Uso medicinal de cannabis: un derecho a medias


Aunque el gobierno obtura la reglamentación de la ley de uso medicinal de cannabis cada vez son más las personas que utilizan la planta de marihuana y sus derivados, como el aceite, en afecciones de epilepsia, Mal de Parkinson, cáncer, artritis, artrosis y tratamientos del dolor, entre muchos otros usos. Para la siguiente nota IDEP SALUD entrevistó a Valeria Salech, presidenta de la ONG Mamá Cultiva Argentina; a Darío Andrinolo, doctor en Ciencias Biomédicas y director del Proyecto de Extensión Universitaria Cannabis y Salud de la Facultad de Ciencias Exactas de La Plata; y a Carlos Arques, ingeniero químico y director del Laboratorio Industrial Farmacéutico de Santa Fe (LIF).

En nuestro país, la falta de voluntad política del Poder Ejecutivo para reglamentar la ley de uso medicinal del cannabis proclamada por unanimidad por las dos cámaras del Congreso Nacional, obliga a todos los usuarios de cannabis medicinal a recorrer caminos legítimos pero inusitados para obtenerlo, una instancia que la salud pública no debería permitir ante un medicamento que no es complejo obtener y que, de hecho, muchas madres lo producen en sus propias casas para tener el único remedio que mejora la calidad de vida de sus hijos.

Valeria Salech es la presidenta de la ONG Mamá Cultiva Argentina que agrupa a madres y padres de niños con epilepsia refractaria, cáncer, encefalopatías y muchas otras patologías que no han encontrado soluciones con la medicina tradicional y accedieron a la terapia con cannabis cultivando sus propias plantas. Esta agrupación civil tuvo una participación fundamental en el proyecto y la aprobación de la ley de uso medicinal de cannabis. Ellas realizan autocultivo y adquirieron los conocimientos técnicos para obtener el medicamento por su propia cuenta. Mamá Cultiva Argentina brinda conferencias, realiza jornadas de difusión y recibe cientos de consultas diarias. También reclaman avanzar en términos científicos, que los médicos no les puedan decir más: no, mirá, eso no se estudió. Requieren que se investigue y que la comunidad médica y científica se involucre.

“Nosotras cambiamos nuestra vida al 100 por ciento”

Mamá Cultiva somos un mensaje, somos las abanderadas de la planta más hermosa que conocimos en la tierra, que nos devolvió a nuestros hijos, que nos devolvió la vida a nosotros. Nosotras vimos sufrir mucho a nuestros hijos y no supimos hacer nada… Y los médicos miraban con nosotras como sufrían nuestros hijos y no podían hacer nada. Y de repente tenés algo en tus manos que te permite hacer algo, psicológicamente, te hace fuerte, te da poder, es una satisfacción que me resulta difícil explicar.

El día que Valeria Salech descubrió que el aceite de cannabis era un antes y un después en la vida de su hijo se preguntaba ¿Cómo puede ser que no hayamos tenido esta información durante nueve años? Eso la impulsó a profundizar su conocimiento y se contactó con Mamá Cultiva Chile, como muchas otras mujeres, y allí les brindaron apoyo y experiencia cuando recién empezaban. Hoy son muchas las mamás que están cultivando, enseñando e informando a la comunidad para revertir la situación de desconocimiento y tabú que hay sobre la marihuana, una planta utilizada por los seres humanos hace 5.000 años, pero que cayó en el oscurantismo al ser considerada una droga ilegal. En principio, Valeria utilizó el aceite para detener las convulsiones de su hijo, que también tiene autismo, pero descubrieron que “no solamente frena las convulsiones sino que genera muchas otras cosas: genera un despertar cognitivo, porque vimos que los que teníamos niños que no dibujaban o no escribían o no distinguían letras de números o directamente no tenían interés en agarrar una birome o un marcador, y esos chicos hoy dibujan, escriben y tienen una conexión que no tenían.”

-Abochorna pensar que además de padecer una enfermedad se criminalice a quién decide usar la marihuana como medicina, ¿qué reflexión te merece este tema?

