Aborto legal: El camino lo hacemos andando


«Legalizar el aborto fue un acto de justicia social, pero todavía queda mucho por hacer» expresan las autoras del siguiente texto que analiza las fortalezas y debilidades en el acceso a este derecho desde la promulgación el 30 de diciembre de 2.020 hasta la fecha. En nuestro país el derecho a la Interrupción Voluntaria del Embarzo (IVE) y a la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) corresponde a todas las mujeres, niñas, adolescentes y las personas con otras identidades de género con capacidad de gestar (varones trans, personas no binarias, entre otras) 

A continuación la nota completa publicada en la revista digital Zoom

Aborto legal: El camino lo hacemos andando

por Lucía Rébora, Daniela Rodríguez y Agustina Veronelli

El 30 de diciembre de 2020 se sancionó en la República Argentina la Ley Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Ese día las mujeres y otras personas con capacidad de gestar adquirimos el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo. Legalizar el aborto fue un acto de justicia social, pero todavía queda mucho por hacer.

Con la Ley Nacional 27610 las mujeres y personas con otras identidades de género con capacidad de gestar conseguimos el derecho a decidir la interrupción del embarazo hasta la semana catorce de gestación.

Se trató de un proceso colectivo y masivo, que fue instalándose como un tema contundente y polémico para la sociedad. En el marco de los Encuentros Plurinacionales de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans y No binaries fue creciendo esta marea verde que tuvo una figura clave: la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Fueron siete las veces en que se presentó el proyecto con una consigna clara “Educación Sexual para decidir. Anticonceptivos para no abortar. Aborto Legal para no morir”.

Sería erróneo decir que la práctica no era legal en ese momento, y mucho menos que no se daba en los hechos, porque las mujeres abortamos desde siempre. En Argentina, desde 1921 el Código Penal de la Nación reconocía algunos casos donde no se penalizaba a quien abortara, ni a quien garantizara la práctica. Pero hubo que esperar hasta 2012, casi noventa años después, para que un fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, conocido como el fallo FAL, otorgara la legitimidad institucional que la situación ameritaba. En adelante, se consideraba que, por riesgo a la salud, por peligro de vida, o por violación, la interrupción del embarazo estaba contemplada por dicha normativa y ya no era necesario acudir a la justicia para garantizarla. Eso en lo teórico, porque la realidad en los territorios era otra.

La Marea Verde llegó al Congreso hace tres años y de allí no se movió. Hacia junio de 2018, luego de una vigilia de toda la noche, la Cámara de Diputados aprobó la media sanción del proyecto de ley con 129 votos a favor, 125 en contra y 1 abstención. Pero dos meses más tarde, el proyecto fue rechazado por el Senado.

Finalmente, en noviembre de 2020 el presidente Alberto Fernández envió otro proyecto que entró por la Cámara de Diputados. El 30 de diciembre el Senado sancionó la ley del Aborto legal, seguro y gratuito. Fue una sesión histórica y un día bisagra en la lucha feminista.

¿Cómo está la implementación de la ley hoy? ¿Qué está sucediendo en la cotidianeidad de los diversos territorios? ¿Qué cambió? ¿Qué sigue igual? ¿Cómo se adecuó en los diferentes sistemas de salud? Conversamos con Viviana Mazur (médica generalista de la Coordinación Salud Sexual, VIH e Infecciones de Transmisión Sexual de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires) y Andrea Laura González (licenciada en Educación, e integrante de Socorro Rosa Comarca Andina, en Socorristas en Red) y te lo contamos en esta nota.

