Nora Etchenique: militante de los DDHH y la salud pública que impulsó la donación de plasma para luchar contra el coronavirus


Su legado estará siempre presente. Militante desde muy joven, fue sobreviviente de la represión ilegal de la última dictadura en la Mansión Seré. Actualmente, dirigía del Instituto de Hemoterapia de la Provincia de Buenos Aires.

La médica Nora Etchenique, quien falleció en un accidente de tránsito en la autopista Buenos Aires-La Plata, desarrolló durante la pandemia un enorme trabajo en distintos hospitales impulsando la donación de plasma para tratar a personas afectadas por el virus SarsCov2. Una intensa tarea en la cual demostraba su dimensión humana y su compromiso con la ciencia y la comunidad.

Las muestras de afecto y dolor por la inesperada pérdida de esta militante inclaudicable son incontables, el director de IDEPSALUD ATE Argentina, Daniel Godoy, expresó su conmoción por la irremediable pérdida e indicó que “Nora fue una militante incansable y comprometida en la construcción de un país mejor, una compañera invaluable en la lucha por los derechos humanos y por el derecho a la salud, que volvimos a atestiguar durante esta pandemia con su dedicación y trabajo incesante para mejorar la vida de los bonaerenses y los argentinos con su investigación y promoción del tratamiento con plasma para las personas afectadas por el Covid 19. Su legado estará siempre presente en la lucha por una salud inclusiva e igualitaria.”

“Hoy «Norita«, la sobreviviente al secuestro y la tortura de la dictadura genocida en Mansión Seré y una de las artífices de la utilización del Plasma de convalecientes para mitigar los efectos del COVID-19, yendo a cumplir con su responsabilidad en el Instituto de Hemoterapia de la Provincia de Buenos Aires, sufrió un accidente automovilístico que nos la arrebató. Todxs lxs compsñerxs que la conocimos sabemos de su inquebrantable compromiso con la lucha por una Argentina más justa, de su solidaridad, de su calidez y su enorme capacidad profesional. Querida Compañera y amiga Nora Etchenique, seguirás caminando junto a nosotros en cada marcha, en cada plenario, en cada actividad militante. Hasta la victoria Norita” fue la expresión del Frente Ciudadano por la Salud.

Junto a Kicillof, Gollán y el intedente de la localidad en la inauguración del Centro Regional de Hemoterapia de Tres de Febrero, donde también se extraerá plasma para tratar a pacientes de COVID-19.

«Tu legado queda para la historia. Vivirá siempre en miles de Argentinos que se salvaron con el plasma» fue el mensaje difundido por su equipo de trabajo.

También el ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires Daniel Gollán puso de manfiesto su “Desolación, pena infinita. Acaba de fallecer la Directora del Instituto de Hemoterapia de la PBA en un accidente. Murió luchando a destajo contra la pandemia. No se qué decir. Nora Etchenique. Excelente funcionaria y compañera. Que en paz descanses querida amiga.”

Nora Etchenique sostenía que si bien el tratamiento con plasma lleva 1.200 personas trasfundidas con buenos resultados, sigue siendo un tratamiento experimental, en estudio. En las siguientes entrevistas ella misma refiere la situación del tratamiento con plasma.

Entrevista en La Cielo, Me Levanté Cruzado: Entrevista a Nora Etchenique, Directora del Instituto de Hemoterapia de la Provincia de Buenos Aires: «Los pacientes que pueden recibir el plasma son los que están por entrar a terapia intensiva».  Audio:

Visita al Centro Regional de Hemoterapia de la Provincia, ubicado en Ciudadela, donde las y los pacientes recuperados de Covid-19 realizan la donación de plasma.

Entrevista a Nora Etchinique en Juego de Damas por Radio Nacional: Audio

 

Nora Etchenique: “En la Provincia, el plasma se aplica por indicación médica, no por declamación popular” (Diario Conurbano)

La directora del Instituto de Hemoterapia de la Provincia, Nora Etchenique, ofreció una charla virtual para concientizar respecto de la importancia de la donación de plasma sanguíneo en el contexto de la pandemia de coronavirus.

Respecto a la donación de plasma destacó que se trata de un gesto de solidaridad: “Es extraerle algo a la gente que no le sobra, sabemos que le pedimos que venga a donar a alguien que estuvo enfermo, que tuvo miedo porque es muy poco lo que se sabe. Y nos guiamos por la palabra ‘solidaridad’ porque se trata de alguien que me está da dando algo que no le sobra”.

La médica detalló  que el protocolo para llevar adelante esta práctica – que además involucra a la Dirección Provincial de Hospitales, el CUCAIBA,  la Escuela de Gobierno Floreal Ferrara y el Comité Central de Ética del Ministerio de Salud-  se desarrolló en 15 días y comenzó a implementarse el 14 de mayo. Desde entonces, ya trataron a 850 pacientes, de los cuales “ninguno tuvo reacciones adversas al plasma”.

“Debemos sensibilizar para conseguir donantes, tuvimos 250 pero para conseguirlos hubo que hacer más de cinco mil llamados. Primero porque la gente desconocía, luego porque muchos recuperados no pueden ser donantes por diversas razones”, manifestó Etchenique.

