-La gente lo probará, le encantará y nunca lo abandonará.
-¿Y qué se puede esperar?
-Muerte, más muerte.
Testimonio de un consumidor de fentanilo
EEUU es el país con mayor cantidad de drogodependientes en el mundo, allí mueren por sobredosis alrededor de cien mil personas por año. Este tremendo daño social se vio incrementado en los últimos años por el abuso en el consumo del fentanilo, un poderoso opiáceo sintético que se utiliza como anestésico o analgésico en el sistema sanitario pero su uso abusivo es sumamente adictivo, destroza a las personas a nivel físico-neurológico y puede ser mortal hasta consumido en pequeñas dosis.
Home sweet home
En los últimos años el fentanilo ha reemplazado casi por completo a la heroína y a partir de su utilización masiva la sobredosis es la principal causa de muerte entre personas de 18 a 49 años en muchas grandes ciudades de Norteamérica. Tanto es así que las políticas de reducción de daños son adoptadas cada vez por más ciudades: brindan jeringas esterilizadas y otros insumos para el consumo seguro, además proveen naloxona (Narcan) el antídoto para revertir los casos de sobredosis.
La crisis sanitaria afecta a casi todos los estados del país del Norte y es especialmente visible en sectores de las grandes ciudades como Nueva York, Kensington (Filadelfia), Los Ángeles, Portland, Baltimore, Kentucky, Ohio, Delaware, Washington, Vancouver o San Francisco, entre otras. Muchos adictos viven en situación de calle y su vulnerabilidad es atroz: se asemejan a los campos de refugiados donde habitan las víctimas desplazadas por las guerras o las migraciones masivas.
Fentanilo en Vancouver, Canadá, documental: https://youtu.be/EBssoVyOqN8?si=CZgAjRfOC52v6E80
Como política para enfrentar la crisis de adicción a las drogas, Estados Unidos se ha focalizado en un punitivismo masivo ya que menos de un 10% de los adictos del país accede a algún tratamiento de desintoxicación, mientras millones de personas no reciben ningún tipo de atención sanitaria. Entre las deficiencias del sistema de salud estadounidense se enmarca la excesiva influencia que ejercen las grandes empresas farmacéuticas cuyo poder de lobby sobre la política nacional es inmenso.
De las grandes farmacéuticas no se habla
Según la DEA el fentanilo se desarrolló por primera vez en 1959 y fue presentado en la década de 1960 como anestésico intravenoso. El informe indica que se fabrica y distribuye legalmente en los Estados Unidos, pero “Los productos farmacéuticos legales de fentanilo sufren desvíos a través de robos, prescripciones fraudulentas y distribución ilícita por parte de pacientes, médicos y farmacéuticos.”
EEUU es el lugar donde más drogas se consumen en el mundo. En este sentido, es muy llamativo que nunca se hable de narcotraficantes autóctonos ni de carteles estadounidenses: la culpa siempre es de los demás. ¿No es posible que el fentanilo que utilizan los adictos se produzca legal o ilegalmente en EEUU?
Fentanilo en Kensington, EEUU, informe periodístico: https://youtu.be/B9YDoNfu-Bc?si=-1ocUzg5HDYax_RN
Cuando se habla de este flagelo ni siquiera se nombra a las farmacéuticas que producen fentanilo en EEUU, con argucias argumentativas cargan el problema sobre otras espaldas y si fuera necesario se entrometen en los asuntos internos de otros estados, instalan bases militares o generan alguna invasión, como sucedió en países productores de coca u opio.
En estos días el poderoso país del Norte de América culpa a México y a China por los estragos que provoca el fentanilo entre sus adictos. De hecho, al asumir su segundo mandato el presidente Donald Trump inició una guerra arancelaria en la que también incluyó a Canadá, aduciendo que desde esos países proviene el tráfico de sustancias que consumen ávidamente los adictos estadounidenses.
Estados Unidos tiene mucho que hacer en su propio país
Pero resulta que México, a diferencia de EEUU, Canadá y China, no produce fentanilo. Aunque eso no significa nada para Estados Unidos que igual los acusa de importar los precursores químicos desde China para fabricar de manera clandestina el demoledor opiáceo y traficarlo a su país. Las autoridades mexicanas sostienen que esto no es cierto.
