La Argentina, como todo el continente americano, se encuentra inmerso en un módulo productivo agroindustrial en manos de empresas que generan y utilizan agrotóxicos contaminantes que destruyen la vida humana, el ecosistema y el planeta, y protagonizan la profundización de la enfermedad, el hambre y la pobreza. Para estos sistemas de intereses la alimentación deja de ser un derecho y pasa a ser una mercancía, otra propiedad privada.
El panorama no es nada alentador, además del aumento de la pobreza a escala mundial, la inflación incontrolable que genera constantes aumentos en alimentos, servicios de salud, medicamentos…, aún no amanecimos de una pandemia que todavía no recoge registros cabales de las crisis que propuso.
Este contexto obligó a resaltar la importancia de las economías solidarias, y la construcción de redes de movimientos que tengan como prioridad una distribución equitativa de alimentos para la subsistencia de la vida con calidad y la participación de todos los sectores implicados.
El movimiento nacional #AgriSalud2030 propone una mirada vinculada entre la agricultura y la salud, entre las personas en relación con los ecosistemas; con formas de producción de alimentos sin degradar los suelos y su biodiversidad para una alimentación saludable. El 2030 hace referencia a los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU
¿Qué son las ODS?
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) constituyen un llamamiento universal a la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo. En 2015, todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas aprobaron 17 Objetivos como parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en la cual se establece un plan para alcanzar los objetivos en 15 años.
Actualmente, se está progresando en muchos lugares, pero, en general, las medidas encaminadas a lograr los Objetivos todavía no avanzan a la velocidad ni en la escala necesarias.
En diálogo con Sergio Val, integrante de la Comisión Ejecutiva Nacional en la CTA Aautónoma, educador popular y referente de la Fundación Che Pibe, nos cuenta que el Movimiento surge como “respuesta a la agriculturización del modelo productivo basado en la producción de commodities de transgénicos que prioriza la cantidad de materia prima producida para la apropiación de renta del sector agroexportador por sobre la calidad de alimentos que se producía históricamente en la Argentina, que tenía como principal objetivo la nutrición de la población y la venta de los saldos exportables”.
Nos recuerda también que como todo movimiento “nace en la confluencia de diferentes sectores relacionados con la producción y comercialización de alimentos; sectores relacionados a la investigación y atención de la salud de la población y sectores vinculados a las acciones directas de mitigar el hambre de las comunidades excluidas”.
«Lo que busca este proyecto es convocar a los distintos espacios que se encuentran en luchan con diferentes causas sociales que son políticas, y que tienen que ver con la Soberanía Alimentaria, pero que se complementan en sus reivindicaciones con quienes además luchamos contra un modelo extractivista que viene impulsando desde hace décadas a las poblaciones rurales hacia las concentraciones urbanas. Lo que ha producido el cierre de miles de emprendimientos de producción alimentaria y migrado a la producción de commodities, con la consecuente concentración de la tierra”.
Una de las principales premisas que manifiestan es sostener la unidad para enfrentar al extractivismo y defender los territorios para la vida de todas las especies. Y como meta principal llegar a un debate franco y colectivo que procure consensuar algunas acciones para confrontar contra el saqueo que está sufriendo la Argentina
Se prepara el Segundo Encuentro Nacional de #AgriSalud2030, que se realizará del 29 de junio al 2 de julio en la localidad de Chapadmalal, partido de General Pueyrredón, Provincia de Buenos Aires.
Hay una expectativa muy grande entre quienes organizan y participan, ya que desde el primer encuentro que se realizó en el 2019, en Gualeguaychú, luego hubo una pandemia mundial, y recién ahora y después de mucho trabajo cooperativo, se está desarrollando este encuentro de movimiento de movimientos que nuclea a 110 organizaciones y que aún más se sumarán a esta actividad.
Sergio Val en relación a los participantes del movimiento agrega que “muchos de los productores que participaron alguna vez utilizaron el paquete tecnológico de Monsanto y la soja RR, hasta que se dieron cuenta de que estaban enfermando a la población y a sus propias familias, y crearon una organización llamada RENAMA, Red Nacional de Municipios por la Agroecología”.