En tanto, si bien insistió en que aquellos que puedan donar lo hagan, la especialista aclaró que esta alternativa no es aplicable a todos los contagiados ni en cualquier momento del tiempo en que estén cursando la patología, y reafirmó que la efectividad no está garantizada pese a que hasta el momento los resultados hayan sido positivos en general.

“El plasma se utiliza para quienes se solicita en los primeros siete días desde que aparecen los síntomas,  en los que pasan de moderados a grave, o empiezan a aparecer parámetros de laboratorio preocupantes: ese es el momento de utilizarlo. En la Provincia, el plasma se aplica por indicación médica, no por declamación popular, es de origen humano y va hacia el humano”, afirmó y enfatizó en que “no debe haber lucro porque si no los donantes no son seguros”.

En ese sentido, la funcionaria provincial reafirmó que aquellas personas que van a donar “tienen conciencia y responsabilidad social porque entienden que no hay más vacuna que la cuarentena y que el plasma ayuda a recuperar la salud”

“El donante de plasma tiene que calificar como donante de sangre para evitar daños. Es un recurso finito que viene del pueblo que se enfermó, que es responsable y que necesita a su gente recuperada: hay que promover, sensibilizar y el donante tiene que venir a donar”, resaltó Etchenique.

Segundo juicio oral por los delitos de lesa humanidad en Mansión Seré (Infojus)

“Tuve dos sesiones de tortura, interrogatorios y varias violaciones”

Nora Etchenique relató crudamente su calvario en Mansión Seré ante el tribunal Oral Nº 5 de San Martín. Su padre Horacio también fue secuestrado durante dos semanas. Eran militantes del Partido Comunista. Declaró además su madre, que no dejó de buscarla.

Cuando la VII Brigada Aérea de Morón y la policía bonaerense secuestraron a la mitad de la familia Etchenique en su casa de Ramos Mejía, el 1 de abril de 1977, ya tenían tres generaciones viviendo allí, desde 1936. Los abuelos de Nora, que hoy relató crudamente su calvario ante el Tribunal Oral Nº 5 de San Martín, tenían un comercio y eran de los primeros militantes del Partido Comunista. Ahí mismo se conocieron y se casaron sus padres: Horacio, el hombre de la casa, llegó a ser un cuadro del partido, y su madre Rebeca Piterbarg de Etchenique, que hoy testimonió en primer turno, era una de las pocas mujeres médicas de la zona. El barrio en esa época era una aldea, y las ideas políticas de una familia reputada como los Etchenique no eran un secreto para nadie. Por eso, el secuestro de padre e hija -y de un amigo que pasaba por la casa de Alvear 193 cuando llegó la “patota” y que también declaró- es uno de los hitos que hoy se juzgan en el juicio oral de Mansión Seré.

En su declaración testimonial, Nora decidió empezar detallando esa prehistoria familiar para “demostrar que fue un plan sistemático de persecución y exterminio”. Aquel 1 de abril su papá Horacio le dijo a ella -que tenía 17 años-  y a su hermano Luis que fueran a la terraza a ver qué pasaba, porque a pesar de que no era el primer procedimiento que sucedía ahí, intuyó movimientos raros. Cuando se asomaron, la calle estaba llena de uniformes azules de fajina -luego supieron que era la Aeronáutica- y la Bonaerense. Habían cercado ocho manzanas a la redonda y un hombre les apuntaba desde abajo y les decía que si no se quedaban quietos iba a tener que matarlos.

Cuando entraron a la casa, a Rebeca le pidieron que encerrara a su perro, porque si no paraba de ladrar. Revolvieron toda la casa y aunque no les pegaron, Rebeca recordó en su testimonio que “sacaban bombachas y calzoncillos, y se reían. Una se siente avasallada física y moralmente”. En ese desparramo, dos cosas le vieron confiscar a la patota: un libro de Medicina y marxismo y un póster del Che. Con el tiempo se dio cuenta que se llevaron otras cosas: una radio portátil, casetes, libros. “Me dijeron que me llevaban porque había aparecido mi nombre en una libreta”, contó Nora.

“Mi mamá, cándidamente, me preparó una bolsita con un pulover, un cepillo de dientes y una toalla”. La subieron junto a su padre en un patrullero de la policía bonaerense. A Edgardo Salem, que volvía de un viaje a Israel y pasaba a hablar con Luis, lo subieron a una camioneta rotulada en sus puertas con la séptima Brigada de Morón. El primer paso de un periplo de horror era la comisaría de Ramos Mejía.

Atila

En la seccional la llevaron a una habitación que ella recordaba bien: 14 años antes había entrado a llevarle comida a su padre, con 7 años, porque estaba incomunicado. Era la tercera vez que a Horacio lo detenían por asuntos políticos. De ahí la llevaron a la Base Aérea de El Palomar, después a la comisaría de Morón, y por último, separándola de su padre, a Mansión Seré. Nora relató los detalles del horror con mucho coraje:

-Yo tuve dos sesiones de tortura, dos interrogatorios, y varias violaciones. La primera sesión no era un interrogatorio político. Me preguntaban si era virgen, si había tenido relaciones. Me picanearon por todo el cuerpo, en los genitales también. Después me volvieron a encerrar en el bañito, donde insistí y me llevaron un vaso de agua. Me llevaron de ahí a una habitación cercana al baño, que era una pieza larga, con listones de madera, cámara de aire en el piso de pinotea y una ventana con puerta cancel cerrada con llave.