-Lo que hacemos es absolutamente legítimo, no hay nada por delante de la salud nuestra ni de las personas que amamos. No nos sentimos criminales porque cualquier persona en nuestro lugar haría lo mismo, entonces ese sentimiento está anulado y lejos ya, porque cada vez se naturaliza más: hay más de 30 países en el mundo que usan cannabis de manera terapéutica. Y no nos parece que nosotros seamos ilegales, es legítimo lo que hacemos.

-Yo acuerdo plenamente con la legitimidad pero existen acciones judiciales que afectan la libertad de las personas y una ley que no se termina de reglamentar, ¿qué pensás de esto?

-Te mentiría si te dijera que me sorprende. Cuando nosotras militamos la ley de uso medicinal de cannabis estuvimos de marzo a marzo adentro del Congreso, literalmente, golpeando puertas de despachos y ya veíamos que los diputados y los senadores del oficialismo (PRO) no tenían ganas de avanzar con esta ley, incluso encontramos una tremenda resistencia en el Ministerio de Seguridad para que la Ministra (Patricia Bullrich) nos reciba y escuche lo que teníamos para contarle, nunca nos quiso recibir. Entonces que hayan sacado una ley muy aceptada en la sociedad, que se había trabajado muchísimo y que después desde el Poder Ejecutivo no se reglamente como corresponde, no nos sorprende porque fue siempre el oficialismo el que puso trabas.

-Yo te pregunto también porque veo en las entrevistas que estoy haciendo una situación que se repite: dificultades para conseguir el aceite de cannabis o consiguiendo aceites que vienen de Chile o de Uruguay o de Europa, y si no, tenés que conseguir una amiga de la amiga de la amiga que cultiva, pero no le digas nada a nadie… O sea que además de enfrentar una situación de salud complicada se ven obligados a secuencias que no debería pasar nadie para conseguir un medicamento tan básico y barato, ¿cómo lo viven ustedes?

-Justamente lo que vos describís, por supuesto, nosotros como ONG con perspectiva de género sabemos que este es un tema que tiene que ver con el derecho a la autodeterminación de los pacientes que está siendo vulnerado, es un derecho vulnerado: yo quiero poder elegir el tratamiento que quiero y no que se me imponga determinada medicina, eso es algo a trabajar interiormente por cada mujer y por cada cuidadora, para que sienta y sepa que no está cometiendo ningún delito y que no hay nada que ocultar. De hecho nosotras como organización fuimos al Congreso a pelear por una ley dando la cara y poniendo el cuerpo y diciendo acá estamos, somos esto y hacemos esto y no lo vamos a dejar de hacer porque la salud de nuestros hijes está por delante de todo.

-¿Cómo descubren que el aceite de cannabis podía mejorar la calidad de vida de sus hijos?

-En realidad uno llega al aceite de cannabis o a la planta cuando todo lo demás falla. Acá hay un sistema de salud que llegó a un lugar y le dijo a un paciente que no hay más nada para hacer. Gente que sufre dolor, que padece epilepsia o cáncer, las propiedades de la planta son muchísimas, pero la terapia con cannabis es una terapia alternativa cuando vos ya no encontrás respuestas en la medicina tradicional. La gente que nos consulta a nosotras llega desesperada porque no saben qué hacer y lo más normal cuando sos mamá es que no te resignes cuando te dicen que no hay más nada para hacer y sigas buscando. Nosotras sabemos que hay una terapia alternativa, segura, natural, económica, eficiente.

“Fue dificultoso encontrar el aceite de cannabis y también tengo que ser muy reservada”

Aunque vulnera el derecho a la salud, el gobierno de Macri sigue sin reglamentar la ley … y obliga a muchos usuarios del aceite de cannabis a procurar productos como el aceite Charlotte que se importa desde Estados Unidos o aceites que llegan desde Chile o Uruguay, en muchos casos pagando mil, dos mil o tres mil pesos por un frasco de medicina. También son muchos los autocultivadores que producen aceite de cannabis y lo ofrecen a precios más razonables, pero también son muchísimos las agrupaciones de cultivadores solidarios que lo brindan en sus comunidades a quienes lo necesitan.

