EL PODER DE LAS SEMILLAS: LA IMPORTANCIA DE LOGRAR UNA SOBERANIA ALIMENTARIA

Lo valioso de acceder a la circulación de las semillas libres para lograr una autonomía alimentaria es de suma relevancia a nivel nacional como mundial no solo por el poder adquisitivo y cuestiones económicas, que hoy es un factor crucial para todas las familias en relación al declive económico que atraviesa el país, sino además por el derecho a elegir cómo alimentarnos, a saber qué comemos, cómo lo comemos y bajo qué producción. El acceso a la alimentación y a la salud como derechos básicos de la vida humana.

Por Antonella Zuccarelo, IDEP Salud ATE Argentina

La Red de Cátedras Libres de Soberanía Alimentaria y colectivos afines -Red CALIZAS- llevó a cabo la realización de un Informe Anual de la Situación de la Soberanía Alimentaria en Argentina del año 2022. Esta Red nuclea a más de 60 espacios constituidos en universidades públicas, instituciones de educación superior y organizaciones sociales comprometidas con una alimentación sana, segura, sabrosa y soberana.

El Informe Anual de la Situación de la Soberanía Alimentaria en Argentina 2022 -IASSAA-, está basado en el trabajo conjunto con organizaciones de la comunidad a través del desarrollo de una Encuesta Nacional destinada a organizaciones y productorxs de la Agricultura Familiar Campesina e Indígena (AFCI); seis Foros Regionales en CABA-AMBA, Centro, Cuyo, NEA, NOA y Patagonia -con ejes en Territorio y Ambiente, Producción, Comercialización, Alimentación y Salud, Comunicación y Educación-; y el aporte de docentes, extensionistas e investigadores de instituciones públicas de Educación Superior y Universitaria.

De este modo, Fernando Frank , nos explica que el informe muestra un estado de situación de muchos aspectos importantes de la alimentación en nuestro país como la economía, la salud, lo ambiental, lo cultural, la investigación y la educación. Asimismo, remarca que es necesario e importante visibilizar este tipo de investigaciones porque “todos comemos, pero no todos nos hemos involucrado en pensar y en intentar mejorar la alimentación concebida como derecho fundamental”.

Ante la pregunta sobre qué nos advierte sostiene que “estamos en una situación difícil de problemas económicos graves y de transición alimentaria hacia dietas menos saludables. La buena noticia es que estamos a tiempo de revertir las causas estructurales de los problemas, y que hay experiencias muy interesantes que ya están prefigurando un futuro mucho mejor”.

A su vez le consultamos a Fernando cuál es el impacto ambiental y sanitario para la población el uso de agrotóxicos en la producción agroproductiva y afirma que “el crecimiento de los agronegocios en muchos territorios del país lleva a muchas consecuencias negativas como desmontes, desplazamiento de comunidades y producciones diversas, concentración económica. La más visible y grave de ellas, es la contaminación con agrotóxicos. Todos y cada uno de los herbicidas, insecticidas y fungicidas, son tóxicos para la salud humana y de la biodiversidad. El impacto es muy duro, con pocas décadas de monocultivos transgénicos, ya vemos contaminación en cursos de agua, en aguas subterráneas, en animales y en cuerpos humanos”.

Al mismo tiempo, considera que hoy se cuenta con información científica de alta calidad que confirma los daños en la salud en territorios fumigados, y que asocia las causas con la exposición a agrotóxicos. Y expresa que lo “importante es avanzar en prohibiciones y regulaciones, para proteger a la población y a los ambientes”.

¿Qué es la soberanía alimentaria?

“El concepto de Soberanía Alimentaria pone el foco en la dimensión colectiva de la alimentación. Se centra en los alimentos de calidad para los pueblos, atiende con toda la atención necesaria a quienes producen los alimentos, valora fuertemente el cuidado de la naturaleza y los saberes populares”, explica Fernando.

Fernando Frank, integrante del equipo de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria y Bioética del sur de la Universidad Nacional de San Luis y delegado de ATE por el Instituto Nacional de Agricultura Familiar Campesina Indígena.

Foto: Simone D. McCourtie / World Bank

Resumen del informe

El informe señala que las cantidades de alimentos producidas en el país son suficientes y aún excedentes para cubrir las necesidades de sus pobladores, siendo el 99% de lo que se consume de producción nacional. El 64% de la superficie cultivable es producida con cultivos transgénicos, empleo de pesticidas de síntesis y fertilizantes químicos. La producción de hortalizas es realizada principalmente por la Agricultura Familiar (59%), mientras que no supera el 30% en la producción de oleaginosas y cereales. La superficie producida de manera alternativa (agroecológica, orgánica, etc.) viene aumentando, sin embargo, el destino es principalmente la exportación.

Asimismo, arroja datos vinculados a la desigualdad de acceso a la tierra y el precio elevado en relación al acceso de los alimentos para la población. Son cada vez menos los establecimientos agropecuarios y de mayores superficies. Los consumidores pagaron 5,2 veces más los alimentos de lo que cobraron lxs productorxs. El aumento de los precios de los alimentos debido a procesos especulativos/inflacionarios tiene un efecto directo en la Soberanía Alimentaria de la población, reduce el poder adquisitivo y, por lo tanto, la cantidad y calidad de los alimentos adquiridos por los hogares. En 2020 la Inseguridad Alimentaria total en hogares alcanzó el 33,3% y la Inseguridad Alimentaria severa fue del 37,5%.

A través de la información recaudada, la investigación atraviesa los siguientes ejes temáticos: Territorio y ambiente; Producción; Comercialización; Alimentación y Salud; Comunicación y Educación. Proponiendo de este modo, que la problemática alimentaria en Argentina sea considerada en términos de Soberanía Alimentaria y adoptada como Política de Estado por los gobiernos.