Por: Arteaga, Cuvi y Maldonado
La Plataforma por el Derecho a la Salud y la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (ALAMES-Ecuador) hemos alertado durante varios años acerca de la privatización de servicios de salud y la acumulación de capital en negocios privados de insumos, medicamentos, clínicas y servicios como resultado de la denominada “revolución ciudadana en salud”. Esto se fortalecerá finalmente con la aprobación del Código Orgánico de la Salud, que consolida un modelo privatizador y segmentado del Sistema de Salud.
Igualmente, nos hemos pronunciado por la nefasta focalización de la política de salud en intervenciones curativas, así como por la falta de inversión y disposición para impulsar la promoción de la salud y la participación social. Desaparecer los promotores comunitarios de salud y debilitar la salud intercultural es una muestra de esto. Era absurdo plantear una revolución en salud mientras se acentuaban modos de vida tóxicos y destructivos, como los que generan el agronegocio, el extractivismo petrolero y minero, la contaminación ambiental, el uso intensivo de agroquímicos, etc., al mismo tiempo que se criminalizaba a los actores sociales que protestaban contra estas prácticas.
En julio del año anterior, a propósito de la visita del vicepresidente Mike Pence al Ecuador, denunciamos a la opinión pública la consolidación de la injerencia directa de Estados Unidos en nuestra política interna. Hoy nos preocupa la profundización del modelo que se inició en el anterior gobierno, y que se caracterizó por las concesiones a grandes grupos económicos, firma de Tratados de Libre Comercio, modificación de la Constitución para favorecer a intereses transnacionales, creación de marcos normativos para favorecer alianzas público-privadas, apertura para privatización de la biodiversidad y favorecer intereses económicos de la Industria farmacéutica por sobre los de salud pública al extender la protección de datos de prueba, quiebra de la Seguridad Social. Con enorme preocupación vemos la suscripción del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los despidos iniciales en el sector público, entre ellos en el sector de la salud.
Hoy, después de conocer que a los internos rotativos de los hospitales públicos se les reduce su salario en casi un 30% (de 591 a 394 dólares), alertamos del impacto que esta medida generará en contra de los sectores más pobres y vulnerables del país, que son los que más acuden a los servicios públicos de salud.
Luego del salvataje a Grecia aplicado por el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el FMI, estas fueron algunas de las consecuencias:
- El personal de salud vio su salario reducido dos veces en 2010.
- El financiamiento para los hospitales públicos decreció más de la mitad entre 2009 y 2015.
- Los servicios para tratamiento, diagnóstico y programas de prevención se recortaron en un 20%.
- Los servicios para atención de madres y niños/as se redujeron en un 73% entre 2009 ay2012.
- Para el 2014, el gasto público en salud en Grecia era MENOR que cualquiera de sus pares de la Unión Europea antes de 2004.
- Durante los primeros años de austeridad propiciada por los ajustes del FMI se incrementaron los problemas de salud mental y el número de suicidios e intentos de suicidio.
- Hubo incrementos en las tasas de VIH y tuberculosis entre los consumidores de drogas, una vez que se recortaron a la tercera parte los programas de soporte social en zonas urbanas.
- La población se vio obligada a no priorizar su salud debido a los altos costos y al incremento en pagos y copagos, y solo trataba de acceder a los servicios de salud cuando su situación era inmanejable*.
Ahora que comenzamos a padecer los estragos de políticas públicas deplorables, queremos colocar el espejo de Grecia como una alerta.
El día de mañana, 2 de mayo de 2019, los internos rotativos de todo el país se movilizarán por sus derechos. Esta crisis nos afectará a todos por igual, pacientes, usuarios y personal de salud. Solo la solidaridad, la resistencia en las calles y la desobediencia a los ajustes nos permitirán vivir con dignidad. La austeridad aplicada a la salud es sinónimo de dolor y muerte.
* Burki, T. (2018). Health under austerity in Greece. The Lancet, 391(10120), 525–526. doi:10.1016/s0140-6736(18)30242-3