“Fue dificultoso encontrar el aceite de cannabis y también tengo que ser muy reservada –describe Ana-, y no avisar dónde lo consigo, pero estoy bien, eso es lo importante”. Ana tiene 60 años y un diagnóstico de escoliosis, rotación de vértebras y hernia de disco en las cuarta y quinta vértebras, una afección que prácticamente no le permitía levantarse de la cama. Recibió tratamientos paliativos como Diclofenac, pileta y bloqueo anestésico, que es una inyección en la columna vertebral, pero el efecto duró 30 días. “Supuestamente no tiene solución ni con cirugía –expresa Ana-, sentía mucho dolor, mucho dolor, calambres en las piernas y la verdad es que ya no podía ni dormir, no encontraba una posición. Y en una consulta con una profesional de otra especialidad, ella me comenta sobre el aceite de cannabis y ahí empezó la búsqueda: me dijeron que me comunicara con el centro de cannabis de Mar del Plata, mandé mail, mandé diagnóstico, pero si no me podía comunicar telefónicamente o ir personalmente, no me podían entregar las gotas. Hasta que hablando con gente me comuniqué con una chica que cultiva. Una amiga de una amiga de una amiga me conectó y empecé hace un año, más o menos. Empecé tomando una gota de aceite de cannabis a la mañana, una a la tarde y una a la noche y no sentía ningún efecto. A los tres meses empecé a tomar tres gotas, tres veces por día, y empecé a ver que ya no me costaba darme vuelta en la cama, podía rotar y dormía mejor. No te digo que hago muchas actividades pero levanto a mi nieta a upa, duermo mejor, descanso mejor y, bueno, sigo.”

Son muchísimos los casos de usuarios que sostienen que el aceite de cannabis mejora su calidad de vida y el oscurantismo que derivó de las políticas prohibicionistas durante casi un siglo, ocultó también las propiedades medicinales de la marihuana, que hoy emergen en nuestro país con el empuje de las agrupaciones cannábicas, una sociedad muy informada y movilizada, la participación cada vez más activa de profesionales de la salud y la academia científica quienes aseguran que se puede convertir en un medicamento con todas las de la ley. Pero en el mundo hace muchos años que se desarrollan conocimientos sobre las propiedades y usos del cannabis medicinal.

A quién se le ocurriría negarle la posibilidad de este tratamiento a un hombre que sufre Mal de Parkinson y ya no puede tomar ni siquiera un vaso de agua por los temblores, o a una mujer que padece dolores que no le permiten levantarse de la cama o dormir, o a un niño que padece epilepsia refractaria y la medicina tradicional no le puede dar ninguna respuesta, pero que al recibir aceite de cannabis miran por primera vez a los ojos a sus padres, dejan de tener convulsiones o se ríen por primera vez en muchos años. Son todos casos reales: un hombre con Parkinson que temblaba al punto de no poder tomar un vaso de agua o caminar correctamente y al poco tiempo de tratamiento con aceite de cannabis volvió a conducir su automóvil; o una mujer mayor que vive en España y no podía caminar, a los pocos días de utilizar el aceite de cannabis, pudo volver a movilizarse y hacer compras. Parecen hechos sencillos, pero son cambios radicales para seres que habían perdido toda esperanza de tener una mejor calidad de vida. O los casos de enfermos terminales de cáncer que eran tratados con opiáceos o metadona y estaban postrados en una cama sin poder establecer ni siquiera contacto visual y el uso de aceite de cannabis les permitió levantarse de su cama, conversar con sus familiares o terminar su vida con una dignidad que la medicina tradicional no les podía brindar.


Darío Andrinolo es doctor en Ciencias Biomédicas y director del Proyecto de Extensión Universitaria Cannabis y Salud de la Facultad de Ciencias Exactas de La Plata. Es Investigador Independiente del CONICET.

“El cannabis se va a desarrollar y en poco tiempo va a estar en las farmacias de la Argentina”

Mientras exista esta regulación el mercado parafarmacéutico va a seguir existiendo y va a seguir creciendo. Es impresionante la cantidad de gente que está haciendo cannabis, organizaciones sociales que van surgiendo en todos los lugares del país, en el interior de nuestro país es un boom.

-¿Sigue existiendo el oscurantismo o el temor a hablar de marihuana medicinal en la academia?

