UN NUEVO TSUNAMI
Los trágicos sucesos de estos días pusieron de manifiesto de un modo descarnado nuestra histórica expresión, hoy retroactivamente, anticipatoria, acuñada como LLEGADA DE UN TSUNAMI SOCIAL Y EPIDEMIOLÓGICO…
Con esta frase procurábamos señalar las consecuencias indeseables del progresivo envejecimiento poblacional obrante en nuestro país, en especial en zonas urbanizadas.
El incremento del componente de los adultos mayores dio lugar a una prevalencia de enfermedades crónicas en el escenario sociosanitario, sumado a condiciones de ”pobreza real” (percibida por cualquier observador en la calle) lo que devino en un cambio importante en el panorama epidemiológico
Dicha mezcla explosiva, se tradujo en un incremento en las cifras absolutas de personas mayores en situación de “dependencia”, entendida esta última, como un conglomerado poliédrico conformado por quienes sufren restricciones de distinto grado para el desempeño de las actividades de la vida diaria (AVD).
A nivel internacional, a modo de referencia, cuando se discutió en España la Ley de la Dependencia, se operacionalizó una encuesta nacional que arrojó entre sus conclusiones una tasa de 26 % de adultos mayores dependientes con dificultades diversas para el ejercicio de las AVD.
Nos cuesta mucho pensar que la atávica oferta de servicios sociosanitarios brindada en nuestro país, desde las instituciones abocadas a esta problemática, hayan logrado variar de un modo sustancial estos guarismos.
DE AQUELLAS LLUVIAS ESTOS LODOS
A partir de diagnósticos con perfiles elementalistas solo devienen intervenciones de carácter restrictivo y con escasa eficacia sinérgica, de modo contrario a diagnósticos de complejidad, además de dolores de cabeza para los decisores, corresponden intervenciones tradicionales y no tradicionales orientadas a cubrir un espectro mayor de dificultades.
En estos días posteriores a las copiosas inundaciones registradas en distintas zonas de la CABA y de la Pvcia. de Buenos Aires, los medios de prensa casi sin distinción, se abocaron al análisis de las causas prioritarias de la catástrofe con más de cincuenta muertes, en su mayoría adultos mayores.
Dentro del inventario de los factores causales destacaron: imprevisiones de todo tipo, falta de coordinación de las políticas ante la crisis, problemas de falta u obsolescencia de infraestructura y peleas políticas entre las distintas administraciones.
Se detectó en la casi totalidad de dichos análisis, la ausencia de factores que invocaran explícitamente a la pobreza y la fragilidad derivada de situaciones de dependencia bio-psico-social operante entre las víctimas mayores.
Este olvido, a nuestro entender, no tuvo carácter anecdótico, sino que denuncia a gritos lo que el sistema político, económico y simbólico instituido ha venido ocultando o, al menos, ha decidido no agendar como problema.
UN INTENTO DE EXPLICAR LO INEXPLICABLE
En la génesis de los problemas complejos colaboran dos grandes sistemas causales: la predisposición y los factores actuales o desencadenantes.
Este modelo explicativo cobra vigencia al analizar la tragedia reciente, toda vez que la dependencia obrante en muchos adultos mayores (labilidad biopsicosocial) operó como clara predisposición ante el impacto del meteoro climático que a su vez hizo las veces de factor desencadenante.
La dependencia y la pobreza con límites imprecisos, son dos causas que facilitaron este Tsunami. Los viejos solos, pobres y dependientes han sido las presas privilegiadas por el asesino serial climático.
EL INDEC Y LOS PROBLEMAS METODOLÓGICOS
El INDEC, en ocasiones, tan peyorizado, reconoce desde hace tiempo una categoría de mortalidad asociada con “muertes por causas evitables” y por otro lado los reportes de las últimas variaciones intercensales vienen diciendo que uno de los pocos rubros en crecimiento dentro de las modalidades habitacionales de los mayores son las viviendas unipersonales.
¿Cuántas catástrofes o tsunamis deberán ocurrir para que despierte la conciencia social sobre la necesidad de la atención prioritaria requerida por los adultos mayores, agendando como campos de intervención poblacional y no solo focal, la pobreza, la soledad los trastornos crónicos psicofísicos y también la gerontofobia, en todas su formas?
La RENEGACION es aquel proceso psicológico que consiste en eludir o no dar lugar a una parte de la realidad a fin de no caer presa de la angustia que la misma nos genera.
Pareciera que nuestra sociedad hace sobreuso de este mecanismo frente a las problemáticas derivadas de los mayores pobres y dependientes y con otros sectores sociales desfavorecidos.
TODO LO QUE NO HABÍA
La falta de hospitales de mediana y larga estadía, la total ausencia de centros diurnos con complejidad para trastornos cognitivos, la baja calidad de los sistemas de cuidados domiciliarios, sumado a la falta de una ley que reglamente el ejercicio y tipificación de estos servicios (que en general no están coordinados con los sistemas sanitarios), los hiatos reglamentarios en las normativas de instituciones de estadía permanente para pacientes crónicos, la falta de reconocimiento efectivo de la atención social invisible a favor de ancianos dependientes a cargo en su gran mayoría de mujeres, han colaborado, en su conjunto, para que no se erijan algunos de los diques orientados a impedir que los mayores sean arrastrados, con tanta crueldad, por el río de los acontecimientos.
No podemos dejar de mencionar una curiosa paradoja de la historia argentina.
Corriendo los años 1870-71 hacía estragos en la Ciudad de Buenos Aires, la epidemia de Fiebre Amarilla, que fuera inmortalizado por el pintor uruguayo Juan Manuel Blanes (en su cuadro “Un episodio de la fiebre amarilla”). Para la ocasión dos sectores de la sociedad disputaban la conducción del sistema de protección comunitario ante dicho flagelo.
Por un lado, el Jefe de Policía Enrique O·Gorman y, por el otro, una Comisión Popular de Salud Pública conformada por apellidos célebres (hoy en día), que dieron sus nombres a la gran mayoría de los grandes nosocomios de la Ciudad como Argerich, Muñiz, Rawson y otros.
En esa oportunidad la lucha se resolvió en favor de aquella comisión que dio origen a la futura Salud Pública Argentina, cuyos integrantes en su casi totalidad murieron, víctimas de la epidemia.
En los días pasados hemos contemplado que el protagonismo central en el combate contra las inundaciones estuvo a cargo de los Ministerios de Seguridad de la Nación y de la Provincia de Buenos Aires. Se destacaban los uniformes azules y verde oliva ante la casi ausencia de guardapolvos blancos…
Desearíamos sinceramente no volver a ser agoreros y que no llegara a ser necesaria la demostración de otra de nuestras “sentencias” a propósito que NO EXISTE SEGURIDAD INDIVIDUAL ALGUNA SIN UNA AUTENTICA Y EFECTIVA SEGURIDAD SOCIAL…
Con el descenso de las aguas quedan en nosotros sentimientos de impotencia y hastío que nos llevan a una profunda autocrítica junto con todos los compañeros que nos venimos desempeñando en el campo del envejecimiento.
Seguramente no hemos sabido decir ni hacer lo suficiente para atemperar los efectos del fenómeno entre los mayores. Hoy más que nunca no se trata de describir sino de transformar la realidad….
Buenos Aires, 5/4/13
Licenciado Roberto Orden
Dr. Eugenio Semino