Mat(e)ados de hambre


Mañana sin mate, no es mañana. O preguntale a Vicente que se levantó en Corrientes a las 2 de la madrugada y se subió al camión cargado de madera, tiene 2 días de camino por delante y al costado del volante, bien a mano, qué tiene? El cajoncito con el termo y el mate. O preguntale a Andrés, que sale a las cinco de la mañana con la lancha a buscar pescado y se aleja una hora y media de la costa hasta que ya no ves brillar la bombilla; o al sereno de la clínica, preguntale al peón y al patrón, a la portera de la escuela, a la artesana de la plaza, a tu tío Pascual en la gomería, a la kiosquera, al curita de la capilla, a la empleada pública, incluso al director del ANSES y a los ministros… y podría apelar al sarcasmo de decirte que uno de nuestros regalos presidenciales a visitas internacionales sobresalientes es un gran mate brilloso y vistoso pero… vacío… pero vos preguntale a todos, a todas, en la cuadra, en el barrio, en Córdoba, Santiago del Estero, Tierra del Fuego… qué es mañana sin mate?… Y también, si conocen a los tareferos…

La lucha de los tareferos de nuestro país, nuestros tareferos, quienes cosechan las hojas del yerbal, las que llegan al mate de la mañana, al del trabajo, al de nuestras charlas entre amigos, o al mate cocido de tantas escuelas argentinas…; es una lucha que empezó hace muchos años, que aparece como noticia aislada si es que los reprimen por lo inconveniente de sus cortes de ruta, y que aparece mucho menos representada todavía en las noticias, en los programas de la tele, en las revistas de los kioscos, la realidad particular, doliente e injusta, que lleva a luchar a tantos hombres, mujeres y niños atravesados por el abandono.

En 2009, es decir, hace ya 4 años, después de mucha lucha, los tareferos de Montecarlo decidieron redactar una carta que transcribimos a continuación

Carta de los Tareferos de Montecarlo 20 de noviembre de 2009

Somos tareferos de Misiones, somos los que cosechamos la hoja verde que después se convierte en la yerba que ustedes están tomando hoy como mate o tereré, amargo, con azúcar o con yuyitos, según vengan del norte, centro o sur del país. Mientras nosotros estamos hoy acá, en Misiones un grupo de hombres y mujeres está en huelga de hambre desde el lunes. Pero esto no es de ahora, nos cansamos de morir de hambre de a poco por eso decidimos que era tiempo de que nos vean y nos escuchen. Por eso salimos a las rutas y las cortamos, fuimos a la ciudad y ocupamos las avenidas, caminamos kilómetros y kilómetros denunciando igual que los chicos que “el hambre es un crimen”. Y cuando nos reprimieron metiendo preso y procesando a la gente que se solidarizó con nosotros decidimos que era tiempo de luchar más fuerte, porque nuestra lucha es justa. La vida y el trabajo del tarefero es difícil, sacrificada, trabajamos a la intemperie, trasladándonos kilómetros y kilómetros amontonados en camiones inseguros, con sol, lluvia, frío. La gran mayoría estamos en negro, cobrando una miseria. Muchas veces tenemos que llevar a nuestros hijos a tarefear con nosotros, cosechar sería eso. Tienen que dejar la escuela para ayudarnos a juntar un poco más de hoja verde porque nunca alcaza. Al tarefero nunca le alcanza, nunca le llega la ganancia de este negocio, y siempre fue así. Pero a veces es peor, peor cuando nos acusan de delincuentes, de que somos cómplices de nuestros patrones para estafar a organismos como la ANSES. Porque ahora dicen que usamos a nuestros hijos para cobrar las asignaciones familiares sin haber trabajado. Nosotros no somos delincuentes ni cómplices,
somos victimas de los patrones pero también del Estado que no controla a las empresas, a los contratistas y tampoco se molesta en controlar las condiciones en las que nos tienen trabajando. También somos victimas de un sindicato al que nunca le importó nuestra explotación. Pero es tiempo de que digamos basta. Por eso nos estamos organizando y estamos creando otro sindicato, el Sindicato de Tareferos, Trabajadores Transitorios y Desocupados, porque aprendimos que solos, aislados, desorganizados y hambreados nunca vamos a poder cambiar esta historia. Y aprovechamos este encuentro, el de la Constituyente Social, donde miles vamos a compartir muchos mates durante estos días para decir una vez más que “el placer de tomar mate no puede seguir descansando sobre la esclavitud de miles y miles de tareferos”.

Empezado el 2013, otro año más de lucha…

«El Sindicato de Tareferos aceptó esperar hasta el jueves y levantó el campamento que se había armado al costado de la ruta 12 en la entrada de Montecarlo, tras reunirse con funcionarios del gobierno que prometieron conformar una mesa de diálogo. De no tener respuestas volverán a cortar la ruta la semana que viene» ver nota completa

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