-Darío Andrinolo: Esto va tan rápido que eso del oscurantismo de la academia respecto al cannabis es cosa del pasado, los límites se van corriendo tan, tan rápido, que en meses o quizás en semanas va a haber cambios radicales con el tema del cannabis medicinal. Incluso en Jujuy, el gobierno de Morales, está plantando un megacultivo de cannabis para hacer aceite y exportar. Es que el oscurantismo se ilumina enseguida cuando la gente ve el negocio. Inmediatamente lo que es pecado puede ser una virtud y como toda la región, Uruguay, Chile, Colombia, avanzaron tanto con el cannabis y las empresas avanzaron tanto en todos lados, que en la Argentina empezaron a abrir un poco los ojos. Y a pesar de que la Ley es bastante restrictiva se avanza en los claroscuros y, en general, yo creo que en poco tiempo Argentina va a empezar –no solamente a investigar que ya empezó-, sino a cultivar y hacer aceite y meterse en el tema de cannabis general.

-Aunque sea cada vez más accesible se recogen muchísimos testimonios de las dificultades para conseguir el aceite y los altos precios que hay que pagar, porque no todos los usuarios son cultivadores o tienen la posibilidad de hacer ellos mismos el aceite de cannabis

-Darío Andrinolo: Vos fijate que ese aceite que hasta hace poco tiempo solamente se conseguía con un contacto adecuado o en pocos puntos, etc., hoy tenés agrupaciones cannábicas a lo largo y a lo ancho de todo el país y además tenés venta de cannabis y aceite de cannabis en dietéticas, en farmacias, en casas de productos naturales, en las ferias de los parques en La Plata, en Buenos Aires, en Rosario, en Córdoba, en Bariloche. Empieza a haber un montón de amparos judiciales y ya son varios los jueces que les permiten cultivar a familias donde se padecen ciertas patologías. Y eso hace que todo se revolucione y que avance muy rápido. Entonces yo creo que ahora la academia, más que mirar de reojo, está viendo como le mete el diente al tema del cannabis. Los laboratorios públicos de producción de medicamentos están a punto caramelo de poder trabajar, tienen que destrabarse ciertas condiciones políticas para poder importar el producto. Pero eso muy pronto va a destrabarse porque la marea llegó y se va a llevar puestas todas las restricciones que hay. El tema acá es si el cannabis se desarrolla solo con grandes empresas y algunos organismos del Estado como el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) o el LIF (Laboratorio Industrial Farmacéutico de Santa Fe), que puedan producir cantidades, o si el autocultivo en todo esto tiene un lugar. Acá las empresas con productos externos van a llegar, ahora con los cultivadores nuestros y con todas las personas que están consumiendo aceite a nivel local ¿qué vamos a hacer, cómo se va a desarrollar este tema? Esto es una incógnita todavía pero que el cannabis se va a desarrollar y que en poco tiempo va a estar en las farmacias de la Argentina, no tengo duda.

-¿Ustedes tienen un proyecto para testear el aceite que produce la gente artesanalmente para establecer qué elementos contienen, cómo resulta esta experiencia?

-Darío Andrinolo: Esto comenzó como un proyecto de Extensión Universitaria en la Facultad de Ciencias Exactas de La Plata donde trabajamos con algunas organizaciones para hacer determinaciones pero para el público en general abrimos una sección de servicios donde cualquiera puede ir con su aceite, con su flor o con su resina y hacerle el testeo de los cannabinoides que tienen en esos productos. En Argentina no solo somos nosotros, también lo está haciendo la gente de la Universidad Nacional de Mar del Plata y la Universidad Nacional de Rosario tiene un servicio de determinación de cannabinoides. Como te digo, esto se está abriendo rápidamente.

-Queda claro que la sociedad es la que está impulsando a que se reglamente de una vez el tema, ¿no?

-Darío Andrinolo: Sí, sí, pero la sociedad es amplia: por un lado tenés la sociedad civil, las organizaciones que tienen que ver con esto y la sociedad también son las empresas que van a pugnar por ocupar un lugar en el mercado.