La realidad del aborto hoy

El proceso de implementación de la ley se desarrolla de forma heterogénea en el territorio nacional. Es más sencilla en ciudades y provincias en las que el sistema de salud ya venía trabajando con las ILE (Interrupción Legal del Embarazo), donde había protocolos y tenían provisión de Misoprostol. “Pero hay lugares en los que el panorama es muy difícil, con grandes obstáculos. Como en algunas provincias del NOA y el NEA y donde persisten estas dificultades a pesar de la aprobación de la ley” nos dice Viviana Mazur.
En este sentido Andrea González da cuenta de lo que pasa en la Comarca Andina, zona que está entre las provincias de Río Negro y Chubut, donde trabaja como parte del grupo Socorristas En Red. “Tenemos un trabajo anterior de articulación con el sistema de salud que estaba bastante aceitado. Hasta la semana catorce tenemos una buena respuesta. Salvo un centro de salud (de los siete que hay), el resto garantiza la práctica. Dentro del hospital de El Bolsón hay un consultorio de salud sexual con el que articulamos. Y del lado de Chubut tenemos cuatro hospitales en los que hay efectores garantistas”.
El proceso también es heterogéneo según hablemos del ámbito de la salud pública o privada. “El subsector público venía con un recorrido muy importante. Pero los centros de salud que venían más alejados de la práctica de la ILE aumentaron y mejoraron la oferta desde la sanción de la ley. Había muchos profesionales que no se sentían cómodos/as, porque tenían dudas de cuánto cubría o no la ley. No es que estaban en contra del aborto, sino que estaban inseguros sobre cómo llevar adelante la práctica. Lo mismo sucedió en el subsistema de salud privado. Primero, porque la ley incita al sector privado a dar respuesta y, segundo, porque hubo estrategias dirigidas a eso. Nos dimos una estrategia de diálogo y capacitación con el subsector privado. La Superintendencia de Servicios de Salud y la Subsecretaría de Derechos al Consumidor comenzaron a acompañar demandas a obras sociales y prepagas. El Ministerio de Salud se encargó de nomenclar la práctica y que tuviera un pago específico para eso. Hoy tenemos la situación de que gran cantidad de mujeres de la Ciudad de Buenos Aires pueden acceder a una interrupción a través de la obra social o prepaga”, informa Mazur, médica CeSAC 7, Hospital Santojanni de la Ciudad de Buenos Aires.
En relación a lo que posibilita la ley, Mazur nos cuenta sobre su experiencia cotidiana en las consultas médicas. “Hay una tranquilidad que se puede palpar. Yo recibo los llamados por IVE/ILE en torno a estos temas y te diría que se puede dividir en tres franjas: un grupo que está con conciencia de ese derecho y con total tranquilidad; otro grupo de personas que da vueltas, le cuesta nombrar la palabra aborto, ILE y aquellas personas que no tienen claro el acceso a sus derechos, dan muchas explicaciones de lo que les pasa, de la situación que está atravesando, que por eso no puede seguir con el embarazo. Cuando una les dice que está buenísimo que puedan contar lo que les pasa más integralmente pero que se queden tranquilas que no tienen que justificarlo, que por ley pueden hacerlo solo por su decisión, les sacas una mochila de encima”.
“La ley no es un punto de llegada sino, todo lo contrario, un piso de posibilidades, es un escalón que posibilita comenzar a transitar otra cosa. Las leyes de por sí no cambian prácticas, culturas, estigmatizaciones de un día para otro. Ese proceso en sí es muy lento. La diferencia sustancial que sí se puede señalar es el reconocimiento simbólico, del derecho, del poder expropiado, de recuperar simbólicamente esa autonomía de ir al hospital a decir yo quiero abortar y no tengo que dar ninguna razón hasta la semana 14. Eso me parece que es un cambio radical en la posibilidad de las personas con capacidad de gestar” nos dice González.

