Un nosotrxs se levanta con la fuerza de lxs que no se resignan y el puño en alto de lxs que luchan.
Desde nuestros territorios venimos a decir que un pueblo que condena a la niñez se condena a sí mismo, que aunque pretenden quedarse con nuestras tierras y sus riquezas tenemos el deber de dar pelea por recuperarlas, que la pobreza no es una elección y queremos trabajo genuino.
Estamos convencidxs de que no alcanza con administrar la pobreza: el país que soñamos es aquel en el que la plusvalía no se la lleva el patrón sino que es puesta en valor para la clase trabajadora.
El lugar para decirlo es la calle, la lucha, la organización. La consigna en este tiempo es la rebeldía y la organización popular. Decidimos construir lo nuevo para organizar la rebelión.
Millones de compatriotas en las barriadas populares vivimos hoy la brutal angustia, la humillación del hambre y la falta de trabajo que precariza nuestras vidas: aumento de la desocupación, tarifas impagables, familias enteras viviendo en las calles. La respuesta a las protestas ante esta situación siempre ha sido la represión.
La ausencia de políticas públicas y del Estado en las áreas más sensibles de la vida como la salud, educación, alimento, vivienda, entre otros, se está cobrando la vida de trabajadorxs y los expone nuevamente a la mayor de vulnerabilidades.
La creciente desigualdad económica afecta fuertemente a nuestras compañeras, quienes sostienen nuestros espacios comunitarios diariamente. El revés económico sufrido en nuestros hogares marca un profundo empobrecimiento de las condiciones de vida, acrecentando la desigualdad de acceso a oportunidades de trabajo y educación, herramientas fundamentales para lograr la autonomía necesaria para erradicar las violencias que afectan a las mujeres.
Es evidente cómo el ajuste económico profundiza la feminización de la pobreza ya que según los datos registrados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) durante el 2017, la tasa de desocupación fue de 10,2% en mujeres y 8,5% en varones. En el caso de las menores de 29 años, la cifra trepa hasta un 20,1%, mientras que en el caso de los hombres a un 17,2%. A su vez, es notable la brecha salarial existente tanto en el caso del trabajo registrado como en el del sector de la economía informal. De acuerdo a un informe del Ministerio de Trabajo, las mujeres ganan en promedio un 27% menos que los varones, cifra que se ensancha al 35% en el caso del empleo no registrado y que también varía según las zonas del país, la composición del grupo familiar y las condiciones del trabajo de que se trate.
La precarización de la vida en todos sus términos atrasa la discusión acerca de las condiciones del buen vivir en todas sus aristas. Las organizaciones del campo popular sabemos que la muerte de mujeres producto de un aborto clandestino realizadas en absoluta precariedad y ausencia estatal, es el resultado de la falta de políticas públicas integrales que contemplen y escuchen la histórica demanda por Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir. Sin respuesta a esta demanda no hay #niunamenos.
Por otro lado, entre la población menor de 20 años la pobreza alcanza al 38%, mientras que en las personas de entre 20 y 60 alcanza al 23% y entre los mayores a 60, se ubica en el 7%, indicó el Instituto para del Desarrollo Social Argentina (IDESA).
El último informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) refleja que entre el 2016 y el 2017 la pobreza infantil pasó del 60,4% al 62,5%, es decir, creció un 2,1%. Esto implica que hoy en la Argentina hay 8 millones de niños con algún tipo de privación en su vida diaria.
Pero que no nos mareen las cifras, detrás de cada cifra, es un pibe o una piba que sufre falta de alimentación, o de acceder a una vivienda digna, salud y educación.
La situación de los menores de 0 a 17 años se agravó el año pasado en nuestro país y la tendencia indica que esto se mantendrá o que se agravará. Se estima que en el tercer trimestre de 2017, 1 de cada 10 niños reside en hogares vulnerables en términos de acceso a los alimentos. Desde el 2015 se registra una tendencia escalonada en ascenso en esta variable. Esta vulnerabilidad en el campo alimentario trepa al 18% en la infancia pobre en términos monetarios, 14% en la población que recibe asistencia económica por parte del Estado, y 14% en el Conurbano Bonaerense.
Y como si faltaran datos, 17 millones de trabajadores sufren desempleo o precariedad laboral, esto es el 57 % de nuestra clase trabajadora (UCA)
Nuestrxs pibes y pibas, nuestras compañeras y compañeros, no son para nosotrxs un porcentaje ni un número, son la certeza cotidiana de que hay que transformarlo todo.
Son la certeza de lo que venimos a decir hasta que escuchen: “el hambre es un crimen” y hay que detener el crimen. Porque como decía Alberto Morlachetti, en nuestro país no faltan ni alimentos, ni platos, ni médicxs, ni maestrxs, falta en cambio la voluntad política, la imaginación, la comprensión, las ganas de construir una sociedad de semejantes que asegure a nuestrxs pibxs las oportunidades vitales para que puedan crecer con dignidad. Decimos con él también que es imperativo terminar con este sistema económico que no da hijxs, sino hambre, que no da futuro, sino Paco. Por esta voluntad, alentadxs por el sueño y por la utopía tan necesaria como viable, marchamos para la concreción y la realización de los sueños. El futuro es de los pueblos y no estamos dispuestxs a vivir en la banquina de la historia. Somos lxs herederxs de quienes lucharon y derrotaron las peores dictaduras. Solo el pueblo salva al pueblo.
Conscientes de nuestro compromiso de amor con la ternura con que nuestrxs pibxs nos abrazan y nos devuelven la capacidad de salir a pelear, porque la revolución no es solo la lucha por el pan sino también la conquista de la belleza y del buen vivir; este cuerpo colectivo empuña el grito más fuerte que nunca: que somos hijos e hijas de la clase que produce la riqueza y que quiere el buen vivir, pero más que todo quiere poner la tierra patas arriba y crear un mundo donde quepan muchos mundos.
Conscientes también de que el camino es largo, salimos a andar sabiéndonos que más temprano que tarde, la victoria será nuestra:
Miércoles 05 de septiembre salimos a ganar la calle
Jornada nacional de lucha popular