Modelos que matan | La fruta prohibida


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«Mbu­ru­cu­yá se encuentra con­mo­cio­na­da por un hecho que sucedió el sábado por la tarde con dos niños. Una nena de 12 años murió y su hermano de 10 fue asistido en el hospital “María Au­xi­lia­do­ra” de Saladas y dado de alta. El suceso ocurrió, pre­sun­tamen­te, por ingerir man­da­ri­nas con­ta­mi­na­das.
La fin­ca es­tá ubi­ca­da en la Pri­me­ra Sec­ción de­no­mi­na­da “El Pa­go”, a 5 ki­ló­me­tros de Mbu­ru­cu­yá. Ayer la Po­li­cía jun­to a fun­cio­na­rios del Juz­ga­do de Sa­la­das re­a­li­za­ron el alla­na­mien­to.
En el mar­co de la in­ves­ti­ga­ción pro­ce­die­ron al se­cues­tro de los agro­quí­mi­cos que uti­li­zan pa­ra com­ba­tir las pla­gas que afec­tan a las plan­ta­cio­nes de na­ran­ja y li­mo­nes del lu­gar. No se pu­do con­fir­mar si al­gu­no de los res­pon­sa­bles de la plan­ta­ción que­dó de­mo­ra­do en la co­mi­sa­ría del pue­blo, que son el in­ge­nie­ro y al en­car­ga­do del cam­po.
La Jus­ti­cia ave­ri­gua el po­si­ble uso de un in­sec­ti­ci­da que se­ría le­tal con só­lo in­ha­lar­lo.
Se­gún tes­ti­mo­nios, los ni­ños de ape­lli­do Pa­red in­gre­sa­ron a una zo­na del cam­po que no es­tá alam­bra­da y co­mie­ron unas fru­tas que se en­con­tra­ban en un ca­nas­to.
El ne­ne in­gi­rió me­dia fru­ta, tu­vo nau­se­as y se des­com­pen­só. En cam­bio, la her­ma­na co­mió la man­da­ri­na com­ple­ta y a los po­cos mi­nu­tos que­dó sin sig­nos vi­ta­les. La fa­mi­lia es­tá cons­ter­na­da por es­te la­men­ta­ble su­ce­so. El ni­ño fue asis­ti­do en Sa­la­das don­de, tras la re­vi­sión y mos­trar una im­por­tan­te me­jo­rí­a, fue da­do de al­ta, se­gún co­mu­ni­ca­ron fuen­tes hos­pi­ta­la­rias a épo­ca. A la ni­ña, mé­di­cos fo­ren­ses le hi­cie­ron la au­top­sia co­rres­pon­dien­te, cu­yos re­sul­ta­dos se­rán re­mi­ti­dos a la Jus­ti­cia.» Diario Epoca

«El hecho ocurrió en la tarde del sábado. La chica estaba junto a su hermano en la plantación, sufrió una descompensación y se decidió trasladarla para su mejor atención al hospital María Auxiliadora, de mediana complejidad, situado en la ciudad de Saladas, a 54 kilómetros de distancia de Mburucuyá.» Publicó Clarín

 

La muerte evitable de otrx niñx engrosa la lista interminable de víctimas evitables del mundo atravesado por una crisis sanitaria sin precedentes ni políticas de control.

Argentina formó parte del tribunal contra la multinacional Monsanto, instancia intercontinental en que la empresa fue encontrada culpable de ecocidioy fue un médico Argentino quién expuso datos epidemiológicos contra Monsanto. Estamos frente a una realidad que mata, que es evitable, que además está estudiada y comprobada, que tiene varias instancias judiciales, como en la provincia de Córdoba con el primer juicio latinoamericano contra empresas fumigadoras que provocaron la enfermedad y muerte en una población entera como la de Barrio Ituzaingó Anexo; sin embargo los controles no aparecen.