-Sí, pero vemos el caso de las mujeres de Mamá Cultiva que prácticamente tuvieron que convertirse en alquimistas para producir ellas mismas el remedio para sus niños

-Darío Andrinolo: Sí, este fenómeno se da en la Argentina porque la gente tiene un nivel cultural muy importante, más allá de bolsones de pobreza y de ignorancia que pueda tener el país, nosotros tenemos un nivel educativo muy bueno en general. En cualquier organización cannábica hay un profesional y aunque no seas bioquímico las personas tienen la posibilidad de bajar información de internet. Antes, a los documentos científicos teníamos acceso solamente los que estábamos en el sistema científico, pero ahora cualquiera baja los productos científicos que hacen en Israel, o los españoles, los americanos, los canadienses, cualquiera los lee, cualquiera los interpreta y cualquiera puede transformarse en bioquímico en algo como el cannabis u otras cosas por el estilo. Yo creo que no tenemos que subestimar a la gente, no son alquimistas como en la edad media, son alquimistas de la edad moderna y tienen las herramientas para poder entender cómo se hace un extracto alcohólico. Por eso te digo que en la Argentina este fenómeno tiene todavía la posibilidad de seguir creciendo y no ser aplastado por la avalancha comercial.

-Es evidente que cuando haya legalidad va a haber una avalancha de productos que van a venir del exterior donde está mucho más avanzado el cannabis medicinal.

-Darío Andrinolo: Vos imaginate que hoy un aceite puede estar mil pesos, dos mil pesos, tres mil pesos, y si vos tenés una enfermedad crónica, un dolor crónico, fibromialgia, un problema de un cáncer, cultivar y hacer el aceite es virtualmente gratis. La calidad del medicamento va a depender de la capacidad tuya para hacer un buen medicamento y encontrar tu cepa. Si le ponés un poco de cabeza tenés un medicamento casero que reemplaza muy bien al medicamento que te están poniendo en la farmacia a mil o dos mil pesos. Hoy por ejemplo el Estado gasta 900 dólares por cada frasco de Charlotte que importa y es una barbaridad completa. Es una estafa yo diría porque la mayor parte de la plata la gastás importándolo. Es una tontera y muy pocas personas pueden acceder de esa forma a obtener el aceite. Mientras exista esta regulación el mercado parafarmacéutico va a seguir existiendo y va a seguir creciendo. Es impresionante la cantidad de gente que está haciendo cannabis, organizaciones sociales que van surgiendo en todos los lugares del país, en el interior de nuestro país es un boom, en Entre Ríos, a veces uno piensa en el Conurbano, en La Plata, es más fácil controlar una producción, pero el tema es que la gente está empezando a cultivar en cualquier lado y en la Argentina hay campo para regalar para el cultivo.

-Sí, para mí está claro que esto se hubiese desarrollado mucho más si no existieran las normas penales

-Darío Andrinolo: Sí, pero la gente que usa la planta como medicina se empezó a dar cuenta que demostrando que no estás vendiendo, que no estás comerciando, que lo que estás haciendo es con fines medicinales, que lleva también el control de los médicos que también acompañan esta posición, son cada vez menos los casos como el de Loza en La Plata, que los agarran y al poco tiempo están saliendo. Antes eran años, antes era represión represión, antes era muy complicado. El tema de las drogas y las penalidades es muy complicado, yo me refiero al uso medicinal de cannabis.

El tema del cannabis medicinal avanza muy rápido porque hay una organización y una militancia muy importante y muy seria que respalda el libre cultivo y la autodeterminación del uso del tratamiento y también mucha gente como vos que desde la academia brinda respaldo técnico y profesional

-Darío Andrinolo: Nosotros nos metimos de lleno en el tema en el 2016  que hicimos el Primer Congreso Medicina y Cannabis que fue un punto de confluencia importante del todo el mundo cannábico, por lo menos de nuestro país. Es un movimiento diverso, amplio, con contactos con el extranjero. El mundo cannábico está creciendo mucho. Y muchas personas que son partícipes de organizaciones cannábicas son a la vez miembros del CONICET, son a la vez miembros de universidades y, por lo tanto, establecen dentro de las organizaciones cannabicas una horizontalidad del conocimiento muy interesante: están las personas que ven desde el lado médico, desde el lado más analítico, otros que se dedican al contacto con la gente, es muy rico todo lo que está pasando con las organizaciones cannábicas solidarias en la Argentina.

