas minerales y proteínas entre las que se destacan las inmunoglobulinas o anticuerpos, todos estos componentes son vehiculizados en 90% de agua.
Los anticuerpos son las defensas que surgen luego de padecer enfermedades infecciosas o también luego de ser vacunados contra distintas enfermedades.
La obtención del plasma a través de la donación tiene múltiples aplicaciones a tratamientos y el proceso de donación es sencillo y no significa riesgo para las personas que se hallan en condiciones de donar sangre.
No existe hoy otra forma de conseguirlo que la donación de quienes se han recuperado de la enfermedad, si bien aún no se concluyeron los estudios clínicos los mismos son alentadores y no se han discontinuado en ningún caso por reacciones adversas.
Siempre válido recordar que la donación debe ser un acto voluntario, no dirigido y sin mediar recompensa material alguna.
En nuestro país está consolidado el marco legal que regula las actividades de la donación, preparación, conservación y transfusión de los hemo componentes y derivados.
Los propósitos más importantes del marco regulatorio son la atención integral del donante voluntario, el autoabastecimiento para no depender de la importación, la correcta indicación de la transfusión y la justicia social.
Argentina se dio su marco legal normativo teórico científico y ético que contiene los derechos y obligaciones de las personas en la Donación de Sangre y/o células sanguíneas.
Mónica Lietti, Mat. Prov. 62004
Fuentes:
Ley Nacional de Sangre http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/45000-49999/49103/norma.htm
Leyes provinciales de Sangre. http://www.ms.gba.gov.ar/sitios/hemoterapia/files/2014/08/ley.pdf
Material de difusión. http://www.ms.gba.gov.ar/sitios/hemoterapia/files/2018/09/CARTILLA-EDUCACI%C3%93N-DIGITAL.pdf