Resistiré, para seguir viviendo

En estos meses el proceso de implementación de la ley ha sido complejo, surgen dificultades, obstáculos y nuevos desafíos que sortear para lograr la autonomía plena en nuestras decisiones. Si bien se han presentado acciones judiciales en contra, a siete meses de sancionada, todas han sido rechazadas.
Andrea González, docente e integrante de Socorro Rosa Comarca Andina nos cuenta que uno de los grandes desafíos a los que se enfrentan es cambiar la cultura médica. “Ese proceso va a llevar mucho tiempo, a pesar del trabajo que vienen haciendo los médicos garantistas. Significa un proceso de transformación de los espacios de formación, de las universidades, de los diseños curriculares. Hasta algunos médicos garantistas siguen hablando de aborto como riesgo, como muerte, no hablan de aborto como una práctica segura, sigue estando el fantasma que el aborto está ligado al riesgo, a la hemorragia, cuando nosotras mismas a través de todos estos años, hemos visto que es una práctica no riesgosa, mucho menos que cualquier proceso de parto. Sin embargo, del parto no se habla como de una práctica riesgosa. Todavía no hay un reconocimiento de que quien aborta es alguien responsable, es tan responsable como aquella que decide una maternidad querida”
Siguen existiendo profesionales de la salud que son objetores de conciencia. Viviana Mazur reflexiona, “una de las cosas que hemos visto en Ciudad es que hay algunas disciplinas que deciden que son objetores, como, por ejemplo, anestesistas o ecografistas Yo creo que son situaciones en las que se expresan las tensiones, los puntos de escape de ciertos sectores de la sociedad para expresar la resistencia a un avance super importante. La pelea hay que darla en el campo de las ideas, del diálogo, de la discusión, tratar de convencer al otre que es un derecho, que su trabajo consiste en garantizar y cuidar la salud de las personas. Pero la única persona que puede ser objetora de conciencia es la que hace la práctica en concreto. Un anestesista no opina sobre si una persona que se opera de la vesícula corresponde operarla o no, y lo mismo con la interrupción del embarazo”.
También en la Comarca Andina existen profesionales de la salud objetores de conciencia, González detalla que la complicación en ese territorio se presenta con las personas que están cursando el segundo trimestre: el aborto voluntario es hasta la semana catorce, se viene manejando bien, pero la cuestión se complica cuando la gestación avanza. “Ahí estamos con complicaciones porque interviene un segundo nivel en medicina, es decir ginecólogues. No tenemos ginecólogues disponibles en el Hospital de Bolsón, el servicio es todo objetor de conciencia, el Hospital de Puelo no tiene ginecólogue, lo mismo pasa con Epuyen, lo mismo pasa con Maitén, solo hay en Esquel. O sea, tenemos la cuestión bastante acotada. El hospital de Bariloche, que sería la zona a derivar, puso una fecha límite en las semanas de gestación para ejercer la práctica, es arbitraria porque la ley no pone límite en las semanas de gestación cuando se trata de ILE, cuando se trata de un aborto que responda a una de las causales de salud o violación. Hace una semana una joven de un paraje muy pequeño del interior, se tuvo que trasladar para tener una consulta médica. La respuesta que obtuvo es que la van a trasladar a Buenos Aires para la práctica. La verdad es que se desestimó porque la misma adolescente y su familia se volvieron para atrás, porque no es una cuestión sencilla, y mucho menos en un contexto de pandemia. No hay una respuesta para estos casos, es complejo”.
Otro obstáculo importante según señalaba la entrevistada es la falta de información. “No hay una política comunicacional. Hace poquito tuvimos una reunión en el hospital de Bolsón para evaluar cómo iba la implementación de la ley. Una cosa muy concreta que yo le decía, si nosotros recorremos todo el hospital no hay ningún cartel que diga algo sobre aborto. Una persona entra al hospital no sabe adónde tiene que ir, sabe lo que tiene que hacer si tiene Covid-19, sabe lo que tiene que hacer para hacerse un control ginecológico, ni hablar si está embarazada, hay carteles de la lactancia materna, hay de todo, pero del aborto no hay nada. No hay una política comunicacional clara de este derecho ganado, de este derecho que ahora tiene que formar parte de la salud pública”.

¡Niñas, no madres!