Luego siguió:

-Me sentaron en otra habitación con un colchón y viene el interrogatorio político. Primero me preguntan por Pepe, después el Indio, el Huevo, el Pato. En una me pegan un trompazo en la cara, se vuela la venda y veo a un tipo de anteojos, bigotes y pulover marrón, pero no pude reconocerlo en las fotos.

A partir de allí, Nora dijo que tuvo una infección en el ojo, y la dejaron sin venda mientras no venía la patota. Vio la torre de agua y un camino de palmeras: supuso que podía ser algo que conocía por su militancia. Pudo ver y oír a varios verdugos, al que le decía que hablara, que le salvaría la vida, y al que la agarraba de los pelos y le pegaba sin mediar palabra, y con el tiempo identificó en los álbumes de fotos. Aprendió los trucos más sutiles de supervivencia: cuando le convidaban un cigarrillo lo fumaba para seguir tosiendo porque había escuchado que si tosía no la podían picanear.

En una de las sesiones dijo que iba a entregar su agenda. Al rato dejaron de picanearla. “Dijiste la palabra mágica: vos sos una perejil”.

La búsqueda de Rebeca

Mientras, afuera, Rebeca se descorazonaba preguntando por ellos sin ninguna respuesta. “Reconozco que fue lo que me mantuvo de pie. Empecé a hacer hábeas corpus: a Videla, Massera, Agosti, a la policía de Ramos. Ninguno respondió”, dijo hoy. La señora llegó a la sala de audiencias con su andador, con un paso cansino, pero no le tembló la voz y hasta tuvo lucidez para el sarcasmo: “Acá está la carta a su excelentísimo teniente coronel Jorge Rafael Videla, que no contestó, por supuesto”.

Además, fue a la Base Aérea de Morón, a la de El Palomar. Un comandante de apellido Soler le decía que no sabían nada mientras en una oficina oía que conversaban del caso Etchenique. También acudió a Coordinación Federal, se entrevistó con el Obispo Raspandi -que hizo muchas gestiones y la mujer recordó gratamente-, y terminó en el edificio Cóndor, la sede de la Fuerza Aérea. Rebeca conocía a la esposa del brigadier Graffigna porque sus hijos iban juntos a la pileta, y ella había sido paciente de un tío suyo que era médico. Pero el jefe de la Fuerza Aérea nunca la recibió: en su lugar, un comandante de apellido Salinas la recibió con dureza.

–Qué valientes que son ustedes que se atrevieron a entrar aquí.

–Por un hijo uno hace cualquier cosa- respondió Rebeca.

Unos días más tarde, como Salinas le anticipó a Rebeca, dejaron a Nora en la vereda de su casa. En el auto, el “Enano” -Marcelo Barberis, uno de los imputados, que luego identificó en fotos- y le decían que era una perejil, recuperable al fin de cuentas, si leía la Biblia y se ponía a rezar. La bajaron vendada y Nora esperó el tiro de gracia que no llegó. Después sintió alejarse el auto. Golpeó la persiana de su habitación la madrugada del 14 de abril, diciendo que era ella, mamá, soy yo. Estaba flaquísima, sucia, apenas caminaba por los golpes y la tortura, tenía una infección en el ojo y un problema renal. Estaba quebrada por la angustia.

Una hora y media más tarde llegó Horacio. Lo habían ido a buscar a la comisaría. En las dos semanas de cautiverio, sólo había comido una pata de pollo que una prostituta piadosa le convidó. No le habían dado agua y más de una vez había tenido que tomar su propia orina. Tenía la boca con una infección brutal. Entró fuera de sí:

-Vámonos porque a Nora la mataron.

-Papá estoy acá.

-No, vos estás muerta.

En la celda de la seccional, los represores le habían tirado la cadenita que decía “Nora”, y le habían arrancado del cuello en la comisaría. Después de bañarlo y darle un calmante, lo pudieron apaciguar. Los seguimientos a la familia siguieron hasta después del verano siguiente. Barberis solía llamarla por teléfono y hasta fue a verla.

Hoy, Nora dirige el área de Hemoterapia del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires. Hace unos años recibió un mail a su casilla personal: necesitan diez donantes de sangre para un héroe de la patria que tenía que ser transferido en el hospital Militar Central: era Marcelo Barberis, el Enano. Que escuchó la declaración a unos metros de Nora, con el resto de los imputados.

Enlaces:

Entrevista en Radio Gráfika: https://ar.radiocut.fm/audiocut/nora-etchenique-como-funciona-tratamiento-con-plasma-para-pacientes-con-covid-1

Entrevista Radio Universidad de La Plata: https://ar.radiocut.fm/audiocut/nora-etchenique-directora-provincial-hemoterapia-provincia-buenos-aires/