-Y de las propiedades de la planta, ¿qué nos puede decir?

-Darío Andrinolo: En poco tiempo, como hoy respetamos mucho a los enólogos que son capaces de hacer variedades de cepas, obtener varietales, mezclar una cosa con otra y tener nuevos sabores, terpenos, quininas, eso en cannabis viene. Y dentro de poco van a ser tan respetados como los enólogos que hoy hacen vino, porque la variedad de cannábicos, toda su variedad de terpenos y de cannabinoides y de flavonoides, otras sustancia que tienen los cannabinoides que es riquísima. Esto comenzó por el lado recreativo y en general las plantas para uso recreativo tienen alto THC (Tetrahidrocannabinol), pero hace unos diez años en el mundo con la necesidad de tener plantas con CBD (), hoy hay cepas con alto CBD o bajo CBD, lo mismo con el THC, la variedad de plantas es infinita. Y las enfermedades o las afecciones, como no soy médico no voy a dar una clase en ese sentido, pero van desde cosas tan específicas como la epilepsia o el Mal de Parkinson, a cosas tan masivas como el dolor. Y en eso la Ley como está en la Argentina tiene un brete porque el Estado dice que se le debe entregar el cannabis a quien lo necesite y lo restringen en principio a quien tiene epilepsia refractaria, que serán unos cientos como mucho. Y bueno, el Estado puede dar aceite a unos cientos, pero si ampliamos eso a dos cosas importantes, cáncer y dolor, ahí ya tenés a millones de personas que tienen que ser asistidas con cannabis. Y hay algunas personas que no responden bien al tratamiento, pero hay muchas que responden muy bien, muy bien. Y por eso hablo del negocio, porque vos imaginate que el cannabis reemplace solamente el 20 por ciento del mercado del ibuprofeno… Es una cantidad de plata enorme.

-Y la producción pública de este medicamento también sería un hecho social importante.

-Darío Andrinolo: Sí, por supuesto, y el Estado tiene la capacidad para hacerlo, tiene que decidirse solamente.

-Si lo hacen las mamás en sus propias casas se supone que el Estado lo podría producir perfectamente.

-Darío Andrinolo: Sí, un poco de voluntad y utilizando el conocimiento que tienen los cultivadores porque hoy, por ejemplo, el INTA está haciendo todos los trámites para cultivar, hay mucha gente del INTA interesada, pero tienen tantas trabas todavía a nivel estructural, que el INTA todavía no puso una semilla en la tierra. Así que el conocimiento de qué planta, cómo, cuándo, cómo se cosecha, cómo se plantan, cómo se trasplantan, cuáles son los mejores fertilizantes, qué planta crece en seis meses, qué planta crece en un año, todo ese conocimiento lo tienen los cultivadores y no lo tiene el sistema científico tecnológico.

-Parece una vuelta del destino, ¿no?

-Darío Andrinolo: Es una metáfora de la vida, diría yo, de cómo cannabis prohibida, hace un siglo más o menos que viene siendo prohibida -porque antes era muy utilizada, es como lo que pasó con el alcohol, o lo que pasó con el opio, cuando los prohibieron-, ahora el cannabis renace de las cenizas del prohibicionismo con más fuerza que antes.

-A mí me conmovió mucho una frase de Valeria Salech, de Mamá Cultiva, cuando dijo: cuando yo descubrí un remedio que lo podía hacer yo misma y a mi hijo lo mejoraba tremendamente, fue un descubrimiento y un decir, tengo el poder en mis manos.

-Darío Andrinolo: Claro, te imaginás. Y cuando la gente te dice: mi hijo me miró por primera vez en nueve años, todos los prejuicios se te caen.