Ante los agravios expresados por Donald Trump, incluida la guerra arancelaria, la presidenta de México Claudia Sheinbaum respondió: “EEUU tiene mucho que hacer en su propio país: ¿Cómo es que llega el fentanilo o cualquier otra droga? Que no está bien que pase ilegalmente y nosotros hacemos nuestro trabajo en nuestro país, pero ¿cómo es que llega, qué sucede después que pasa la frontera, quién opera la distribución de la droga, quién vende la droga en las ciudades de Estados Unidos donde han provocado tanta tragedia? ¿Dónde va el dinero de la venta de esa droga en EEUU?”
Además, la mandataria mexicana interrogó “¿Cómo es que hay armas en México de uso exclusivo del ejército de Estados Unidos? ¿Quién las vendió, cómo llegaron a nuestro país? Entonces hay una parte importante que ellos tienen que hacer en su propio país ¿Por qué no hay carteles o delincuencia organizada en EEUU? Nosotros coordinamos, colaboramos, nos reunimos, trabajamos juntos, pero siempre vamos a defender la soberanía. Entonces hay una parte muy importante que ellos tienen que hacer allá.”
Como muestra de buena voluntad en las negociaciones México envió a la frontera Norte 10 mil efectivos militares para trabajar en la prevención del tráfico ilegal.
Un país hipócrita y negador
EEUU es productor de fentanilo pero acusa a México, donde no se produce la droga ni sus precursores, por el desaforado consumo ilegal de esa sustancia en su propio país. Resulta bastante ridícula la acusación ya que en el país de Norteamérica se producen y venden hace muchos años opiáceos que son utilizados sin ningún tipo de control médico.
En esa senda se inscribe el estrago que provocó en el país del Norte la crisis del OxyContin (oxicodona) y otros opiáceos como el spray nasal Subsys, un aerosol de fentanilo, que fue promovida por su propia industria farmacéutica junto a médicos inescrupulosos. Las empresas farmacéuticas establecieron agresivas campañas de promoción de estos opioides para paliar el dolor ocultando sus consecuencias adictivas y convirtiendo a cientos de miles de pacientes en adictos. Los propietarios de estas farmacéuticas se hicieron inmensamente ricos incluso alguno fue figurón de la revista Forbes hasta que cayó en desgracia acusado de conspirar para delinquir.
Escapar del dolor
El fentanilo es un opiáceo sintético de uso médico 100 veces más poderoso que la morfina y 50 veces más que la heroína que se utiliza para aliviar el dolor o como anestésico. El uso de esta droga es devastador para los consumidores que son descriptos despectivamente como zombies por las consecuencias neurológicas que provoca: cuerpos deformados, movimientos inciertos, seres reducidos a una absurda mueca desparramados por la vía pública.
En muchas ocasiones se lo utiliza combinado con otras drogas como la heroína o la cocaína. El fentanilo se puede inyectar, inhalar/esnifar, fumar, tomar por vía oral como pastillas o comprimidos y añadido a papel secante. Los parches de fentanilo se usan quitando el contenido de gel y después, inyectando o ingiriendo el contenido. Los parches también se congelan, se cortan en pedazos y se colocan debajo de la lengua o en la cavidad de la mejilla.
La DEA informa que el consumo de fentanilo produce relajación, euforia, alivio del dolor, sedación, confusión, somnolencia, mareos, náuseas y vómitos, retención urinaria, constricción pupilar y depresión respiratoria. En cambio, los consumidores consultados sostienen que consumir la sustancia es “un abrazo, es dejar de sentir dolor, tanto físico como emocional.”
Pero el efecto dura poco tiempo lo que implica su uso varias veces por día. Todos los usuarios admiten que están a un paso de la sobredosis permanentemente y casi todos la padecieron en alguna ocasión. La sobredosis con esta sustancia puede causar estupor, cambios en el tamaño de las pupilas, piel húmeda, cianosis, coma e insuficiencia respiratoria, también puede provocar la muerte. La presencia de una tríada de síntomas como coma, pupilas puntiformes y depresión respiratoria sugiere fuertemente una intoxicación por opioides.
Una trabajadora sanitaria que recorre las calles rescatando personas con sobredosis describe que cuando los labios de los afectados se tornan azules hay que aplicar inmediatamente Narcan, el antídoto contra la intoxicación; cuando todo el rostro del consumidor se torna azul la situación es sumamente grave pero todavía se puede revertir con el antídoto, en cambio, si el rostro se torna de color negruzco la amenaza de muerte por sobredosis es inminente.
Rubén Fernández | IDEP Salud ATE Argentina