También, se encuentran las Cátedras de Soberanía Alimentaria (CALISA) y la Red de Abogados por la Soberanía Alimentaria (REDASA). Los movimientos campesinos como el MOCASE, el MNC, Somos Tierra-Vía Campesina, la UTT, el MTE Rural, La Federación Rural por la Producción y el Arraigo, La Federación Nacional Campesina, la Federación de Cooperativas Federadas (FECOFÉ) y Bases Federadas de la FFA. Organizaciones como Naturaleza Viva, La CTA Autónoma, Cooperativas de producción y servicios alimentarios para la salud de los pueblos, Comunidades de Pueblos indígenas, Territoriales y Organizaciones de Niñez. A estas organizaciones se suman las asambleas ambientales de diferentes provincias: Chubut, Catamarca, San Juan, La Rioja, Jujuy y Córdoba. También los colectivos que defienden los Humedales, los Pueblos Fumigados, Los médicos de Pueblos Fumigados, Movimientos por la Agroecología, contra las Mega Represas, el Fracking y la explotación petrolera en el Atlántico.
Juan Giuliano, Lic. en nutrición, integrante de la Cooperativa Sersano de Formosa y del movimiento AgriSalud, nos explica que van a volver a tratar los 21 puntos del foro, que se gestionó en aquella primera reunión, que hay que convocar y abrir la invitación para ver de qué manera se puede salir adelante y desde este Movimiento lo van a exponer.
“Tenemos desafíos políticos muy importantes, y en relación a ello hay que poner mucha escucha para que no se diluya, es un año electoral pero yo creo que podría llegar a ser positivo, tenemos que ser capaces para condicionar la política. Ya lo hicimos con la Dirección Nacional de Agroecología, nos llevó un año y medio de gestión, porque tuvimos la pandemia de por medio, pero apenas asumió el presidente Fernández, fuimos a plantear la necesidad de esta área y se logró”
Giuliano hace referencia a que AgriSalud, es una confluencia multipartidaria, intersectorial, intergremial y multiétnica que aboga por una cosmovisión del mundo vinculada al Buen Vivir, concepción de la economía y la alimentación diferente a buscar el desarrollo o a buscar el progreso:
“tiene que ver con reconocer las necesidades básicas, respetar la biodiversidad y el ecosistema para poder producir lo que necesitamos, levantar la mirada y compartir e intercambiar con otras regiones; y sí sobra y es necesario en otro lugar del planeta, ahí si compartir el excedente (lo que hoy se llama exportaciones) en otra lugar del planeta. Esta mirada, es profundamente solidaria, cooperativa y profundiza la democracia económica y la democracia social y satisface el derecho a la alimentación, mitigando el hambre.”
En consonancia con esta forma de pensar a la Argentina, nos encontramos en la realidad que cada día es más difícil acceder a los alimentos básicos, ni hablar de los saludables y ni de tener una alimentación adecuada. Hoy en las casas de los sectores más vulnerables, en las mesas de las familias trabajadores, personas jubiladas y/o con pensiones, esto se vuelve una problemática diaria, imposible de sostener y menos que menos de reunir todos estos requisitos a la hora de comer.
Como lo socializó la Agencia de Noticia Tierra Viva, en el primer cuatrimestre de 2023 se produjo el incremento de las canastas básicas más alto de los últimos cinco años. Los aumentos fueron del 42,4 por ciento en la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y del 39,3 por ciento en la Canasta Básica Total (CBT). En promedio, el precio de los alimentos registró una suba intermensual del 10,5 por ciento. Este es el número más alto de los últimos cinco años. En el mismo lapso, la pobreza no bajó de 18 millones personas y cuatro millones de habitantes permanecen en la indigencia, sin recursos suficientes para alimentarse adecuadamente. El Gobierno informa un contexto de recuperación económica pospandemia, pero los niveles de pobreza y de indigencia no se reducen.
De este modo, podemos afirmar que la lucha por lograr una soberanía alimentaria es luchar, exigir y hacer valer el derecho a la vida, el derecho a una alimentación saludable y el derecho a vivir en un mundo menos contaminado y consciente.
Por Antonella Zuccarelo, IDEP Salud ATE Argentina
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