-Y esos serían los casos más extremos, pero después…

-Darío Andrinolo: Y un viejo que está postrado, viejo o no tan viejo, con problemas articulares, postrado en la cama, que con la gotita empieza a caminar, a hacer la cama de vuelta, saca al nieto a dar una vuelta… Yo digo, el maridaje entre tercera edad y cannabis es potentísimo, porque aparte las señoras grandes tienen impunidad, una persona de setenta años no tiene miedo que lo metan en cana porque cultiva, porque sabe que tiene prisión domiciliaria. Entonces una abuela que tiene que cultivar, cultiva y no le importa. Y también sucede que hay organizaciones de cultivadores que generan lazos con la comunidad y hacen trabajo social porque entregan el aceite en forma solidaria a quien lo necesita. Hay historias muy simpáticas de gente que pasaron de ser los hippies sucios a ser los más famosos del pueblo y en vez de tener que plantar un montón de plantas en su casa tienen a todo el barrio comprometido con el cultivo de cannabis. Por eso digo que alguien desde la vista social tiene que meterle vista a esto porque es muy interesante el tema del cannabis en la Argentina, que tiene ribetes que no tiene en Chile, que no tiene en Uruguay, que tiene esa particularidad que a veces tenemos nosotros, yo creo, en parte, por el gran desarrollo del sistema educativo y del desarrollo científico técnico argentino que le da esta posibilidad a la gente y que quizás en otros lados no se da tanto.

Carlos Arques es ingeniero químico y director del Laboratorio Industrial Farmacéutico de Santa Fe donde proyectan producir aceite medicinal de cannabis

“La producción de aceite medicinal de cannabis no tiene dificultad tecnológica acá todas las dificultades que existen son de tipo normativas.”

Nosotros le hemos pedido autorización a la ANMAT para ingresar esa materia prima y hasta el momento no tenemos respuesta o autorización o habilitación para hacerlo. En tanto y en cuanto no la tengamos, no podemos avanzar.

-Ustedes tienen un proyecto para la producción pública de aceite medicinal de cannabis, ¿en qué estado está hoy en cuanto al avance técnico y en cuanto a la legalidad por la falta de reglamentación de la Ley de Cannabis Medicinal?

-Carlos Arques: Sí, mirá, en cuanto a la legalidad nosotros actuando desde el Estado no podemos dar un solo paso, ni un milímetro de paso, fuera de la legalidad. Por eso nosotros tenemos un proyecto que tiene dos etapas bien diferenciadas: una primera etapa que es de desarrollo e investigación que es para obtener todo lo que en el futuro van a ser los parámetros de diseño de una planta para producción a escala industrial. La primera etapa la tenemos planteada con la Facultad de Bioquímica y Farmacia de la Universidad Nacional de Rosario, porque ellos tienen algunos avances realizados, y la segunda etapa la tenemos planteada con la Facultad de Bioquímica de la Universidad Nacional del Litoral, porque ellos tienen el diseño hecho de una planta para la extracción de fluidos vegetales, pero no está hecho para cannabis, está hecho para estevia. Entonces con los datos que nosotros obtenemos en la primera etapa se producirían las modificaciones correspondientes para poder hacer una planta de producción de aceite. Esas son las dos grandes etapas que tiene nuestro proyecto. Para la primera etapa se necesita materia prima, es decir flores de cannabis, nosotros no lo podemos disponer hoy en día en el país. Nosotros tenemos contactos y acuerdos realizados con una empresa productora que está relacionada con el Estado del Uruguay y ellos en principio nos estarían donando unos 50 kilos de esa materia prima para que nosotros podamos hacer esa primera etapa de desarrollo. Para poder ingresar esa materia prima al país nosotros tenemos que tener autorización de ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica), que es el organismo correspondiente. Pero hay una zona gris porque el aceite de cannabis no está registrado como especialidad medicinal en el país y lo que ingresa, por ejemplo desde Estados Unidos que es desde donde más ingresa, tampoco está registrado en origen como medicamento sino como suplemento dietario. Pero entra a la Argentina y la ANMAT lo trata internamente como si fuera un medicamento. Es una situación rara pero comprensible siendo que es una cosa completamente original y en todo es la primera vez que se hace.

-Sí, además, venimos de una visión oscurantista de la planta más relacionada con la toxicología o con las adicciones que con la medicina, ¿no?

