Más de 1100 evidencias científicas sobre los impactos del glifosato en la salud, el ambiente y la biodiversidad


 

«Los agrotóxicos son químicos de guerra» asegura la científica y activista ambiental Dra. Vandana Shiva en el prólogo de la nueva edición de la Antología Toxicológica del Glifosato +1000, que compila más de 1100 trabajos de investigación publicados con evidencias científicas sobre los impactos del glifosato en la salud, ambiente y biodiversidad.

Link a la Antología Toxicológica del Glifosato +1000

En esta quinta edición, Eduardo Martín Rossi, Bachiller Agropecuario, Técnico en Inmuno-Hemoterapia y Técnico en Epidemiologia, brinda un index que contiene citas de artículos científicos o papers, informes de investigaciones clínicas, experimentales, de laboratorio, revisiones, etc. publicadas en revistas y resúmenes de congresos científicos nacionales e internacionales sobre los impactos y la dinámica del glifosato tanto como principio activo, formulado y su metabolito final ácido aminometilfosfónico (AMPA).

Más de 200 de esos trabajos científicos son de universidades públicas del país. En Argentina se utilizan más de 270 millones de litros cada año, los organismos de control no miden la toxicidad crónica del químico y, desde hace décadas, se suman familias y pueblos que denuncian los efectos de las fumigaciones.

En el primer capítulo de la Antología Toxicológica se precisan estudios que vinculan el glifosato al cáncer, malformaciones, encefalopatía, autismo y parkinson. El capítulo dos aborda los mecanismos de fisiopatología celular (promotor el cáncer), apostosis celular (muerte celular programada), genotoxicidad y trastornos en el sistema endocrino. El tercer capítulo cita estudios de glifosato y su afectación en los sistemas reproductivo, inmunitario, digestivo, nervioso, renal y cardiovascular.

La recopilación también aborda el impacto del agrotóxico en peces, anfibios, aves y mamíferos. Todo un apartado refiere al impacto en el ambiente, clasificado en consecuencias en el aire, aguas y suelos, donde se confirma que el glifosato permanece en el ambiente por largos periodos de tiempo y se traslada por extensas distancias. El capítulo seis y siete abordan el impacto en alimentos, la “interferencia nutricional” y la presencia del químico en comestibles y bebidas.

A continuación, publicamos el prólogo de la publicación editada por la ONG Naturaleza de Derechos.

PRÓLOGO

Por Dra. Vandana Shiva.*1

Me pone muy contenta la 5ª Antología del Glifosato con 1108 artículos científicos sobre sus impactos en la salud humana, el ambiente y la biodiversidad, compilados por Eduardo  Rossi de Naturaleza de Derechos.

Es más relevante que nunca en estos tiempos de la pandemia del coronavirus.

La pandemia es una llamada de atención sobre el hecho de que el modelo de agricultura industrial altamente ineficiente basado en agrotóxicos y monocultivos está  contribuyendo, de  múltiples maneras, a la emergencia sanitaria.

En primer lugar, la agricultura industrial globalizada invade los bosques para cultivar soja «Roundup Ready» en el Brasil, Uruguay, Bolivia, Paraguay y Argentina y Palmoil en Indonesia.

Hay evidencias científicas de que a medida de que los ecosistemas forestales son invadidos, destruimos los hogares de las especies y manipulamos las plantas y los animales para obtener beneficios,  creamos las condiciones para nuevas enfermedades. En los últimos 50 años, han surgido 300 nuevos patógenos. Está bien documentado que alrededor del 70% de los patógenos humanos, incluidos el  VIH,  el Ébola, la gripe, el MERS y el SARS, surgen cuando se invaden los ecosistemas forestales y los virus saltan de los animales a los seres humanos.

En segundo lugar, cuando los animales están hacinados en granjas industriales para  maximizar  sus beneficios,  se propagan nuevas enfermedades como la gripe porcina y la gripe aviar.

