El equipo integrado por Liliana Findling, María Paula Lehner ,María Pía Venturiello, Estefanía Cirino y Cecilia Palermo del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA presentó su investigación acerca de cómo transitaron la pandemia las personas mayores en la Ciudad de Buenos Aires y cómo el aislamiento modificó sus prácticas cotidianas.
Este valioso aporte, presentado en las VI Jornadas Internacionales de Trabajo Social en el Campo Gerontológico, evidencia algunos de los aspectos que generó la pandemia y el consecuente aislamiento en los asultos mayores: la vulnerabilidad, la interdependencia y la centralidad de las tareas de cuidados.
«Los resultados muestran que dos tercios de los encuestados manifiesta padecer problemas de salud que debió ser suspendido por el ASPO. Además, el aislamiento provocó, entre más de la mitad de las personas, algún cambio en su salud física (peso corporal, molestias musculares y óseas, falta de movilidad, hipertensión y migraña)«.
En este sentido, el informe destaca un aspecto positivo que pudo superarse durante el ASPO y es el esfuerzo logrado para manejar dispositivos tecnológicos y mantenerse comunicados, demostrando la capacidad de resiliencia y de nuevos aprendizajes para sobrevivir y no sucumbir al aislamiento y la soledad.
¿Cómo transitaron la pandemia las personas mayores en la Ciudad de Buenos Aires?
El cambio de gobierno en Argentina a fines de 2019 produjo transformaciones en las políticas de protección social referidas a previsión social, salud y cuidados para las personas de 60 años y más y para las personas con discapacidad en Argentina. Las políticas de cuidado en la agenda pública son de reciente implementación. En 2020 se crearon la Dirección Nacional de Políticas de Cuidados del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad cuyo objetivo es lograr una redistribución más justa de las tareas de cuidado y la Dirección Nacional de Cuidados Integrales de la Secretaría de Economía Popular del Ministerio de Desarrollo Social que intenta, entre otros objetivos, profesionalizar y acreditar saberes a partir de la Diplomatura de Cuidados de Personas Mayores.
Ante la epidemia de COVID-19, el gobierno argentino encaró en marzo de 2020 el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) para evitar la propagación del Coronavirus, prestando especial atención a las personas de 60 años y más, declaradas grupo de riesgo por ser el segmento demográfico más vulnerable ante las amenazas provocadas por la pandemia. La ONU recomendó a los gobiernos brindar protección a las personas mayores, ya que muchas viven solas o en instituciones, perciben bajos ingresos y corrían el riesgo de discontinuar tratamientos médicos.
Si bien el Covid puede infectar a personas de cualquier edad, tempranamente se demostró que las personas mayores se exponían a un riesgo mayor de muerte. Al padecimiento de enfermedades crónicas preexistentes se suman los aspectos emocionales asociados a la soledad y el aislamiento (Huenchuan, 2020).
Tanto las personas mayores como las personas con discapacidad padecían situaciones de mayor vulnerabilidad y atravesaban dificultades estructurales sociales y sanitarias preexistentes agudizadas por las políticas instrumentadas por el gobierno anterior. y el aislamiento los enfrentó a mayores obstáculos.
El propósito de esta investigación realizada en junio de 2021 fue conocer cómo transitaban las personas mayores la pandemia y qué modificaciones provocó en sus vidas. Se diseñó una encuesta autoadministrada, enviada virtualmente mediante una muestra no probabilística, de tipo intencional por bola de nieve (N= 362 casos). Es necesario remarcar la existencia de sesgos, ya que solo formaron parte quienes tenían acceso a algún tipo de conectividad. De allí que los resultados no pueden ser generalizados a toda la población mayor que reside en la CABA, que es el distrito con mayor número de personas de 60 años y más del país.
Los resultados muestran que dos tercios de los encuestados manifiesta padecer problemas de salud que debió ser suspendido por el ASPO. Además, el aislamiento provocó, entre más de la mitad de las personas, algún cambio en su salud física (peso corporal, molestias musculares y óseas, falta de movilidad, hipertensión y migraña).
¿Qué efectos provocó el aislamiento en sus costumbres habituales? Los más mencionados fueron los vinculados a actividades sociales, la pérdida de lazos familiares y, problemas laborales y económicos. Se añoran los lazos sociales y los paseos, y se teme no poder cuidar adecuadamente la salud.
Un aspecto positivo que pudo superarse durante el ASPO entre más de la mitad de los entrevistados, es el esfuerzo logrado para manejar dispositivos tecnológicos y mantenerse comunicados, demostrando la capacidad de resiliencia y de nuevos aprendizajes para sobrevivir y no sucumbir al aislamiento y la soledad.
La pandemia puso en evidencia la vulnerabilidad, la interdependencia y la centralidad de las tareas de cuidados. Es de esperar que las políticas públicas acompañen las reconfiguraciones que esta crisis sanitaria ha provocado.
Fue imposible indagar en esta etapa acerca de las prácticas transitadas durante la pandemia de grupos menos favorecidos y excluidos de contar con herramientas digitales.
A partir de los resultados expuestos, surgen nuevos interrogantes: ¿Cómo recuperar los lazos sociales y las actividades cotidianas a partir de las menores restricciones impuestas?, ¿mejorarán las afecciones de salud padecidas que han sido postergadas?, ¿se reparará el bienestar y la calidad de vida luego de dos años de confinamiento?, ¿persistirán las desigualdades sociales según edad, género y nivel social?
Por Liliana Findling, María Paula Lehner ,María Pía Venturiello, Estefanía Cirino y, Cecilia Palermo.
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