-Carlos Arques: Totalmente, entonces no solo tenemos que cumplir cuestiones normativas, penales, sino que también hay una carga cultural en contra de cualquier cosa que se refiera al cannabis. Eso también es una realidad. Entonces nosotros le hemos pedido esa autorización a la ANMAT para ingresar esa materia prima y hasta el momento no tenemos respuesta o autorización o habilitación para hacerlo. En tanto y en cuanto no la tengamos, no podemos avanzar.

-Uno piensa en la producción pública de medicamentos como una garantía del acceso a la salud y para evitar que sucedan situaciones como las que pasan los que necesitan conseguir un extracto vegetal que ni siquiera es muy complejo realizar artesanalmente.

-Carlos Arques: Exactamente, la producción pública de medicamentos no es simplemente para ahorrar unos pesos en medicamentos, eso tiene un fundamento político y sanitario muy profundo y que te lo resumo en dos palabras: es poder manejar el medicamento como un bien social y no como un bien de mercado, yo para un montón de cosas no tengo nada en contra del mercado ni con el espíritu de lucro, pero un elemento que mediatiza la posibilidad de que un Derecho Humano como es el Derecho a la Salud se pueda concretar o no, no puede ser tratado en el mercado. En el mercado la ley de oferta y demanda es la que gobierna, a mayor demanda, mayor precio y la definición de la economía clásica del precio es: lo que un determinado consumidor está dispuesto a pagar por un bien o servicio. Eso quiere decir que no necesariamente tiene relación con los costos de producción, entonces imaginate vos cuánto estarías dispuesto a pagar por un bien como este, un medicamento, si tuvieras un hijo en riesgo de vida. Por eso lo de Mamá Cultiva es en gran medida muy meritorio porque en contra de todas las cerrazones que existen ellas han encontrado una vía y soluciones para algunos casos. Pero eso nosotros no lo podríamos hacer jamás, ni desde el Estado ni desde la industria farmacéutica. Una cosa es una madre que está todo el día con una criatura y la está atendiendo y la está mirando, tiene una cantidad de derechos para decir yo voy a utilizar la solución que creo conveniente. Pero otra cosa es que desde un sistema de salud se distribuya o se dispensen productos que no cumplen con las estipulaciones exigidas para ser considerado medicamento.

Desde el punto en que una mamá puede obtener el aceite en su propia casa parece increíble que Estado que cuenta con la academia, con laboratorios públicos y todo lo necesario no se involucre en la faena de que todos puedan acceder a productos de buena calidad

-Carlos Arques: No tiene dificultad tecnológica acá todas las dificultades que existen son de tipo normativas. Vos fijate que el aceite Charlotte que está catalogado como un suplemento dietario a diferencia de lo que es un medicamento: un extracto vegetal como ese, por su naturaleza, tiene una enorme cantidad de elementos en su composición y viene acompañado de otros elementos que son propios del extracto vegetal, uno ya sabe que cuando hace una extracción vegetal contiene muchas cosas, te imaginás que eso nunca puede ser un medicamento porque un medicamento tiene que tener una concentración cierta, certera, de lo que contiene. Un extracto vegetal no lo tiene, por supuesto tiene una composición aproximada pero no es certera, y así, en esas condiciones, no podría ser un medicamento. Entonces se trata de eso: de convertir ese extracto en un medicamento y eso implica una cantidad de seguridades y el conocimiento cierto de qué es lo que contiene. Y hoy, un conocimiento cierto de qué es lo que contienen no lo tiene ningún aceite de los que andan dando vueltas por ahí. Y por el conocimiento que yo tengo circula cualquier tipo de sustancias: desde puro aceite de oliva, hasta algunos extractos que tienen una cantidad de Tetrahidrocannabinol que no es aconsejable para una persona. Así que es una inseguridad completa lo que se tiene cuando se está consumiendo de esta manera el aceite, por eso es muy necesario que haya una producción industrial, controlada, con todas las normativas de seguridad, de calidad, de procedimientos, que impone la industria farmacéutica. En algunas universidades y en algunos institutos de ciencias están haciendo estas determinaciones y se encuentran con una enorme variedad de composiciones en los casos que ellos están analizando. Esa es la situación.

Producción Periodística: Rubén Fernández, IDEP Salud

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