Asi el biólogo evolucionista Rob Wallace del Cuerpo de Investigación de Agroecología  y Economía Rural  de Saint Paul, Minnesota, el 29 de enero de 2020 , en su trabajo Big Farms Make Big Flu (2016), nos habla de cómo se han creado nuevas enfermedades en este siglo: “Nuevas cepas de la peste porcina africana, Campylobacter, Cryptosporidium, Cyclospora, Ebola, E. coli O157:H7, fiebre aftosa, hepatitis E, Listeria, virus Nipah, fiebre Q, Salmonella, Vibrio, Yersinia, Zika, y una variedad de variantes novedosas influenza A, entre  las que se incluyen las variantes H1N1 (2009), H1N2v, H3N2v, H5N1, H5N2, H5Nx, H6N1, H7N1, H7N3, H7N7, H7N9 y H9N2″.

Uno podría llamar  a la agricultura  industrial  una fábrica productora de enfermedades, tanto en términos de enfermedades infecciosas como crónicas, entre ellas, el cáncer.

En tercer lugar, la agricultura industrial basada en agrotóxicos es una agricultura que degrada el planeta y la salud. Es la raíz de la explosión de enfermedades crónicas como el cáncer.

https://navdanyainternational.org/publications/manifesto-food- for-health/

10 millones de personas mueren cada año a causa del cáncer. En marzo de 2015, el glifosato fue clasificado por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, IARC, de la OMS, como un probable carcinógeno (2A) para los linfomas no Hodgkin, basado en suficiente evidencia de genotoxicidad y estrés oxidativo.

En 2019, los tribunales de EE.UU. ordenaron a Monsanto pagar daños de hasta 2.000 millones de dólares (1.500 millones de libras esterlinas) a los individuos con cáncer y se enfrenta a muchas más demandas. A pesar de la evidencia científica y las decisiones legales, Bayer, que compró  Monsanto, dijo  que  «apoya totalmente sus productos a base de glifosato».

El Roundup fue vendido  con la etiqueta «seguro  para  los humanos». Monsanto afirmó que el glifosato, que mata las plantas interrumpiendo la vía del shikimato, no tiene ningún efecto en los humanos porque  la vía del shikimato  no está presente en los mamíferos. Lo que Monsanto ocultó fue que muchas bacterias en nuestro intestino tienen la vía del shikimato. Los científicos que señalaron este simple hecho científico, fueron atacados como no científicos.

Sin embargo, en 2020, Bayer tuvo que aceptar un acuerdo de 39,6 millones de dólares en una demanda colectiva por cargos contra su unidad de Monsanto por haber engañado a  los consumidores/as sobre la seguridad de su herbicida Roundup que contiene glifosato.

Hay una cuarta razón del por qué el cambio de una agricultura basada en agrotóxicos es vital para la salud.

Mientras que la mortalidad con la infección del Coronavirus es del 1%, con condiciones preexistentes como el cáncer, salta a más del 7,6%.

Las 6 personas que murieron en Bhopal durante la epidemia de la corona fueron víctimas de la tragedia del gas en 1984.

https://www.dw.com/en/bayer-agrees-396-million-settlement- over-monsantos-roundup-labeling/a-52964239

Una planta de pesticidas propiedad de Union Carbide (ahora propiedad de Dow, parte del Cartel del Veneno) se filtró la noche del 2  de diciembre de 1984, matando a miles de personas. Fue Bhopal y la violencia en el Punjab lo que me hizo mirar la agricultura química, y encontrar sus raíces en la guerra, y  asi escribí mi libro «La violencia de  la Revolución Verde».

Los agrotóxicos son químicos de guerra.

El Roundup es un instrumento de guerra contra la Biodiversidad – las plantas, y las especies que dependen de las plantas.

La naturaleza cultiva la biodiversidad, en los bosques, en las granjas , en los pastizales . La biodiversidad teje la red de la vida y es la base misma del ciclo de la nutrición.