Sendas investigaciones dan cuenta que la mayoría de los productos de consumo masivo están «contaminados con veneno» es decir ESTÁN ENVENENADOS, que quiere decir ESTAMOS ENVENENADOS, en dosis para algunos más tolerables que para otrxs, pero todos estamos expuestxs a que nos toque la fruta prohibida, o la carne loca…  y las autoridades y gobiernos desoyen todos los reclamos y muchas veces son quiénes obstaculizan las denuncias y las acciones de las poblaciones contra las empresas que provocan la enfermedad en sus propios cuerpos.

El «caso» de esta niñaa de 12 años que murió después de haber comido una fruta envenenada, que hasta suena a cuento de Walt Disney  tal como aparece en los medios, pero ni es cuento ni es «caso», era toda su vida, como lo fue para Santiago Nicolás Arévalo que murió el 4 de abril de 2011 en la misma provincia producto de envenamiento por contacto con agrotóxicos

La autopsia de Nicolás, hecha el 5 de abril de 2011 y firmada por dos miembros del Instituto Médico Forense, los doctores Gustavo Aristimuño y Rodolfo Ninamango, da cuenta de un nene de 4 años, de “buen desarrollo óseo muscular” y “en buen estado nutricional”. Reporta también que el examen del Laboratorio Químico Forense (con el número 1.347) analizó muestras de contenido gástrico, sangre e hígado. “Confirma el hallazgo de órgano clorado en sangre e hígado”, se lee en la autopsiaEl veneno había impactado de lleno en el sistema hepático de Nicolás.

Pero mientras que Nicolás Arévalo, tras haber peregrinado kilómetros por cinco centros de salud provinciales murió con los pulmones deshechos, el cerebro inflamado y escupiendo espuma sanguinolienta, su primita Celeste logró llegar al Hospital Garrahan, en Buenos Aires, en  donde alcanzaron a filtrar su sangre y le salvaron la vida.

La de Nicolás y Celeste es una de las tantas familias pobres que, en esta zona de Corrientes, viven rodeadas de “tendaleros” (así es como llaman los vecinos a los toldos transparentes bajo los cuales crecen los tomates) y expuestas por eso mismo a la bestial carga química que implica este cultivo cuando se realiza en forma industrial, como aquí. ¿Qué se le aplica al tomate? Sobre todo, una batería de insecticidas, acaricidas y funguicidas (sustancias químicas sintéticas, salidas de un laboratorio y diseñadas para matar insectos, ácaros y hongos) que a menudo no son sólo peligrosas sino que en otros países están prohibidas hace años.

No basta ni con la muerte misma, siempre aparecen argumentos que intentan explicar lo que ni siquiera necesita explicación «Oscar Barbera, presidente de la Asociación de Citricultores de Bella Vista, en diálogo con la emisora local Radio Dos aseguró que los agroquímicos que se utilizan para los cítricos «son todos registrados» y que tienen colores dependiendo del «grado de peligrosidad: banda verde, amarilla y roja». «Los que son más peligrosos son tratados únicamente por personal autorizado», publicó Clarín en referencia a lo ocurrido en Mburucuyá. Sabemos que estas protocolizaciones de los venenos no son la respuesta para evitar los desastres que ocasionan. Daños tremendos en el ambiente, daños irreparables en las personas.

Con el uso de una batería de insumos de mercado promovida desde el seno mismo de los gobiernos que gestionan el Estado en complicidad con empresas nacionales y multinacionales, el modelo megaproductivo extractivo determina un combo que destruye la salud del pueblo y condiciona a enfermedad a generaciones futuras, es decir, aún antes de existir, el derecho a la salud nos es negado. Aguas contaminadas, aires contaminados, suelos desertificados, suelos inundados, alimentos contaminados, personas contaminadas como en el caso extremo de los miles de pueblos en el país que están siendo fumigados con agrotóxicos para el tratamiento de monocultivos extensivos, que incrementó de un modo alarmante las malformaciones y generó una epidemia de cáncer, de abortos inducidos por el contacto directo o indirecto con los venenos, enfermedades pulmonares, de piel, autoinmunes, pobreza, desocupación, trastornos mentales y muchas muertes.

 

 

 

 

Comunicación IDEP Salud

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