Salta | Morir de hambre


En Salta, siete niños murieron por desnutrición y se registraron más de 37 internados en condiciones de extrema gravedad. Hasta ahora, la emergencia socio sanitaria –no reglamentada- sólo consistió en llevar agua a las localidades afectadas. “Necesitamos saber a ciencia cierta qué van a implementar, si no es sólo un saludo a la bandera”, dijeron las comunidades.

En Salta, ya son seis los niños fallecidos y una mamá que murió después de parir por desnutrición. Esto aceleró la declaración de la emergencia sociosanitaria en la provincia por parte del gobernador Gustavo Sáenz. La medida estableció la urgencia por un plazo de 180 días en las localidades de Orán, San Martín y Rivadavia.

Tras la muerte del sexto niño se conoció que en Santa Victoria Este hay siete chicos más en situación crítica, de los cuales dos son de extrema gravedad. Esto fue confirmado por el secretario de Relaciones Institucionales del municipio de esa localidad, Antonio César Villa.

“Algunos están en el hospital de Tartagal. Ya la información es oficial porque la ministra de Salud había sacado un protocolo de confidencialidad, prohibiendo a los médicos y enfermeros dar cualquier tipo de información. Pero los pueblos salieron a las rutas y se manifestaron en los municipios para que se deje de ocultar la realidad”, informó Villa.

A raíz de la quita de este protocolo se informó que hay 37 chicos internados en este estado avanzado de desnutrición, y cuatro de ellos están en un estado muy precario de salud.

El difícil acceso al agua sumado a la sequía que atraviesa la región agrava la situación. Según informa el municipio, hay un alto índice de mortandad de animales, que ni siquiera sirven de alimento porque la mayoría de ellos está enfermo. Por otra parte, la contracara de esta sequía es el peligro de desborde del río Pilcomayo que llega con crecidas.

Desde el Ministerio de Salud de Salta informaron que el niño fallecido fue llevado a la consulta por sus padres el sábado a la tarde. “El equipo de salud evaluó que el menor se encontraba en un estado general grave, presentando un cuadro febril, deshidratación severa, alteraciones del sistema sensorial, llevaba diez días con vómitos y diarrea y tenía como enfermedad de base desnutrición crónica”, aseguraron.

Villa advirtió sobre la necesidad de declarar la emergencia social y sanitaria para que las familias wichí reciban atención alimentaria y de salud lo más urgente posible, y evitar que esto se convierta en una gran catástrofe.

Pero este plan todavía no tiene bases. “Se declaró la emergencia socio sanitaria por decreto, lo cual es un paso adelante. Pero no se ha reglamentado y eso es un gran problema. Por eso no podemos saber en qué consiste. Si no hay papeles en la mesa, no podemos confiar en nadie. El decreto no se mandó a las cámaras para que se lo reglamente. Necesitamos saber a ciencia cierta en qué va a consistir esta emergencia, si no es sólo un saludo a la bandera”, explicó Villa.

Otro punto indignante es que la declaración de esta emergencia fue acordada en una reunión multisectorial en la que no se invitó a participar a las comunidades originarias afectadas para discutir sus propias necesidades y demandas, y hasta el momento sólo se enviaron camiones de agua.

Ante esto, César Villa expresó: “Tenemos miedo que se termine la emergencia, que se termine la cobertura mediática y volvamos a lo mismo. Nos parecen poquísimos 180 días. La emergencia debería persistir hasta que se resuelva el problema de fondo. Sabemos que existe una pobreza estructural, pero no nos podemos resignar a que cada vez que surgen estas crisis esa pobreza se profundice”.

El conflicto por las tierras y la falta de trabajo para las comunidades originarias es algo que ya lleva décadas arrasando con estas familias. Los desmontes y los desalojos fueron política de Estado por muchos años. Villa lo cataloga como “un genocidio silencioso de los pueblos originarios que persiste”.

Y agregó: “También queremos denunciar que es un genocidio que nos quiten las vacunas. Han dejado de vacunar contra el sarampión, y principalmente contra el chagas. La mayoría de nuestros pueblos originarios viven en casas de adobe. Esta quita va a traer consecuencias terribles. Se va a propagar el chagas. Lo avisamos ahora, no esperen que se nos vuelvan a morir los hermanos en cantidades por estas enfermedades si lo estamos denunciando ahora”.

Fuente: Canal Abierto