Todas las emergencias que amenazan la vida en nuestros tiempos están enraizadas en una visión mecanicista, militarista y antropocéntrica del mundo, en la que los humanos están  separados de la naturaleza, como amos de la Tierra que pueden poseer, manipular y controlar otras especies  como objetos para obtener beneficios. El paradigma mecanicista militarista de la agricultura y la salud,  (tal  como se hace mención en el Documento de la Tierra Un Planeta, Una Salud), es ignorante de la complejidad de la autoorganización e interconexión de los sistemas vivos, y  está  en  la  raíz de esta pandemia y de futuras pandemias. También está enraizado  en un modelo económico que ve los límites ecológicos y éticos como obstáculos que deben ser eliminados para el creciente crecimiento de las ganancias corporativas. Este modelo no tiene lugar para los Derechos de la Madre Tierra, de otras especies, de los seres humanos y los Derechos de las Futuras Generaciones.

Una economia global basada en la ilusión de un crecimiento sin límites, se traduce en un apetito sin límites por los recursos de la tierra, lo que a su vez se traduce en una violación sin fronteras de los límites planetarios, de los ecosistemas y de las especies.

La emergencia  sanitaria de estos días esta conectada con la emergencia de la extinción y la desaparición de las especies. Está conectada también a la emergencia climática. Cuando usamos venenos como insecticidas y herbicidas para matar insectos y plantas, una crisis de extinción es inevitable. Cuando quemamos el carbono fósil que la tierra fosilizó durante 600 millones de años, violamos las fronteras planetarias. El cambio climático es la consecuencia.

Las predicciones científicas indican que si no detenemos esta guerra antropogénica contra la tierra y su especie, en cien años habremos destruido las mismas condiciones que permitieron a los humanos evolucionar y sobrevivir. Nuestra extinción seguirá a las otras 200 especies que están siendo empujadas a la extinción cada día. Nos convertiremos en una más del millón de especies amenazadas de extinción por la codicia, la arrogancia y la irresponsabilidad humanas.

Durante la crisis y en la recuperación del bloqueo post Coronavirus necesitamos aprender a proteger la Tierra, sus sistemas climáticos, los derechos y los espacios ecológicos de las diversas especies, los pueblos indígenas, las mujeres, los agricultores/as y los trabajadores/as.

Para evitar futuras  pandemias y hambrunas y un  posible escenario de personas prescindibles, debemos ir más allá del sistema económico globalizado e industrializado que está impulsando el cambio climático, empujando a las especies a la extinción y propagando enfermedades que amenazan la vida. La localización deja espacio para que prosperen diversas especies, diversas culturas  y  diversas economías locales.

Tenemos que pasar de la economía de la codicia y el crecimiento ilimitado que nos ha empujado a una crisis existencial. Tenemos que despertar al hecho de que somos miembros de una Familia de la Tierra  y la economía real es la «Economía del Cuidado», para la Tierra y para cada uno de nosotros/as.

Tenemos que reducir conscientemente nuestra huella ecológica para que dejemos una parte justa de los recursos y el espacio ecológico para otras especies, todos los humanos y las generaciones futuras.

La emergencia sanitaria y el bloqueo ha demostrado que cuando hay voluntad política podemos desglobalizar. Hagamos permanente  esta desglobalización de la economía, y localicemos la producción de acuerdo con la filosofía de Gandhi de Swadeshi – hecha localmente.

Como nuestra experiencia en Navdanya nos ha  enseñado durante 3 décadas, los sistemas de alimentos orgánicos locales y biodiversos proporcionan alimentos sanos a todos mientras regeneran el suelo, el agua y la biodiversidad.

La riqueza de la biodiversidad en nuestros bosques, nuestras granjas, nuestra comida, nuestro microbioma intestinal conecta el planeta, sus diversas especies, incluyendo a los humanos, a través de la salud, en lugar de la enfermedad.

Un planeta sano y personas sanas son una posibilidad si nos liberamos de los sistemas industriales globalizados de agricultura  controlados por el Cartel de Veneno.

Esta antología sobre el glifosato proporciona evidencia detallada del daño que el Roundup/Glyphosate ha causado a nuestra salud y a la salud y biodiversidad del planeta. Y proporciona la urgencia  de liberarnos del veneno.

21 de Abril de 2020, India.

Fuentes: Naturaleza de Derechos y Página 12