Nos detuvimos especialmente a conversar sobre la situación de niñas y adolescentes. Desde 2015 con la reforma del Código Civil y Comercial de la Nación adquirieron mayor autonomía en sus decisiones, al menos en el plano legal.
Sobre ello González nos cuenta que su organización viene trabajando desde 2019 en una campaña concreta que se llama En un mundo justo las niñas no son madres. “Con una producción de materiales que están en nuestra web, pintamos murales en todos los lugares donde hay socorristas. Hay un cúmulo de información que hay que analizar para pensar en esto como un problema socio-educativo que interpele entonces la práctica de la ESI. Hay un montón de mitos sobre qué pasa con el embarazo adolescente: es un cuerpo que está preparado para gestar, la maternidad como destino, una cuestión biológica, natural, bueno NO, no lo es. Hay mucho escrito sobre esto para empezar a mirar, a leer, a estudiar y a mostrar todo lo que hemos recopilado para contagiar esta gran preocupación. Nosotras creemos que ninguna niñe, adolescente debería ser madre y por eso también el nombre de la campaña En un mundo justo, estamos hablando de varios planos de su vida que quedan eclipsados cuando un embarazo no deseado irrumpe en sus vidas”.
En relación al rol fundamental que adquieren les docentes en este proceso de implementación, recupera el artículo 13 de la ley IVE/ILE que establece que el Estado debe capacitar a sus funcionarios. “El docente se tiene que formar porque tiene que acompañar la decisión de abortar, es un contenido pedagógico. Muchas docentes no saben que una adolescente de 13 años puede ir a pedir una IVE sola y que no tiene por qué acompañarla nadie. Que la IVE no se trata de una práctica invasiva y entonces no necesita de nadie. Y si hay una práctica invasiva, puede ir acompañada de un referente afectivo y que el referente afectivo no significa la madre o el padre, sino aquel/la que la adolescente tenga confianza, puede ser la maestra, la persona del centro comunitario”.
Mazur resalta un logro fundamental en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, “se instaló una lógica que cualquier situación de embarazo de una niña menor de 15 años es indiscutible que hay que resolverla, aunque la edad gestacional sea avanzada. Ese es un avance sumamente importante. Hasta hace poco teníamos que fundamentar y explicar. En las últimas situaciones que nos ha tocado no hay nada que explicar al respecto, lo difícil a veces es que no todas las instituciones hacen interrupciones de embarazos más avanzados”.
En la población adolescente “la traba no está vinculada al acceso al aborto, sino que es en relación a la autonomía de las y los jóvenes, eso es el hueso duro de roer en los equipos de salud. Por sus propias matrices, aparece esta cuestión infantilizante sobre les adolescentes” concluye Mazur.
Queda mucho por hacer para que cada mujer y persona con capacidad de gestar que habite el suelo argentino pueda acceder al derecho de interrumpir su embarazo, si así lo desea. Pero en estos siete meses de conquistada la ley tenemos un gran terreno ganado. Y como en cada Encuentro, decimos ¡Alerta que camina la lucha feminista por toda la Argentina!

Necesito hacerme un aborto. Breve información y recursos disponibles

-El derecho a la IVE/ILE corresponde a todas las mujeres, niñas, adolescentes y las personas con otras identidades de género con capacidad de gestar (varones trans, personas no binarias, entre otras)

– Si no querés continuar con el proceso gestacional, podés interrumpirlo hasta la semana catorce inclusive sin explicitar los motivos de tu decisión. Luego de ese plazo el aborto es legal por causales: si corre riesgo tu salud (entendiendo por tal un estado de completo bienestar físico, mental y social) o bien el embarazo fuera producto de una violación, el aborto es legal.

-La realización del procedimiento, es por vía medicamentosa, a través del suministro de Misoprostol. Es una opción segura y eficaz, reconocida, promovida y avalada por la Organización Mundial de la Salud. Y es ambulatoria, hasta la semana doce. Luego de eso, iniciado el segundo trimestre, debe mantenerse la internación hasta que se haya completado la expulsión de feto y placenta.

-Se requiere para la realización de la práctica una declaración jurada, donde quien consiente la práctica expresa su conformidad. No se precisa ninguna denuncia, ni autorización judicial.

-Si tenés 16 años o más la legislación argentina te considera persona autónoma para tomar decisiones referidas a tu salud y al cuidado de tu cuerpo.

-Si estas en la franja de 13 a 15 años, y deba utilizarse para la práctica un procedimiento que implique un riesgo grave para tu salud, precisas la asistencia de un referente socioafectivo (sin necesidad que sean madres, padres o familiares directos).

– Si sos menor de 13 años, es necesaria la asistencia de este referente, pero siempre se debe cumplir la voluntad de quien está transitando por esta situación, conforme al interés superior del niñe.

-Una vez realizado el procedimiento, debes recibir información sobre métodos anticonceptivos previo a tener el alta. Las obras sociales, coberturas y los hospitales públicos deben proveerlos de forma gratuita.

-Si tenes dudas llamá a la Línea 0800 Salud Sexual, del Ministerio de Salud de la Nación. Funciona en todo el país. La llamada es gratis y confidencial.

Más info en https://www.argentina.gob.ar/salud/saludsexual/lineasaludsexual

Autoras: 

Agustina Paola Veronelli, profesora de Enseñanza Media y Superior en Historia (UBA) Especialista docente en Nivel Superior en Educación Sexual Integral (ISP JVG). Investigadora feminista

Lucía Rébora, licenciada en Sociología, profesora en Enseñanza Media y Superior (UBA), psicóloga Social.

Daniela Rodríguez, periodista y productora.

Fuente: Revista Zoom